Greenpeace reveló documentos sobre la comercialización de alimentos dañinos

Se trata de informes de los tratados de libre comercio entre EEUU y UE. Hay hasta protocolos sobre cómo tratar al pollo para que dure más.

La organización de defensa del medio ambiente Greenpeace publicó hoy 240 páginas de documentos secretos del comité negociador del tratado de libre comercio entre la Unión Europea (UE) y Estados Unidos (TTIP por sus siglas en inglés), revelando los profundos desacuerdos que existen para, aseguran, lograr transparencia en un hecho que afecta a millones de personas.

"Lo hacemos para ofrecer transparencia en unas negociaciones sin transparencia", afirmó Stefan Krug, director de la representación política de Greenpeace Alemania, en la conferencia por internet en Berlín.

"Es increíble que unas negociaciones que afectaran a millones de personas se mantengan en secreto", aseguró sobre unos documentos de los que se desprende que el gobierno estadounidense está presionando a Europa por el TTIP más de lo que se creía.

Con la difusión de los documentos del TTIP, los ciudadanos tendrán por primera vez la posibilidad de conocer sin filtros las negociaciones entre Estados Unidos y Europa que comenzaron a mediados de 2013.

La plataforma re:publica habilitó un punto de información delante de la Puerta de Brandenburgo para facilitar el acceso a los papeles, ya que desde el inicio de las conversaciones la opinión pública no cuenta más que con presunciones sobre qué están hablando las dos partes.

Mientras que la UE difunde sus propuestas, Estados Unidos mantiene sus posiciones en secreto.

"Necesitamos un debate público y por eso hemos publicado los documentos", declaró Jürgen Knirsch, experto en comercio de Greenpeace, quien resaltó que aunque en los documentos no se encuentre explícitamente el polémico "pollo clorado", sí se hallan "propuestas de los estadounidenses sobre cómo debe regularse en un futuro".

En la producción industrial de pollo en EEUU es habitual sumergir a los pollos en cloro (lejía) al final del proceso de producción, algo que está prohibido por las leyes de Europa y de ahí el nombre popular que le han puesto de "pollos clorados".

"Necesitamos transparencia en las negociaciones. No puede ser que se ofrezca simplemente al final el documento al Bundestag (Cámara baja) para un sí o un no. Los ciudadanos deben poder ofrecer su posición al respecto", criticó el dirigente.

En su opinión, la forma en la que se han llevado las negociaciones no deja otra salida que empezar de nuevo. "No se puede salvar ya este acuerdo", aseguró.

"Lo mejor que puede hacer esta comisión es decir: 'Lo siento. Cometimos un error. No los hemos informado desde el principio, ni involucrado de manera suficiente a los órganos democráticos'", dijo.

"El lugar correcto es la basura y empezar de nuevo sin la presión de Estados Unidos", enfatizó Knirsch.

"En las negociaciones se ha creado un bloque de poder cuyo objetivo es acabar con la protección de medio ambiente y del consumidor en Europa", alertó.

En su opinión, uno de los puntos más preocupantes es que corre peligro el principio preventivo vigente hasta ahora en Europa, por el que sólo se permiten productos que se pueda demostrar que no son dañinos para las personas ni el medio ambiente.

Este principio podría ser reemplazado por el de riesgo, vigente en Estados Unidos. De esta forma, podrían cultivarse y ser consumidos en Europa plantas y alimentos modificados genéticamente muy controvertidos y no autorizados en muchos países, mientras no se demuestre que son perjudiciales.

"Reclaman que siempre deba probarse que algo es negativo", explicó.

"En Europa lo hacemos de manera diferente. Evitamos productos que creemos que son nocivos", agregó.

"Todavía no se sabe realmente qué puede pasar con los alimentos genéticamente modificados, por eso necesitamos el principio preventivo", afirmó el dirigente de la ONG.

Al mismo tiempo que la rueda de prensa en la capital alemana, Greenpeace Holanda colgó los documentos completos en Internet para ofrecer luz en unas negociaciones cuya opacidad lleva meses desatando críticas en Europa. Los documentos colgados, sin embargo, no son los originales.

"No podemos publicar originales porque se podría desprender de ellos quién los ha escrito, hay comentarios y debemos proteger la fuente de información", explicó por su parte Krug.

"Por eso hemos reescrito los originales, que es lo que publicamos, para poder ofrecer la máxima protección a la fuente", agregó. Greenpeace no duda de su autenticidad. "Hemos investigado estos textos y se los ofrecimos a los medios para que pudieran analizar si son o no son originales y podemos confirmar tras este análisis que lo son", agregó.

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