General Alvear celebra esta semana su centenario como departamento. Es uno de los 18 de Mendoza y, como sus similares, tiene características propias que se reflejan en su apariencia urbana y rural. Se asemeja más a las particularidades de la Pampa Húmeda que a las cuyanas.
La ciudad cabecera es de estructuras bajas, anchas avenidas y calles con árboles que en muchos casos están adaptados a los vientos y temperaturas extremas, tanto de invierno como de verano.
Es por ello que también las actividades comerciales se desarrollan en horarios que respetan los amaneceres fríos y las tediosas siestas.
En el campo, si bien existen grandes extensiones de viñedos donde se producen vinos de altísima calidad y frutas, está en franco desarrollo la actividad ganadera denominada “del secano” con prometedor futuro inmediato basado principalmente en la incorporación de nuevas tecnologías para la crianza y engorde.
No han sido pocos los avatares que se han sorteado a lo largo de los años y entre ellos la desatención de los gobiernos centrales ha sido el principal escollo. Es por ello que las características de la población también son especiales.
Ese mismo aislamiento ha llevado a los pobladores a ser “autosuficientes” en muchos aspectos y férreos defensores de sus derechos y convicciones.
En realidad su fundación no es más que un hito formal porque existió desde tiempos inmemoriales. Es así que en su historia se remonta a la denominada “Pampa de la Varita”, que es cuando se empieza a describir este territorio rodeado por los ríos Atuel, Salado y Diamante que fue ocupada desde un principio por “Puelches algarroberos” remplazados luego de su desaparición producida durante la conquista española, por los grupos mapuches que poblaron gran parte del país.
Según se cuenta en los relatos históricos, estas tierras pertenecieron a los Goicos y fueron luego vendidas o cedidas a Ángel Báez y heredadas por su yerno, el doctor Manuel A. Sáez.
Luego pasaron a manos de Melchor Balaustegui y Leopoldo Taboada, quienes a su vez las vendieron en 1884 a don Diego de Alvear, hijo del general Carlos de Alvear.
Fue el ingeniero Carlos de Chapeaurouge, enviado por los herederos de Alvear, quien inició los trabajos de colonización y da por fundada la “Colonia Alvear” el 20 de Mayo de 1901.
Esta “fundación”no recibió ningún aporte decisivo venido del Valle del Río de Mendoza, donde ya estaba asentada la ciudad capital de la provincia, ya que desde sus principios y a través del ferrocarril Oeste, se relacionó con la Pampa Húmeda, especialmente con la Capital del país.
Por esta misma vía recibió el aporte inmigratorio que sorprende por su cantidad y por ser el más cosmopolita de Mendoza. Subsisten aún descendientes directos de ucranianos, japoneses, españoles, italianos y franceses.
“Colonia Alvear”, estaba destinada por su ubicación y por las fuerzas potenciales enormes de que disponía, a ser una de las más grandes ciudades mediterráneas argentinas y una de sus zonas más ricas.
Se cumplió a medias la primera etapa pero sin defraudar las esperanzas, y aún hoy sigue creciendo en busca del segundo objetivo.
El caudal del Atuel distribuido por grandes canales, secundarios y acequias irrigadoras y auxiliares, fue la base del factor de progreso.
Lo que fuera la “Colonia Alvear”, hoy constituye una de las zonas de producción agrícola-industrial que, agregada a la producción pecuaria del resto del Departamento, forma una de las regiones agropecuarias industriales del sur mendocino más importantes de la provincia.
La llamada “Colonia Alvear” era una fracción de tierras que abarcaba una 45.000 has en condominio y era lo que hoy constituye el territorio en el que se asienta la Ciudad de General Alvear y todas las tierras cultivadas del departamento, exceptuando la Colonia San Pedro del Atuel que está emplazada más al Sur.
Fundación del departamento
Esta colonia fue declarada departamento el 12 de agosto de 1914, por ley Nº 635 y así es que nace el Departamento como tal y es ésta la fecha que se celebra el martes próximo.
Gradual y constantemente, por el esfuerzo particular de sus habitantes, según registra la historia, aumenta la extensión de sus canales para riego que ya en 1903 era de 80 Km y en 1918, de 450.
Fue en estos años que nacieron espléndidas fincas como “La California” y “Los Ángeles”, de Juan Nelson. Actualmente las mismas existen como parajes de prominente desarrollo y conservan el nombre dado por su primitivo dueño.
Otra finca importante, con fructíferas plantaciones, era la conocida como “La Caledonia” de R.C. Anderson, muerto posteriormente en el frente de batalla inglés. Aún conserva este paraje alvearense su nombre.
La uva de mesa se producía ya en los primeros años de la segunda década del siglo pasado en forma abundante y el costo del plantío de los viñedos era barato porque existían ya en la zona cepas de buena calidad tal vez emparentadas con las traídas con el primer plantador de vides en esta región, don Luis Di Paolo.
Fuente: www.camaradealvear.org.ar