Gasto, déficit, deuda, enfermedades crónicas

Entre los diversos aspectos a destacar del informe del CEM surge que el gasto público ha crecido constantemente en el período analizado muy por encima de cualquier índice de inflación. Los números son de una elocuencia abrumadora.

El gasto público total de la provincia se ha multiplicado 13 veces en una década, incremento de 1.200%. El aumento en términos reales del gasto se ve en su relación con el PGB, 14,4% en 2007, 23% en 2016.

Otro aspecto importante es que en 9 de los 10 años las cuentas fiscales arrojaron déficit. En este aspecto, al igual que en el crecimiento, el año 2016 trae signos alentadores. El año pasado el gasto creció respecto a 2015 en 26,8%, cifra que ha estado por debajo de la inflación, lo que significó una baja del gasto en términos reales.

Igualmente alentador es el dato de la reducción del déficit fiscal, que cayó de 4.908 millones en 2015 a 3.024 en 2016. Esto es una significativa reducción del 38,4%, la dirección es muy positiva, aunque el camino a recorrer es pesado.

Persisten problemas estructurales, que vienen de lejos, tanto del lado de los ingresos tributarios, como por el lado del gasto.

Por el lado de los ingresos el enorme peso en su composición del Impuesto a los Ingresos Brutos (IIB), representa el 77% de los ingresos tributarios. Esta situación es resultados del fuerte aumento de las alícuotas y extensión de las mismas a más actividades realizadas por gobiernos anteriores. Es bien conocida la opinión coincidente de los especialistas en tributación que el IIB es uno de los peores impuestos existentes ya que provoca grandes distorsiones en el proceso económico. Además, con los años, ha acumulado inequidades en las alícuotas cuya fundamentación no es otra que la necesidad de recaudar. Es de esperar que se cumpla el acuerdo alcanzado hace alguna semanas aquí en Mendoza, entre los ministros de Hacienda provinciales y el ministro de Hacienda de la Nación: que en la reforma tributaria integral que se pretende encarar, sea eliminado como se anunció.

Por el lado de los gastos se observan también problemas estructurales, consecuencia de malas políticas de gobiernos anteriores. Una es la bajísima participación de las erogaciones de capital sobre el total, fenómeno persistente en la década: el año pasado sólo ha representado el 5,5% del gasto total. El dato de capital explica el lamentable estado de la infraestructura de la provincia, cuyas graves deficiencias y los efectos tan negativos sobre la vida de los habitantes que las fuertes lluvias dejan al descubierto.

Otro aspecto es el creciente gasto en personal que se lleva una participación sustancial del presupuesto. En este asunto es hora de analizar seriamente el salario de los empleados públicos por hora trabajada, bastante superior a los del sector privado.

Por último conviene tener en cuenta la conclusión del trabajo del CEM: "La tarea de ordenamiento de las cuentas fiscales va en el sentido correcto. Es necesario, sin embargo, redoblar los esfuerzos, especialmente en los referido a la gestión eficiente del gasto, con el ojo puesto en el servicio al ciudadano, y un plan de inversiones públicas en infraestructura básica para el desarrollo que necesita imperiosamente nuestra provincia".

Si salimos de la situación provincial y vamos a la nacional vemos que es más preocupante y que no tiene la dirección impresa en la provincia. No son pocos los economistas que vienen expresando su preocupación por un déficit muy alto, financiado con endeudamiento creciente, tanto interno como externo. Desde diciembre la deuda pública habría aumentado en 80.000 millones de dólares. Obliga a alertar sobre la adicción de nuestros gobiernos a incurrir en grandes déficits financiados con deuda, que un día no se puede pagar.