Francisco Ramos Cara: “La mayoría de las flores que entran a Mendoza se venden clandestinamente”

Asegura que el negocio cierra y que se puede crecer en la provincia. No obstante, cree que es necesario terminar con la competencia desleal de la producción que ingresa desde Buenos Aires.

Francisco Ramos Cara: “La mayoría de las flores que entran a Mendoza se venden clandestinamente”
Francisco Ramos Cara: “La mayoría de las flores que entran a Mendoza se venden clandestinamente”

Hace unos años inició el cultivo de flores como una alternativa a la producción de hortalizas, que le planteaba un horizonte comercial irregular y solía dejarlo, al final de cada ciclo, con menos de lo que tenía cuando lo había iniciado. El proceso de adaptación le llevó tiempo, pero desde hace más de cinco años está abocado de lleno a la floricultura, junto a su esposa y a su hijo Matías.

Francisco Ramos Cara es hoy vicepresidente de la Cooperativa Mendoflor y, aunque comparte con la mayoría de sus pares los problemas que aquejan al sector, sigue apostando a la mejora permanente y piensa en crecer.

-¿Qué lo llevó a volcarse de lleno a la producción de flores?

-Cultivábamos verduras hasta que, hace unos diez años, empezamos con las flores. Se sabe que muchas veces la producción de la chacra se tira, cuando la lechuga, el tomate o el zapallo no tienen precio, hay que pasarle el rotavator. Para esos casos en que el producto no vale, hay un dicho en horticultura: “La hectárea a la que le saqué más dinero fue aquella que no planté”. La flor, en cambio, no se tira. Lo peor que puede pasar es que si hay mucha oferta baje el precio.

-¿Por qué decidió invertir en la construcción de invernaderos?

-La producción de flores a cielo abierto funcionaba más o menos bien pero se vende mejor y a mayor precio la flor cultivada bajo cubierta, porque la calidad es superior. Además, hay que tratar de tener flores todo el año. Nos ayudó mucho, en el comienzo, un préstamo que nos dio el Gobierno en el 2007. Hicimos dos invernaderos, y eso nos permitió dedicarnos exclusivamente a la producción de flores.

-¿Es frecuente que la oferta supere a la demanda y eso deprima los precios?

-Hay momentos en los que se vende más. Como por ejemplo en el Día del Padre. Tenemos un calendario que nos marca de alguna manera los picos de demanda. Eso ayuda a programar los cultivos. Pero hay demanda durante todo el año. Mendoza es la segunda provincia productora de flores del país, después de Buenos Aires. Acá viene gente de Malargüe, General Alvear, San Rafael, San Juan y San Luis y se llevan flores para revender.

-¿Cómo está la producción local en términos de calidad?

-El cultivo de flores ha ido aumentando en Mendoza y mejorando en calidad. Porque nos fuimos especializando para poder competir con las flores que vienen de Buenos Aires. Pero nos resulta muy difícil, porque se da una situación de competencia desleal. El gran problema que tenemos es la cantidad desmedida de flores que llegan de Buenos Aires sin pagar impuestos, sin controles, y eso presiona el precio de nuestra producción. Hay gente que trae flores de afuera y las comercializa como debe ser, pero la gran mayoría de las flores entran a Mendoza y se venden clandestinamente.

-¿Ustedes han planteado el problema ante las autoridades?

-Sí, lo hemos planteado, nos escuchan pero no hay solución. Las flores siguen entrando en la bodega de los colectivos sin controles. Hay un camión térmico que llega de Buenos Aires dos veces por semana, descarga en pleno centro de la Ciudad de Mendoza y la gente que compra esas flores las revende a otros puesteros sin pagar impuestos. Arrancan a las 4 de la mañana, hacen sus ventas, y cuando abre el comercio ya se han ido. No sé quién los apadrina, pero lo cierto es que el perjuicio para nosotros es muy grande.

-¿Cómo ha impactado en la actividad el incremento del precio de los insumos?

-Con el aumento del dólar, los costos se han ido muy arriba. Cada vez es mayor el desfase que hay entre el precio del ramo de flores y los insumos. Empezando por los materiales para hacer los invernaderos. El problema es que hay flores que se están vendiendo al precio de hace tres años, mientras que algunos costos se duplicaron. Por ejemplo, un caño que se compraba a 60 pesos, hoy vale 120. De todos modos, la actividad da como para vivir y hacer estudiar a los hijos. Porque aunque sea poco dinero por día o por semana, cada peso se va sumando.

-¿Cómo ve el panorama hacia adelante?

-Soy optimista. Si uno fuera pesimista no trabajaría. Nosotros progresamos si aprendemos más, y aplicamos tecnología. Por eso el proyecto nuestro es crecer.

Cuando uno tiene la posibilidad de conocer cómo se produce en otros lugares, se da cuenta que se puede avanzar. Hay insumos que hoy los compramos en Buenos Aires, como el plantín de clavel o el de lisianthus. Creo que con el tiempo vamos a poder hacerlo acá.

Tenemos asistencia del Instituto de Desarrollo Rural y del INTA en capacitación para producir mejor y para ayudarnos a trabajar juntos, algo que no siempre es fácil. Hemos recibido subsidios del Prodear, que es el programa de Desarrollo de Áreas Rurales, de Ministerio de Agricultura de la Nación, para comprar materiales, para hacer invernaderos y para instalar riego por goteo. Cada tanto vienen especialistas del Fondo Internacional de Desarrollo Agropecuario para ver cómo avanzamos en la aplicación de lo que hemos aprendido. Todo eso ayuda mucho.

Productores chicos que aspiran a crecer

Francisco Ramos Cara tiene su explotación familiar sobre una finca de dos hectáreas, situada en Pedregal, departamento Maipú, en el límite con Guaymallén.

Tiene cuatro invernaderos que suman unos 1.600 metros cuadrados cubiertos y planifica la construcción de otro exclusivamente para el cultivo de claveles. Según la época del año, produce, entre otras especies, lisianthus, crisantemos, fresias, astromelias y claveles. En tanto, a campo cultiva ramilletes, siemprevivas, státice y caléndula, que son más resistentes al impacto del clima.

En su momento, el productor maipucino fue fundador, junto con otros colegas, del Mercado Maipuflor. Hoy es vicepresidente de la Cooperativa Mendoflor, entidad que desde hace un tiempo se integró al Mercado Cooperativo de Floricultores de Mendoza, que  opera desde hace muchos años en su predio ubicado en la primera cuadra de calle Alberdi, en la Cuarta Sección de la Capital provincial.

Suman medio centenar de floricultores que llevan su producción a ese lugar de lunes a viernes, para iniciar las ventas a partir de las 20.30 hs.

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