Flor Álvarez, reina de Rivadavia y campeona nacional de malambo

Es una gran bailarina y ha recorrido parte del país con el folclore. Ahora, en Vendimia, cumplió el sueño de niña: "Siempre quise presentarme". La joven agradece a su abuelo que fue el que le enseñó a ser vendimiadora.

í, tengo un nombre medio largo y por eso todo el mundo me conoce como Flor Álvarez", simplifica Melanie María Florencia Álvarez (18), la nueva reina de la Vendimia de Rivadavia, al comienzo de la charla con Los Andes; es mañana de lunes y hace apenas unas pocas horas que fue coronada al cierre de una fiesta donde Rivadavia repasó su historia de pueblo vitivinícola.

Dice que ha dormido solo un par de horas y que el último día, entre los preparativos y los nervios, "fue una locura", aunque enseguida aclara que "la fiesta estuvo hermosa y yo, que he bailado en vendimias de Rivadavia y Junín, ahora me tocó vivirla desde otro lugar y me sentí muy agasajada".

Flor habla en el comedor de su casa y rodeada por sus padres y sus tres hermanas; afuera, en el patio de tierra y cerca del parral que rodea a la casa hay otros familiares, algunos de ellos llegados desde Buenos Aires.

"Ella es muy buena y estoy contento con que haya salido reina", dice Emanuel, que tiene 12 años y casi se ha quedado sin voz por los gritos de la noche; el muchacho es primo de la reina y por allí cerca, tomando mate a la sombra de un árbol, andan algunas tías, todas igual de contentas con la novedad.

Flor representó a Santa María de Oro y durante la charla confiesa una cábala que tuvo durante la fiesta y muestra entonces la banda que portó por su distrito: en el reverso lleva cosida otra banda, mucho más pequeña y escrita a mano y con fibrón: dice Rivadavia y es la que ella usaba hace mucho tiempo, a los cuatro años cuando jugaba a que ya era reina: "Sí, siempre quise presentarme, es un sueño cumplido".

Mary es la mamá de Flor y cuenta emocionada sobre los preparativos de los últimos días: "Hubo que armar regalitos y repartir fotos entre la gente; ella ayudó mucho porque es muy espontánea y tiene una sonrisa hermosa"; cerca de allí está Juan, el papá, que asiente aunque confiesa que al comienzo tuvo dudas: "Uno sabe cómo es esto y lo que yo no quería es que saliera lastimada por no haber ganado; quise que se presentara pero que no lo viviera como un drama".

En su primer discurso ante el pueblo de Rivadavia, Flor dedicó la corona a muchas personas y entre ellas a su abuelo, y ahora explica un poco ese asunto: "Mi abuelo Marcos Jaime es el que me enseñó a ser vendimiadora; nosotros tenemos una pequeña finca detrás de la casa, apenas una hectárea pero es un viñedo que lo cosechamos entre toda la familia y mi abuelo nos fue enseñando esas cosas, yo lo he visto trabajar al sol y llorar por el granizo; hoy ya no lo tengo, pero él me dijo que alguna vez sería reina y se cumplió, por eso quise homenajearlo".

Desde hace algunos meses, Flor está de novia con Oscar (23) que es cantante y justamente en estos días dará una audición en Buenos Aires: "A Flor le deseo lo mejor y no tengo celos de la Vendimia porque sé cuánto le gusta a ella".

La Reina de Rivadavia es también una bailarina muy especial, porque no solo cursa una tecnicatura en danzas para mejorar su estilo sino que en 2013 resultó campeona nacional de malambo, en una competencia en Córdoba, donde venció a un centenar de participantes, casi todos hombres.

- ¿Por qué el malambo?

- Con el folclore he viajado por todo el país y te diría que salvo un par de provincias, a las demás las conozco a todas. El malambo es muy especial y te llega directo al corazón. Aprendí a amarlo precisamente en los cierres de algunas vendimias, en esos momentos en que los bailarines salen a escena y dejan todo sobre las tablas y te hacen vibrar entera.

Siempre terminaba emocionada y con la piel de gallina, por eso es que me gusta el malambo y aunque algunos varones se enojan porque lo bailo mejor, cuando me conocen mejor se les pasa".

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