Los alumnos de sexto año trabajan concentrados entre cables, pinzas y sensores en el aula laboratorio de la escuela técnica 4-123 Integración, en La Consulta. Las clases prácticas siempre los entusiasman, pero ahora están más concentrados que nunca. Es que los equipos que arman con tanto cuidado ayudarán a que estudiantes de la UNCuyo con dificultades auditivas puedan cursar las materias sin problemas.
El mecanismo que se traen entre manos es tan simple como innovador y efectivo. Al menos, así lo presentan sus entusiastas hacedores.
“Encima los materiales no son para nada costosos”, termina de promocionar Franco Pérez, uno de los estudiantes.
Se trata de unos dispositivos, llamados aros magnéticos, que se colocan en un aula cualquiera para amplificar el sonido -impidiendo la contaminación acústica- a fin de que pueda ser captado de forma clara y fuerte por los audífonos. Es decir, las personas hipoacúsicas no necesitan llevar un equipamiento extra al habitual, pues son las aulas las que dentro de muy poco tiempo estarán “adaptadas”.
Los alumnos sancarlinos están ansiosos de que lleguen los últimos días de agosto. Pues para esa fecha está pautado el viaje a la ciudad universitaria, a fin de que sean ellos mismos los encargados de instalar los 20 equipos que crearon en las distintas facultades y reparticiones de la UN Cuyo que los necesitan.
“Conozco a personas que tienen dificultades para oír y sé cómo se les complican las actividades cotidianas. Por eso, me parece buenísimo que los aparatos que estamos construyendo puedan ayudar a que todos los jóvenes tengamos las mismas posibilidades de aspirar a un título universitario”, comenta Marcos Lihue Funes (también de sexto año), quien ha decidido seguir la carrera de Ingeniería en Mecatrónica.
Un acuerdo solidario
Este interesante proyecto solidario surgió hace más de un año para dar solución a un caso puntual. Las autoridades de la Facultad de Ciencias Exactas buscaban disminuir las dificultades que presentaba una de sus alumnas con hipoacusia en el seguimiento de la clase, pues por momentos no podía leer los labios a los profesores o se perdía comentarios de sus compañeros.
Esta inquietud los llevó a descubrir un aparato que había sido inventado a través del Instituto Nacional de Tecnología Industrial tiempo atrás.
“Entonces nos preguntaron si nosotros podíamos resolver cómo hacerlo y nos pusimos a investigar”, relata Walter Guiñazú, regente de la escuela técnica de San Carlos. El aula taller de Mediciones Eléctricas, comandada por el profe Facundo Almendra, fue clave en la “interpretación” de manuales y mecanismos.
En setiembre del año pasado comenzó la búsqueda y en noviembre ya estaba el aparato camino a destino. “Lo llevamos un día para probarlo y a la alumna se le corrían las lágrimas porque decía escuchar todo muy nítido. Fue muy movilizador ver cómo los chicos les contaban la experiencia a sus compañeros”, recuerda Guiñazú, quien asegura que todos están muy comprometidos con la tarea, con la cual -además- podrán certificar sus pasantías.
Después, decanos de otras facultades se sumaron a la iniciativa y solicitaron un total de 20 equipos. “La Universidad invierte en los materiales y nuestros alumnos confeccionan los aparatos”, concluyó el director Ariel Martini. Para darle marco legal a la iniciativa, días atrás el rector Daniel Pizzi firmó un convenio con el director de Educación Técnica y Trabajo de la DGE, Néstor Américo.
Novedosos dispositivos
Los alumnos explicaron que estos "aros magnéticos" se basan en un equipo compuesto por un comando, "del tamaño de un celular", que está conectado a un micrófono inalámbrico ubicado en un punto estratégico de la sala. "El equipamiento se completa con un cable que rodea toda el aula y que funciona como un campo magnético variable", explica Marcos.
De esta manera, los aros servirán para amplificar el sonido de una fuente determinada (micrófonos) en ondas magnéticas, que serán captadas por los audífonos en forma más nítida y sin interferencias del ruido ambiente.
Para la escuela Integración, el poner los saberes al servicio de la comunidad no es algo nuevo. Otras promociones de alumnos trabajaron en puertas adaptadas para personas con discapacidad motriz, proyecto que fue reconocido. También, han reparado sillas de ruedas junto al Rotary Club y arreglado electrocardiógrafos de centros de salud de la zona, entre otras acciones solidarias.