Estilos que nos enamoran

A continuación, un repaso rápido a los principales rasgos de los estilos decorativos que triunfan en casi todo el mundo.

Las tendencias mueven el mundo del diseño de interiores y la decoración. Para saber reconocerlas, debemos identificar los elementos que componen un interior y así categorizarlos en diferentes estilos.

Para hacerlo tenemos que identificar diversos elementos y factores dentro de un espacio, que al unificarse determinan cada uno de los estilos, observando y seleccionando formas, muebles, materiales, textiles, colores e iluminación. De esta manera, clasificamos estéticamente casi cualquier espacio interior.

A continuación, un repaso rápido a los principales rasgos de los estilos decorativos que triunfan en casi todo el mundo. Esto nos permitirá tener pautas acerca de cómo darle un toque  determinado, combinar objetos o distribuir elementos en los diferentes  ambientes de nuestras casas.

Estilo nórdico

El estilo nórdico es originario de Noruega, Suecia y Dinamarca. También llamado escandinavo, es sencillo, funcional y cómodo; además es muy fácil de reconocer, ya que tiene mucha personalidad y es aplicable a casi cualquier espacio interior. Los materiales naturales son los protagonistas absolutos, especialmente la madera en tonos claros como el arce, el haya o el pino, en pisos y muebles, con acabados naturales o en tonos claros: blanco, beige o gris suave.

Este estilo busca la sencillez y el orden racional en el almacenaje, pero sobre todo, trata de sacar provecho a la luz natural, algo que en el norte escasea durante gran parte del año. Se utilizan accesorios y complementos con inspiración natural como tejidos y pieles y son bienvenidos los contrastes con colores alegres con un punto chillón, como los amarillos o turquesas.

Estilo rústico

En el estilo rústico los mismos elementos estructurales de la casa tienen que colaborar para lograr la estética de un ambiente bucólico y auténtico. Se adapta perfectamente a casas rurales y es menos empleado en ambientes urbanos. Es preferible contar con unas vigas de madera vista, paredes de piedra o una chimenea de hierro, todos ellos elementos con carácter campestre. La paleta de colores que predominan son los cálidos, terracotas, amarillos, cremas y beige que ayudan a resaltar aún más el estilo.

Piezas artesanales como  maderas nobles y envejecidas, herramientas antiguas, objetos en mimbre, muebles de ratán, jarrones de barro, pieles naturales, tejidos artesanales, objetos en hierro forjado desde un cabecero hasta una lámpara o un armario y adornos que, casi de una manera excesiva, completan el conjunto.

Estilo minimalista

El arquitecto alemán Mies van der Rohe en su célebre frase “Menos es más” sintetiza el espíritu del estilo: escasez de elementos decorativos y objetos. Se caracteriza principalmente por incluir muebles totalmente simples y funcionales, privilegiando los de líneas rectas y de buenos acabados. Los espacios amplios, bien iluminados, lugares donde reina el orden, la sobriedad y la sencillez, eliminando todo tipo de bordados, estampados, alfombras y tapices.

Casi hay ausencia de color, si se quiere seguir un estricto esquema minimalista, podemos optar por la monocromía entre pisos  y muros. Los contrastes se generan por los muebles y objetos agregados.

Estilo retro o vintage

El retro abarca toda una gama de estilos que fueron empleados durante décadas, por lo cual se puede lograr una apariencia que evoca algo antiguo, muy auténtica y con mucha atención al detalle. Hay mezclas transgresoras y de mucha personalidad, en definitiva  el vintage es ecléctico.

Identificar este estilo no es tan fácil, porque cada una de las personas tiene una idea distinta de lo que parece retro dependiendo de cuando y donde nació. Por este motivo, es un estilo que se va a tener fuerte carga emotiva y cada persona le va a dar su  toque. Por ejemplo: las maneras de insertar antigüedades en cada habitación, la integración de piezas de muebles modernos con encanto retro combinados con una lámpara antigua y un cartel con gráfica, junto con una amplia paleta de colores. La clave está en la selección y composición de los objetos.

Con la descripción de algunos de los estilos más utilizados, ya podemos empezar a definir  los  espacios interiores a través de la selección de paletas de colores, objetos, muebles, elementos y textiles, pero siempre recordando que una decoración no necesariamente tiene que seguir un esquema, sino que puede adaptarse a nuestros ambientes, gustos y personalidad.

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