Espacios libres de chicos y mascotas

Si bien no implica una tendencia tan marcada en Argentina de a poco la idea se va instalando: son varios los restaurantes, alquileres o sitios de esparcimiento que sustentan posición. ¿Una orientación discriminatoria?

“Sin chicos y sin mascotas...”.

“No se admiten menores de 14 años en este restaurante...”.

“Alquiler sólo para parejas sin animales ni hijos...”.

¿Alguna de estas frases le suena familiar? Porque son varios los lugares (restaurantes, hoteles, inmuebles; entre otros) los que impulsan no sólo un ambiente libre de mascotas, sino de chicos.

Una modalidad que tiene adeptos (que aducen ganar en tranquilidad, o en el deseo de vivir en un hogar “childfree”, “libres de chicos”) y detractores (que la tildan de un verdadero acto discriminatorio de una sociedad hipócrita).

¿Qué lectura merece el tema desde la crianza y la familia?

Según opina la psicopedagoga Mónica Coronado: “considero que en general somos una sociedad muy poco tolerante en lo que a niños se refiere... Somos una sociedad que ‘produce’ chicos, pero que luego no los soporta.

Hay una intolerancia a la presencia infantil en determinados lugares (lógicas de algunos sitios) que generan incomodidad en los niños, los padres y las personas que están en ese sitio”.

-¿Cómo se lee que en un restaurante común u hotel se prohíba la entrada con chicos?

- Es como prohibir que a determinados lugares no entren  los ancianos, las personas  asiáticas o alguien por ser bajo o alto... Resulta una restricción  discriminatoria.

Hablamos de ir a sitios de ocio normales con nuestros hijos, no de llevarlos a un restaurante de alta gama en donde obviamente no la van a pasar bien, porque están destinados a los adultos.

Me refiero a poder contar, como salida familiar, lugares que deberían estar acondicionados (al menos en un sector) para la familia con chicos.

- ¿Qué generan en los niños y la familia este tipo de medidas?

- Estas restricciones respecto a los niños (cuando se generalizan) impiden la socialización de los mismos en escenarios diferentes al hogar. Si los adultos piensan que los chicos sólo pueden salir a un pelotero, es porque están muy equivocados.

Los niños tienen que tener la capacidad de ir desde un súper, a un restaurante o a un hotel junto a sus padres... Sitios que ayudan en su aprendizaje.

- ¿Con quiénes se da la reticencia..., con los chicos o los padres?

- En general la gente no tiene tantos problemas con los chicos, sino más bien con los padres que no se ocupan de estar y acompañar a los niños, en esa experiencia de socialización.

Otro problema es que los adultos quieren ponerles todos los límites a sus hijos cuando salen, y no desde la crianza en la casa.

En este sentido, Claudia López una abogada de 42 años que disfruta salir en pareja y viajar por el mundo contó: “En nuestro caso no nos molestan los niños porque hayamos decidido no tenerlos, sino porque en muchos sitios de ocio (como restaurantes) los padres simplemente se desentienden de los pequeños y no los acompañan, o peor, les quieren poner los límites en ese momento, en lugar de que sea algo trabajado desde el hogar. El niño es niño y va a moverse, a tomar objetos o a gritar para pedir algo. Es el adulto el que tiene que saberlo, acompañar”.

Hay determinados comportamientos inherentes a la crianza de los padres que incomodan en cualquier lugar, se trate de la casa u otro sitio.

“Una cosa es que un chico de tres años en un restaurante se mueva, camine y salude al resto de los comensales, y otra muy diferente es que le saque la comida del plato a otra persona, o le pegue a alguien tirando manotazos. Lo que incomoda acá es la actitud de los padres, y no la de los chicos en sí”, argumenta Coronado.

Prohibir la entrada de un pequeño a un sitio de ocio normal, implica para muchas personas un acto discriminatorio.

“Un ser humano que desea llevar y compartir con su hijo determinadas experiencias de salidas tiene todo el derecho de hacerlo. Eso sí, también implica tener el equilibrio de no llevarlo a cualquier lado en el que no la pase bien, como ir a un sitio de comida de alta gama, un recital o una fiesta para adultos. En el cine no se prohíbe ir con un bebé, pero se aclara que si la criatura llora se tiene que salir de la sala para no incomodar a los demás. Es una cuestión de sentido común, y no de discriminar”, argumentó la psicopedagoga.

Tampoco las mascotas

En algunos casos, y dependiendo de cada quien y su postura, existen propietarios que no admiten alquilar su inmueble a personas con niños o que tengan alguna mascota.

Un tema que se vuelve para muchos como discriminatorio, ya que, como sostienen, “los chicos son parte de la sociedad, y las mascotas de la familia”.

Este es el punto que defiende Silvana Sánchez, dueña de un departamento céntrico de muy buen nivel, ubicado en la calle Belgrano de Ciudad.

“Me parece muy injusto no admitir personas o matrimonios con hijos... ¿Acaso muchas no somos madres, y si no lo somos, no pensamos a los niños como parte de nuestra sociedad? Yo le alquilé por 5 años mi departamento a una madre soltera con su hijita de 5 años. Recuerdo que cuando la nena vio el balcón, lo primero que hizo fue meter su cabecita y hombros por el espacio abierto de la baranda. Como dueña puse una protección estética es ese espacio, para evitar accidentes, sin presupuestárselo a mi inquilina, quien fue excelente en todo momento. Incluso más cumplidora que algunas parejas a las que también alquilé. Hay que dejar de lado los prejuicios y tener poder de empatía social”.

Desde el portal de clasificados de inmuebles Inmoclick, su director Gabriel Peralta contó: “Nosotros lo que hacemos es proporcionar una herramienta a la gente que tiene una necesidad de alquilar su propiedad, o de dar con un sitio adecuado a sus necesidades.

Dentro de ese cruce de necesidades lo que nos ha pasado es que nos han escrito personas diciéndonos que algunos propietarios no quieren mascotas, ni niños (sobre todo lo primero).

Aducen cierta discriminación en este sentido. Nosotros no tenemos ingerencia en esto, somos sólo un vehículo de publicación para inmobiliarias y privados, pero es una molestia que muchos nos hacen llegar”.

- ¿Qué más se pide?

- Un aspecto que se desea que incluyamos es el filtro de si aceptan o no mascotas.

En realidad aquí juega una cuestión de conciencia de parte de los inquilinos y propietarios que es mucho más compleja. Uno tiene que saber que tiene que cuidar a su mascota dentro de un lugar que no le pertenece, y el otro lado tiene que aprender a aceptar a quienes aman a los animales.

Para mí pasa por una cuestión de cambio de conciencia y respeto mutuo.

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