Época de balance

La felicidad nos embarga el corazón y las formalidades se diluyen para darle paso a momentos de alegría y gozo.

Es que las fiestas, Navidad y Año Nuevo, se aproximan con velocidad inusitada. Parece ser que este momento es el más adecuado para ver el camino recorrido durante el año. Entonces se hace necesario  hacer  el balance y el comparativo interanual.

La tan esperada reactivación se hace esperar y la expectativa puesta en el renacimiento económico queda relegada para el 2017. El segundo semestre, y en especial este último trimestre del 2016, se vivió como una corta primavera con el tan anhelado “apalancamiento” hipotecario. Es que los créditos hipotecarios aparecieron por fin como una señal esperanzadora de la reactivación económica e inmobiliaria. Los teléfonos sonaban constantemente y las visitas programadas para recorrer las propiedades ofrecidas en ventas se multiplicaban. El período de vacancia (tiempo que transcurre desde el inicio del ofrecimiento de la propiedad en venta hasta que se concreta el negocio) disminuyó a 120 días, comparado con el 2015 que iba hasta los 180 días. Es menester considerar que el valor de la propiedad en venta sea acorde al monto que la parte compradora está dispuesta a convalidar. Los desarrollistas, que durante el 2016 no se animaron a comenzar nuevos emprendimientos, avizoran que llegó el momento de reunir “coraje” y se muestran razonablemente optimistas con el futuro venidero. Los indicadores  macro económicos claramente muestran signos de estabilidad, con un dólar con muy poca fluctuación, un índice inflacionario en baja, una  cierta previsibilidad jurídica y la incipiente llegada de la confianza. Un balance del año con saldo positivo, cuando se lo analiza con el cristal del optimismo y no bajo la lupa económica financiera. El mercado inmobiliario es uno de los sectores que reaccionan rápidamente a los vaivenes de la economía, por eso es que el desembarco de los créditos hipotecarios fue muy bien recepcionado por los compradores.

Otro sistema que gozó de muy buena recepción fue el nuevo ProCreAr. Éste cuenta con una diferencia sustancial respecto al anterior, ya que ofrece un ranking de los postulantes que analiza su situación económica y social, dándole prioridad a aquellas familias con alta vulnerabilidad social y con el destino de fondos para la compra de la unidad usada.

Sostienen los gurúes de la económica que lo peor de la crisis ya quedó atrás. Sin duda es lo que todos los sectores pretenden y desean, pero la única verdad es la realidad. Veremos qué es lo que nos depara el 2017. De más está decir, sostener y  ansiar que todos los actores de la economía trabajarán para conseguir ese objetivo. Toda la energía debe estar enfocada en la superación de los momentos difíciles, y este 2016 vaya si lo fue. No todas las regiones del país se comportan ni reaccionan de la misma manera. Aquí, el sistema del crédito hipotecario con las Uvis no funcionó, lo cual responde a la cultura de nuestra región, mientras que la zona que comprende el centro de la República y el este gozan de una buena recepción. Está claro, y es una obviedad, poner el acento en que hay factores e índices que corregir, y la pregunta por responder es qué hacemos mientras llega la tan mentada reactivación.

Pero nos encontramos en una época festiva y se hace necesario hacer un brindis por el éxito y la prosperidad de todos.

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