En Rivadavia, los superhéroes se encargan de recoger la basura

Los municipales de Servicios Públicos se disfrazan. Reparten golosinas y concientizan sobre el manejo de los residuos. Hoy el grupo pasa por el Centro.

La idea surgió de los mismos muchachos que trabajan en el área de Servicios Públicos y que, a diario, se encargan de recolectar los residuos domiciliarios por todo Rivadavia: primero la charlaron entre ellos, luego con el jefe y así, desde hace casi una semana y aprovechando que se viene el Día del Niño, el grupo de municipales sale cada tarde en el camión compactador y, disfrazados de superhéroes, pasan un tiempo repartiendo entre los chicos alguna golosinas y también folletos, con los que buscan crear conciencia sobre el manejo de la basura.

“Los primeros días la gente miraba raro y no es para menos: que Batman o el Hombre Araña lleguen al barrio colgados del camión de la basura no es algo que se ve todos los días”, cuenta divertido Mario Gómez, director de Servicios Públicos de Rivadavia: “Pero enseguida la propuesta prendió y son muchos los chicos que salen a esperarnos con una sonrisa”.

La idea, además de compartir un pequeño momento con los chicos, es que el vecino recuerde que no debe arrojar vidrios, latas o jeringas en las bolsas de basura, porque eso es motivo habitual de accidentes laborales entre el personal que recolecta los residuos.

“Te pinchás con una jeringa y el tratamiento dura casi un año, más allá de la angustia de no saber qué tenía la aguja”, dicen en el galpón municipal y siguen: “En otras ocasiones hemos repartido folletería pero por lo general, el vecino la tira sin siquiera leerla y por eso pensamos que a través de los pibes, de sus hijos, podemos llegar a una mayor conciencia en cada familia”.

Así, por estos días y en cada tarde, el grupo de recolectores municipales se junta a llenar bolsitas con golosinas; luego agregan alguna indicación sobre el manejo correcto de los residuos, se disfrazan y salen a visitar barrios y distritos.

Ayer, el Zorro, Batman y el Chapulín estuvieron en Santa María de Oro y Mundo Nuevo. Hoy el grupo de superhéroes pasará por la ciudad. “Nos juntamos en el depósito, armamos las bolsitas de regalo y la folletería; también lavamos el camión recolector para que esté limpio y salimos”, cuenta Carlos Molina, que es el chofer y que de entrada se entusiasmó con un disfraz de Piñón Fijo, aunque finalmente optó por una peluca colorida: “Lo mío era un Piñón Fijo muy panzón”, bromea.

La gente de Servicios Públicos aclara, para evitar malos entendidos, que realizan su campaña de día y fuera del horario de la recolección; en cada visita hacen pausas en las plazas donde con algo de música improvisan juegos y bailes: “No tenemos nada ensayado pero nos divertimos. Después de repartir las golosinas y despedirnos, vamos a cambiarnos y a lo de cada noche, que es sacar la basura; no mezclamos las cosas y aunque en estos días algunos pensaron que esto era parte de una campaña política, la verdad es que no tiene nada que ver con eso. Queremos sacar una sonrisa a los niños y, de paso, que se tome conciencia sobre qué tiramos en las bolsas de residuos”.

Entre la gente las reacciones son en general buenas y muchos señalan que es una manera de acercar el obrero municipal al vecino, aunque también están los que se quejan porque se pierde tiempo de trabajo.

“Eso no es cierto. Nosotros tenemos tres turnos que cubren todo el día y nos juntamos siempre en las tardes. Para muchos eso significa volver a la comuna fuera de horario, pero lo hacemos porque nos sentimos bien y muchos vemos en los niños a nuestros propios hijos”, dice Molina.

Por último, desde el galpón municipal calculan que van a cerrar la campaña infantil entre mañana y el viernes: “Hemos tenido muy linda respuesta y creemos que vamos a repartir, en total, unas 12.000 bolsitas. Se trata de algunas pocas golosinas en cada una de ellas, un cariño para los chicos ahora, que viene su día”.

Vidrios en cajas, jeringas en botellas

Las jeringas y los vidrios descartados en las bolsas de residuos son parte de los accidentes a los que se expone un recolector municipal, aunque no los únicos: “También están los perros, que más de una vez salen de las casas a ladrar”, dice Carlos Molina y aclara, como si hiciera falta, que se trata de “un trabajo sacrificado. Siempre digo a mis hijos que estudien para que tengan otras oportunidades en la vida”.

“La gente tira en las bolsas cualquier cosa: poda unas rosas, por ejemplo y descarta los tallos con las espinas sin pensar que el que viene a llevarse la bolsa puede pincharse”, dicen en el área de Servicios Públicos y piden al vecino una mayor consideración.

“Por eso repartimos folletos junto con las golosinas, para que los papás entiendan, ojalá que a través de sus hijos, que los vidrios hay que ponerlos en cajas, que una jeringa puede descartarse mejor adentro de una botella de plástico con tapa, o que es peligroso tener al perro suelto en la vereda”.

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