Las seis cuadras de vallas que -sobre calle Lisandro Moyano de Las Heras- separaban el ingreso del escenario principal montado frente al campo histórico El Plumerillo ordenaban la entrada al predio pero no podían contener la alegría de los 10.000 mendocinos que se acercaron a celebrar el bicentenario del cruce de los Andes.
Mientras el presidente Mauricio Macri y el gobernador Alfredo Cornejo encabezaban el acto protocolar en el palco oficial, miles de mendocinos se agolpaban a las vallas custodiadas por policías. Una vez que terminó el acto oficial, minutos después de las 20, los espectadores optaron por visitar los puestos de comidas típicas instalados en la esquina de Cornelio Moyano y Lisandro Moyano de Las Heras. A ellos se sumaron algunos food trucks con otra oferta gastronómica.
Allí se podían conseguir empanadas desde 10 pesos cada una hasta una deliciosa porción de asado o chivito por 200 pesos. Muchos aprovecharon las mesas dispuestas en ese sector del paseo. La oferta gastronómica incluía paella y carne a la olla.
Familias enteras fotografiaron y filmaron con sus celulares el desfile incesante de distintas agrupaciones de las Fuerza Armadas. El paso de los Granaderos a Caballo fue el más ovacionado.
A los puestos de comida se sumaron improvisados “quioscos” que decenas de familias aprovecharon para instalar en las inmediaciones ofreciendo panchos, choripanes y pizzas. Los vendedores ambulantes también vieron la posibilidad de hacer negocios ante la congregación y ofrecieron banderas argentinas desde 20 a 50 pesos, globos, juguetes y otros artículos.
Unos 900 bailarines de folclore fueron ganando Lisandro Moyano una vez que los uniformados completaron el desfile. Ya a las 21, concluidos los desfiles, las vallas se fueron levantando y esto permitió al público acercarse al escenario donde comenzaron shows artísticos que culminarían con la presencia de Soledad.
Pantallas gigantes ubicadas en distintos sectores transmitían por un circuito cerrado cada instancia del acto y de los shows sobre el escenario. Por eso muchas familias que no pudieron acceder a las cercanías del escenario se apostaron con sus sillas alrededor de las pantallas.
Con la noche entrada, el desfile pasó a ser de los miles de mendocinos y turistas que se iban sumando al festejo popular. Entonces, el humo y el olorcito a “choris” se mezcló con el folclore y con el ánimo de los presentes de celebrar los dos siglos de la epopeya sanmartiniana.