A pesar de que la comercialización total de vinos (mercado interno más exportaciones) entre 2006 y 2014 disminuyó 1,7 millón de hectolitros, aproximadamente, la participación de las 20 primeras empresas aumentó, pasando del 60% en 2006 al 75% en 2014 (vendieron 0,7 millón de hectolitros más), así lo indica un informe elaborado por la Corporación Vitivinícola Argentina denominado Análisis Integral de la Vitivinicultura Argentina. Nuevos Escenarios y acciones público-privadas.
Para llegar a estos resultados, el estudio utilizó una medida estándar que es el Coeficiente de Gini, que es usado para medir la desigualdad en los ingresos y se encuentra en valores entre 0% y 100%, donde 0% se corresponde con la perfecta igualdad -todos tienen los mismos ingresos- y 100% se corresponde con la perfecta desigualdad -un actor tiene todos los ingresos y los demás ninguno-.
De allí se obtuvo que el mercado, en toda su cadena -producción primaria, los elaboradores de vinos y fraccionadores- se ha concentrado más, generando de este modo, un mayor poder de mercado en manos de menos firmas y productores.
Producción
El informe señala que para el caso de la producción primaria también fue igual. Este eslabón está compuesto por unos 17.600 productores, de los cuales unos 16.000 tienen explotaciones inferiores a 30 hectáreas y dentro de ellos unos 12.900 poseen explotaciones menores a 10 hectáreas.
La realidad muestra que en 2013 el 10% de los productores de menor superficie (en promedio 2 hectáreas) poseía el 2% de lo producido, mientras que el 50% de los productores con menor superficie significó el 8% de la producción. El último decil, esto es el 10% de los productores de mayor superficie (en promedio 80,3 hectáreas) se quedó con el 58%.
Elaboración
De igual modo, fue lo que sucedió con los elaboradores de vino. Recordando que el 0% se corresponde con la perfecta igualdad y el 100% con la perfecta desigualdad, el análisis del eslabón elaborador arroja un Gini de 74%, mientras que si consideramos que se registraron en 2014 un total de 805 establecimientos elaboradores, advertimos que el 10% de los elaboradores de menor escala, es decir que elaboran menos de 24 mil litros, ostentaban un 0,1% de la elaboración total, mientras que el 10% que más elaboran -más de 3 millones de litros- registraron un 67%.
En primer lugar, observamos en el eslabón elaborador una tendencia a una mayor desigualdad a lo largo de los años: el coeficiente de Gini pasa del 69% en 2005 a 74% en 2014. Esto se advierte con la mayoría de los indicadores relacionados con la desigualdad.
Si comenzamos con los indicadores de desigualdad y concentración de los fraccionadores del denominado vino genérico, común o sin indicación varietal, es posible observar que en este sector la distribución del ingreso se volvió más desigual en los últimos años, ya que el Gini pasó de un 85% en 2005 a un 88% en 2014. Mientras, el decil del 10% de las empresas que más litros fraccionaron, registró un 87% del fraccionamiento en 2005 y en 2014 el valor aumentó 8 puntos porcentuales.
Empresas y litros
Finalmente, los indicadores de concentración que relacionan empresas-litros elaborados, señalan la proporción de litros elaborados por la empresa más grande respecto al total elaborado, es decir, que en 2005 la empresa más grande produjo el 12% del total del elaborado, mientras que 2014 significó el 16%.
Al considerar la totalidad de los vinos, es decir, tanto los vinos sin indicación varietal como los varietales y para el total del país, también podemos verificar un crecimiento en la desigualdad, incrementándose la participación del decil más alto con 10% de los fraccionadores -55 establecimientos- lo que se traduce en el 90% del fraccionamiento.
Igualmente, se incrementa la participación de los fraccionadores más importantes, ya que a nivel país 10 fraccionadores representaron el 70% del fraccionamiento total en 2014.
Stock especulativos
El trabajo señala también que entre 2006 y 2014, las 20 primeras empresas comercializadoras de vino sufrieron modificaciones en sus stocks. Si consideramos que un stock de seguridad promedio debería ser de aproximadamente 4 meses de ventas, el stock de seguridad de las 20 firmas principales debería ser de aproximadamente 3 millones de hectolitros en 2015.
No obstante, esto no sucedió. De las 20 fraccionadores principales el stock fue de 7,3 millones de hectolitros, mientras que el stock de seguridad estimado en función de las ventas debería ser de 3 millones de hectolitros, por lo cual se puede decir que los 4,3 millones de hectolitros restantes corresponden a stocks de anticipación/especulación.
Esto podría implicar que las condiciones del mercado han llevado a que en la realidad ocurra una de las situaciones que se analizaron previamente desde el punto de vista conceptual, esto es, los excesos reiterados de oferta de traslado (más vino del que el mercado puede absorber) han generado una variación positiva en los stocks de los fraccionadores “netos” (acumulación de stocks en la demanda de traslado).
A su vez, es preciso recordar que estas 20 firmas comercializaron en 2014 poco más de 9 millones de hectolitros, por lo cual con stocks por 7,3 millones de hectolitros en 2015 demandaron en el mercado de traslado alrededor de 1,7 millón de hectolitros. Es decir que mantienen stocks por encima de lo “seguro” y se podría decir que van al mercado de traslado en una proporción menor de lo que realmente deberían ir ya que conservan stocks por encima de lo que sería “aconsejable”.
A revisar los objetivos
El estudio realizado por la Corporación Vitivinícola Argentina Análisis integral de la vitivinicultura argentina: nuevos escenarios y acciones público-privadas está referido al mercado interno. En base a este primer libro, este año se trabajará para lanzar la segunda edición, basada en mercado externo.
Según detalló Hilda Wilhelm de Vaieretti, presidente de Coviar, con estos dos análisis, y el trabajo de más de dos años, se buscará analizar y poner en revisión el PEVI 2020 y los objetivos y cambios que este plan pueda ofrecer, en base a las nuevas realidades de oferta y demanda.
El libro, que contiene más de 150 páginas, hizo foco en conocer de fondo la realidad de toda la cadena productiva, desde la producción a la venta, pasando por todos los eslabones. El responsable de presentarlo, fue el economista Raúl Mercau, rector de la Universidad Champagnat, una de las instituciones a cargo del informe, así como la Universidad de Cuyo y otras entidades.
Pagar menos impuestos
A los fines del reparto del ingreso que genera la cadena vitivinícola, el sector público representa un actor importante en términos de participación de ese ingreso. En la actualidad los impuestos significan una de las proporciones más importantes del valor de un litro de vino (aproximadamente un 25%) e impacta en la distribución del ingreso del sector generando desequilibrios.
De este modo, es que desde Coviar señalan que la presión impositiva es muy alta, por lo que han planteado al nuevo Gobierno “trabajar sobre el impuesto a las ganancias de toda la cadena vitivinícola”. A los fines de establecer una medida de la carga impositiva, la Coviar realizó una estimación en pesos y en dólares para dos años (2010 y 2013). Los resultados de la estimación indican que 3 de cada 10 pesos que genera la cadena son aportados al sistema tributario argentino.
Igualmente, entre 2010 y 2013 creció (medido en dólares) el aporte de la vitivinicultura al Estado en más de 200 millones de dólares. Esto hace que a los fines del reparto del ingreso que genera el sector, el Estado represente un actor importante en términos de participación de ese ingreso.