En 2016 Argentina dejó de exportar U$S 14,8 millones de vino

La categoría registró una caída del 12,8% en volumen y 1,9% en valor. Desde 2013 que no se puede revertir el descenso. Los fraccionados fueron los únicos que subieron. A Brasil los envíos cayeron 15%, según ProMendoza.

Durante 2016 los envíos de vinos se retrotrajeron por tercer año consecutivo y cerraron con una caída de dos dígitos. En este marco, es que analizando diversas categorías se muestra una contracción del 12,8% en volumen y del 1,9% en valor, cuando se comparan los doce meses de 2016 contra los de 2015.

Esta información se desprende de Fundación ProMendoza en base a datos de Caucasia Wine Thinking.

En total, Argentina exportó vinos por 757 millones de dólares, 14,8 millones menos que en 2015. La caída más fuerte la ha experimentado el mosto concentrado y el mercado de vinos a granel; mientras que el fraccionado en botella registró un alza del 2,6% en valor y del 3,7% en volumen, lo que se tradujo en un incremento de 7,9 millones de botellas en 2016.

Así las cosas, entre enero - diciembre de 2016, comparado con igual período de 2015, se pasó de enviar 649.067.869 dólares a 666.575.806 en 2016 de vino embotellado. De los cinco principales mercados, sólo dos cayeron en valor, y de ellos el más significativo fue Brasil con una baja del 15%. No obstante, a este mercado se envió más volumen, 19,7%, lo que se traduce en una suerte de compensación.

Estados Unidos, el principal destino de los vinos argentinos, presentó en la comparación interanual un estancamiento con un leve repunte de 0,4% en dólares, pero con una baja de 2,7% en volumen. Contrario a esto fueron los casos del Reino Unido, que mostró una suba importante en valor, 12%, y China, del 15%.

Uno de los productos que confirmó su tendencia bajista fue el mosto, que reflejó un descenso del 27% en valor. En los meses analizados, Argentina dejó de enviar 18,8 millones de dólares y 20,2 millones de litros, con una caída del 36,1%.

En tanto, el granel mostró una caída similar -24,9%-, pasando de U$S 54,1 millones en 2015 a U$S 40,6 millones en 2016. En volumen, dicha categoría presentó una baja del 37,6%.

La inflación, el peor de los males

Durante 2016 la inflación en Argentina terminó siendo una de las más altas de los últimos años, ubicándose por encima del 40%. Este número, para los empresarios vitivinícolas, ha sido el peor de los males y el que restó competitividad y renta a las bodegas locales.

Rafael Squassini, gerente Comercial de Dante Robino, señaló que el año pasado fue un ciclo complicado y de mucha cintura para poder sortear y conservar porción de mercado. Para la bodega, el 2016 tuvo dos etapas. “El primer semestre fue negativo, pero en el segundo logramos recuperarnos. De hecho, al comparar ambos períodos terminamos con un crecimiento del 10%”, contó el ejecutivo. No obstante, el año cerrado terminó con una recuperación en volumen, pero no en valor.

Squassini mencionó que a pesar del trabajo por abrir nuevos mercados y posicionarse en los puntos de venta, el incremento de costos de 2016 terminó absorbiendo toda la renta que podrían haber ganado.

Iguales fueron las declaraciones de Federico Cassone, propietario y enólogo de su bodega Familia Cassone, quien dijo que la inflación dio lugar a que las bodegas perdieran márgenes de rentabilidad. “Los aumentos de costos durante 2016 han sido muy importantes”.

Claramente, esto “provoca que cada año los precios de los vinos al público se vayan alejando, perdiendo espacio en góndola en los mercados internacionales”, remarcó el directivo.

Es así que desde Dante Robino la apuesta fue reducir costos e incrementar en un pequeño porcentaje -muy por debajo de la inflación, según indicó- los precios de los vinos y absorber parte de ello. Es que, según señaló Squassini, “trasladar los precios al mercado exterior es muy difícil”.

Fernando Urdaniz, gerente de ProMendoza, dijo que a pesar de algunos beneficios experimentados durante 2016, como fue la devolución de los derechos de exportación que en promedio eran de 5% o los recientes reintegros de exportación para diversos productos -entre ellos el vino- si la inflación no baja, “nada de esto servirá y el vino seguirá perdiendo mercados y competitividad”.

Es que, según explicó el gerente de la entidad, los aumentos de precios -impulsados por la inflación- se trasladan inmediatamente a los costos y “esto indudablemente termina perjudicando sobre todo a los commodities como el mosto y el granel, los dos productos que más cayeron durante 2016”.

Juan Carlos Pina, gerente de Bodegas de Argentina, analizó los números y destacó que la situación de 2016 no ha sido distinta a la de años anteriores, de hecho desde 2011. Por ello “es que, a pesar de que en fraccionado hayamos tenido un leve repunte, lejos estamos del ideal o de números en donde crecíamos a dos dígitos y con envíos que superaban los 1.000 millones de dólares”, mencionó.

Al igual que sus pares, Pina dijo que “todos los beneficios que este año brindó Macri, como sacar los derechos de las exportaciones, sinceramiento del dólar -devaluación- y finalmente reintegros, se diluyeron rápidamente por la inflación”. En este contexto, es que agregó que el Gobierno debe controlarla y bajarla, es la única forma “de que crezcamos y los costos se estabilicen, y así mejoremos nuestra competitividad y espacio perdido”.

Así las cosas, a la observación que llega el directivo es que desde 2011 los precios de los vinos fueron elevándose -por el factor recién mencionado- y hoy en promedio la caja se ubica arriba de los 35 dólares, muy por encima de muchos de los competidores, como Chile.
"Hoy -agregó Pina- no encontramos productos y tampoco podemos pretender vender la caja a 25 dólares. Los números no dan y ese precio es donde se concentra gran parte del consumo en mercados importantes como lo son Brasil y Estados Unidos".

Finalmente, Federico Cassone señaló que en muchos de los mercados los consumidores eligen al vino argentino por su calidad, pero el binomio precio-calidad ya no es un referente de nuestros productos. Y esto, además, “en mercados en crisis como Brasil, nos hace perder aún más espacio, ya que los consumidores relegan compras de aquellos productos que no son de primera necesidad, como es el vino”, agregó.

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