Empresarios textiles manifestaron su preocupación por la apertura comercial anunciada por funcionarios designados del gobierno que se inicia mañana, y alertaron que el regreso de las grandes marcas a la Argentina puede traer aparejado daños para la industria nacional y el empleo de los argentinos.
Grandes marcas como Forever 21, H&M, TopShop, GAP,Zara Home, Bershka o Stradivarius, Burberry, Dolce & Gabbana, Gucci o Brooks Brothers anunciaron su desembarco. Mientras la gente celebra que va a comprar ropa barata en tiendas como H&M, los industriales ponen el grito en el cielo.
"Lo tomo con preocupación y con alerta", afirmó Damíán Regalini, presidente de la Cámara de Fabricantes de Medias, al tiempo que indicó que "inundar el mercado de marcas de afuera pone en riesgo los 450 mil puestos de trabajo generados en el sector textil en estos últimos 12 años".
Por su parte, el vicepresidente de la Fundación Protejer, Marco Meloni, subrayó que "si las marcas de ropa internacionales se avienen a las condiciones de sustitución de importaciones y respetan las normas de trabajo, bienvenida sea la inversión".
No obstante, el directivo de la institución que agrupa toda la cadena, desde productores hasta comerciantes -que también incluye a la pata gremial- aseguró que si las marcas "vienen con libertad total para traer los productos de afuera, podrían destruir a las empresas nacionales".
Regalini explicó que "existen tres modelos de comercio exterior textil: uno que implica exportar marca, donde hay valor agregado, y otra que significa vender sólo el producto, y es donde se concentran los países con trabajo esclavo".
"La tercera posición es la de los países que protegen su industria textil de la importación de productos baratísimos elaborados con trabajo esclavo, e invierten en el desarrollo de marcas propias mientras van adquiriendo una estructura productiva competitiva", precisó el empresario.
Indicó que "así lo hicieron Corea del Sur y Brasil durante muchísimos años, y en gran medida lo siguen haciendo con diversos matices".
En cambio, remarcó que "la llegada de grandes marcas implica la importación de trabajo esclavo, la desaparición de productores locales y de empleo nacional, y la imposibilidad de desarrollar marcas, o sea, valor agregado".
Regalini destacó que semanas atrás los empresarios de la industria textil tuvieron un encuentro con el ahora designado ministro de la Producción, Francisco Cabrera, en cual el funcionario "se refirió al sector como un potencial exportador de diseño y marcas".
Sin embargo, advirtió que el nuevo gobierno avanza en la apertura al ingreso de las importaciones, a la llegada de las grandes marcas, y "nos van a eclipsar esa chance".
A su criterio, "la salida es administrar el comercio y defender la producción nacional, haciendo acuerdos con las marcas que desean instalarse, y que los consumidores admiran, para producir una parte importante de su producción en la Argentina".
En tanto, Meloni precisó que "en 2002 había 700 marcas de ropa en el país, y hoy hay 1.200; de las cuales la mitad son argentinas", y sostuvo que "habría que respetar a las firmas que se quedaron, y que se adaptaron exitosamente a la sustitución de importaciones".
También se refirió al encuentro con Cabrera, y puntualizó que le pidieron al nombrado ministro "que no importen ropa manchada de sangre, y que la ropa que venga de afuera cumpla con las normas filosanitarias".
"Bienvenidas sean la inversión y la importación, pero que se respeten las notas de trabajo", remarcó el vicepresidente de Protejer, porque si no, recalcó que "van a destruir a las marcas nacionales y las fuentes de trabajo".