El Soneto del Cóndor

Desde el humilde pueblo de Medrano,
viajó sin escalas el ser alado,
galopando, siempre, en su rodado.
hasta tocar el cielo en Milano.

No dejes de rodar, Cóndor cuyano,
recuerda que los valles conquistados,
te han convertido en soberano,
de nuestro continente americano.

Sembraste tu semilla en este suelo,
testigo principal de tu hazaña:
desafiar la montaña con tu vuelo.

Con piernas y voluntad de acero,
Mendoza nunca olvida tu campaña,
y en el podio estarás siempre primero.

Maxi Salgado

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