El muro de Trump, México y América Latina

Un pantallazo sobre el cambio internacional que inició Trump para ver de qué modo la Argentina deberá reorientar su relación con América y el mundo.

En sus primeros días de gobierno, Trump concretó sus anuncios más conflictivos para América Latina: la construcción del muro con México y la repatriación de los inmigrantes ilegales. Si bien son acciones que ya había comenzado Obama, el nuevo presidente estadounidense les da un sentido y ejecutividad diferente.

De los 3.200 kilómetros de frontera binacional, el muro ya ha sido construido en aproximadamente un tercio (1.100). La Orden Ejecutiva de Trump dispone la construcción inmediata y ha ratificado que México lo pagará con un arancel del 20% a las importaciones provenientes de este país hacia los EEUU.

El segundo muro del mundo es el de Turquía frente a Siria, de 900 kilómetros, y el tercero es el construido por Israel frente a los territorios palestinos, de algo más de 800 kilómetros, acordando Trump con el gobierno israelí su cooperación para esta construcción, lo que ha generado un reclamo de México a Netanyahu. Los muros construidos en Europa (Austria, Eslovenia, Macedonia, Rumania, etc.) sumados superan los mencionados.

La devolución de los inmigrantes ilegales comienza por los que tienen antecedentes penales, adquiridos dentro y fuera de los EEUU. Obama, en sus ocho años de gobierno, deportó a 2.800.000 ilegales, la gran mayoría de América Latina y el Caribe. Ahora se agregan medidas que afectan a inmigrantes que son carga económica para los EEUU, los menores no acompañados y se revisa la inmigración legal que perjudique al país. Trump también amenazó a las ciudades que no apliquen estas medidas -como Nueva York y Los Angeles- con suspenderles los fondos federales.

Peña Nieto iba a ser el segundo jefe de estado en ser recibido por Trump, pero debió suspender la visita al recibir el mensaje público de que no fuera si no iba a pagar el muro. Esta situación se planteó mientras una delegación mexicana de nivel ministerial estaba en los EEUU comenzando a renegociar el Nafta de acuerdo a la decisión de Trump. Canadá, por su parte, si bien se diferenció en materia migratoria, anunció que buscará un TLC bilateral con Washington, es decir que abandona la alternativa de una renegociación entre los tres países.

Tanto la izquierda mexicana, representada por figuras históricas como Cárdenas y López Obrador, y el centro-derecha, representado por el ex presidente Fox -que en la CNN comparó a Trump con Hitler- y la probable candidata presidencial del PAN (Zabala), exigieron suspender la visita de Peña Nieto frente al agravio estadounidense y el PRI -el partido oficialista- terminó asumiendo la misma posición. El hombre más rico de México (Slim) -y también de toda América Latina-, que ahora busca ser presidente de su país, se sumó a esta posición, pero justificando a Trump al decir que era comprensible su intensa actividad inicial y que en última instancia buscaba negociar.

La frase del presidente estadounidense de que “México se ha aprovechado demasiado tiempo de EEUU” hirió la sensibilidad mexicana. Cabe recordar que México, a mediados del siglo XIX, perdió el 40% de su territorio en una guerra con EEUU. El flujo migratorio mexicano hacia este país ha sido negativo en 2015 y 2016. Finalmente, en una conversación telefónica, los presidentes de los dos países acordaron no hablar más del muro en público, para evitar que siga escalando el conflicto, pero algunas versiones periodísticas dicen que el presidente estadounidense habría ofrecido tropas estadounidenses para ser desplegadas en la frontera.

América Latina y el Caribe se solidarizaron con México, pero desde una actitud pasiva y poco contundente. El secretario general de la OEA (Almagro) dijo que el muro con México es “con toda América Latina”. Mientras se escalaba el conflicto, en Santo Domingo tuvo lugar la V Cumbre de jefes de gobierno de la Celac, integrada por los 34 países de América Latina y el Caribe. Faltó más de un tercio de ellos, decidiendo no asistir presidentes enfrentados con el populismo, como los de Brasil, Argentina, Perú y Colombia, y también faltaron de orientación socialdemócrata, como es el caso de Chile y Uruguay.

La Cumbre quedó políticamente dominada por los presidentes populistas, destacándose los discursos de los presidentes de Ecuador (Correa) y Cuba (Castro). La Cumbre se pronunció contra el proteccionismo y el cierre de fronteras, defendió la integración y el libre comercio -al que hasta ahora habían denostado los presidentes populistas de la región- y pidieron un debate sobre las migraciones que contemple derechos y garantías. Unasur, a través de su secretario general (Samper), también se pronunció contra la política migratoria de Trump, denunciando que las deportaciones afectarán principalmente a América Latina, dado que dos tercios de los inmigrantes “sin papeles” de los EEUU son de este origen.

Los principales países de América del Sur se pronunciaron sobre el muro al margen de las organizaciones regionales. Los gobiernos de Brasil y Argentina lo hicieron cada uno por su parte, en comunicados de las respectivas cancillerías. Los presidentes Temer y Macri tienen un encuentro bilateral el próximo 7 de febrero, que pondrá en evidencia cómo el conflicto que ha generado Trump impulsa a los países de América del Sur ha incentivar las relaciones intra-regionales. En este marco, México busca intensificar los acuerdos de libre comercio con América Latina, y ello podría suceder con el Mercosur. Colombia y Perú hicieron una declaración conjunta defendiendo el libre comercio y apoyando la posición de México en el conflicto por el muro y el Nafta.

La presencia de Hollande en Colombia -el mayor aliado de EEUU en América del Sur desde hace décadas- confirma cómo lo que sucede en Washington, crea un vacío en la región que otros actores empiezan a ocupar. Cabe recordar que en noviembre, tras la elección de Trump, China presentó su segundo “Libro Blanco” para América Latina, con una serie de propuestas (comercio, inversiones, infraestructura, finanzas, tecnología, cultura, etc.) que buscan aumentar las relaciones en diversas áreas.

En este marco, el Presidente argentino el 7 de febrero se reunirá con su par brasileño para relanzar la relación bilateral; el 12, con motivo del Bicentenario de Chacabuco, lo hará con su par chilena; el 22 con el presidente del gobierno español; a mediados de año, con el presidente chino primero y el primer ministro japonés después. Sin duda, los encuentros revelan la necesidad de reorientar la política exterior tras el cambio que ha tenido lugar en los EEUU.

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