El gobernador que se negó a jurar una nueva Constitución

Pedro Ignacio Anzorena, que gobernó entre 1892 y 1894, renunció a su cargo. Al no compartir ciertos intereses que podrían poner en riesgo la democracia, simplemente dimitió.

Estaba en desacuerdo con varios artículos de la Constitución de 1894. Por eso renunció. Simplemente dimitió a su mandato sin hacer ningún tipo de alboroto, sin ninguna revolución. Tampoco presionó al Poder Legislativo para modificar esos artículos. Este desinteresado político se llamaba Pedro Ignacio Anzorena, un brillante abogado perteneciente a una destacada familia patricia. Lamentablemente, el tiempo se encargó de silenciar aquella voz que dijo “no” antes de ir en contra de los intereses de la provincia.

De ilustre linaje

Pedro Ignacio nació en Mendoza el 31 de julio de 1843. Se recibió de jurisconsulto en la Universidad de Córdoba en 1869. Se casó en primeras nupcias con Mercedes Puebla, con quien tuvo nueve hijos; su segunda esposa fue Matilde Álvarez, que le dio tres más. Uno de sus vástagos fue el destacado ingeniero Jacinto Anzorena.

Luego de ser gobernador, fue presidente de la Junta de Crédito Público y, en 1898, ministro de la Suprema Corte de Justicia, pero debió retirarse en 1901 por graves problemas de salud. Falleció el 6 de mayo de ese año.

La educación y el desarrollo urbano

Anzorena ocupó el cargo de gobernador de Mendoza del 19 de setiembre de 1892 hasta el 31 de diciembre de 1894.

Durante su gestión, puso su mayor esfuerzo en engrandecer la educación provincial y destinó la mitad del presupuesto de 1893 para ese cometido.

Se emitió casi un millón de pesos en letras de tesorería con el objetivo de dinamizar la economía y ejecutar grandes obras, debido a la crisis financiera que enfrentaba Mendoza.

Entre las obras públicas que ejecutó se debe destacar la construcción de filtros y el desarrollo integral del agua potable en la ciudad de Mendoza. Además se erigieron en el río Tunuyán un dique, toma y canales que mejoraron aún más el sistema de riego en varios departamentos.

Durante el primer año de su gestión, quedó inaugurado el tramo del ferrocarril Trasandino del río Blanco a Punta de Vacas, completando así más de 143 kilómetros de extensión desde la ciudad de Mendoza.
En su mandato se estudió y delineó la nueva Constitución provincial que tuvo varios meses de debate en la Legislatura.

Los intereses del pueblo ante lo personal

Cuando se inició la reforma de la Constitución de 1894, la Convención Constituyente incorporó algunos artículos que no favorecían con los ideales republicanos que tenían algunos políticos en nuestra provincia lo que generó profundos y agresivos debates en la Legislatura.

Concretada el 15 de diciembre de ese año la aprobación de la misma, se decidió que la nueva Carta Magna comenzaría a regir el 1 de enero de 1895.

El gobernador  se negó a jurar la nueva Constitución y el 31 de diciembre renunció al cargo.

La dimisión de Anzorena tenía claros fundamentos: estaba en contra de las disposiciones sancionadas por la Convención Constituyente en los artículos 232 y 233 de la Constitución, que favorecían los intereses y planes de un círculo familiar local que ponía en riesgo el régimen democrático y los intereses de los mendocinos.

Él estaba convencido de que estas leyes eran contrarias a sus convicciones políticas, su ética y su moral.

Al abandonar su gobierno en contra de esta nueva Constitución, los medios periodísticos remarcaron las cualidades morales de Pedro Anzorena, al defender el interés del pueblo y al demostrar su sentimiento de patriotismo. Sin duda, esta actitud fue un gran ejemplo de honor para aquel tiempo.

Al día siguiente, fue reemplazado por Francisco J. Moyano, quien asumió como gobernador interino.

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