El futuro de la comunicación

En un mundo en transición, donde la impresión 3 y 4 D, las nanotecnologías, y un amplio espectro de nuevas tecnología muestran una capacidad potencial para modificar radicalmente la producción industrial, una columna fundamental de esta estructura productiva -a más de la propia tecnología- son los medios de información, en especial los impresos que enfrentan una crítica encrucijada: digitalizarse o desaparecer.

Pero este desafío dista de ser una cuestión simple. No es sólo un problema de migrar de formatos tradicionales a otros más innovadores. Son muchas y diversas la cuestiones implicadas. En primer término hacer visible la relación información-mercado, de tanta importancia como la más difundida información-democracia. Con respecto a esta última, el rol de la libertad de información en un mundo global y digitalizado donde la capacidad de procesar información se ofrece a cualquiera que tenga voluntad de hacerlo, cuestiona el monopolio de las agencias y los periódicos tradicionales.

Es claro que esta “democratización de la información” no garantiza la calidad de la información que se brinda, pero su creciente aceptación tendrá importantes consecuencias. No podemos afirmar que Wikipedia sea mejor que la Enciclopedia Británica, pero no hay duda de que su uso por el público no resiste comparación alguna. Ahora bien, respecto de la relación prensa-mercado ésta también debería hacerse más transparente.

Los ingresos en concepto de publicidad son esenciales para los periódicos y constituyen la preocupación central cuando se decide integrar o migrar a nuevas plataformas. La publicidad es condición elemental para que los periódicos decidan aceptar los riesgos de lanzar nuevas plataformas, sin renunciar a la calidad informativa que le asegura credibilidad. Ahora es claro que no queda limitada a los medios tradicionales.

Baste considerar los ingresos por este concepto de Google, Facebook, si bien hay que distinguir entre aquellos portales que gestionan las empresas periodísticas, de los blogs y webs personales e institucionales.

El cambio en los contenidos es otra cuestión a considerar. El crecimiento exponencial del conocimiento, tanto científico como general, está cada vez más asociado a su divulgación. El saber meramente especulativo hoy tiende a desaparecer. La importancia creciente de la divulgación ha adquirido una importancia al menos similar a la misma producción del conocimiento científico.

La transformación de los requisitos de edición focalizada en pocos “journals” o revistas especializadas y la creciente visibilidad de las webs de las instituciones científicas y de investigación contribuye a la expansión de estos contenidos.

Otro elemento a tener en consideración es la posibilidad de informarse en tiempo real, que hace innecesario el circuito, escritura, edición, impresión, distribución, y venta de cada ejemplar en base diaria. Hoy la transición de la información periódica a la comunicación permanente, sumada al desplazamiento de la computación por los dispositivos móviles y la inmensurable masa de aplicaciones, cambia de modo radical muchas de las funciones tradicionales de los periódicos representados como servicios.

La propia forma de realizar publicidad crea nuevos modelos, como los contenidos patrocinados, que consiste en generar contenidos orientados a facilitar los objetivos de los patrocinadores de llegada a sus clientes, cada vez más apoyado en la gestión de lo que se conoce como “big data”.

Estos contenidos, si bien tienen como destino los medios tradicionales, también apuntan a la selección de blogs y portales en relación con su especificidad que lo acerca más al público objetivo. Porque a diferencia de otras opciones de publicidad, la decisión de publicitar se adopta en función del propio contenido del sitio, lo que posibilita una comunicación más directa con los consumidores.

La acreditación de la información frente a tantas nuevas formas de presentación y la facilidad de replicación en los formatos digitales, constituye un problema a resolver. Hoy, confinado a la evaluación individual, debería formalizarse en la base de la opinión pública. Ello sin desconocer que se mantiene y aún se afirma la sentencia de  Marshall McLuhan de que “el medio es el mensaje”.

Entre los más grandes desafíos que los medios deberán afrontar para asegurar su viabilidad futura es integrar, a su plataforma digital, múltiples nuevos formatos y aplicaciones, y al mismo tiempo reconocer los cambios en el contexto externo, como la tensión entre piratería y fuentes abiertas, la fragmentación de la audiencia, su articulación de crecientes modos de redes sociales. No es descartable que en la sociedad del conocimiento, éste sea reconocido como un derecho social y los medios tendrían que adaptarse a esta valoración.

Por último, y no por ello menos importante, debo mencionar los cambios en las instituciones de educación de comunicadores que han desplazado a los propios medios en la formación de sus periodistas. Sobran los dedos de una mano para contar la décadas desde su creación; estas carreras nuevas, también carrera por lo nuevo, enfrentan sus propios desafíos.

En medio de tantos cambios, creciente complejidad e incertidumbre de los tiempos actuales, es casi una constante preocupación por el futuro en estas instituciones. Por esto es previsible la ampliación del campo académico, de estar centrado en lo actual a incorporar la evaluación de posibles impactos o consecuencias en el largo plazo.

Ello supone la adquisición de metodologías y técnicas de previsión que permitan visualizar consecuencias probables, posibles y plausibles de los eventos actuales. La ampliación de la responsabilidad del comunicador desde las actuales a las nuevas generaciones está en la base del periodismo del futuro.

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