El descanso ideal, vacaciones cortas y repartidas en el año

Una investigación científica asegura que el pico máximo de bienestar se logra al octavo día y que no mejora si son más. Para la medicina, tener largos períodos de trabajo sin descanso afecta más a la salud.

Investigadores de la Universidad de Tampere, en Finlandia, indagaron sobre cuántos días de descanso necesita una persona para recuperarse de la rutina laboral y concluyeron que a los 8 días de vacaciones se logra el pico máximo de bienestar, mientras que al segundo día ya se aprecian síntomas de descanso y aumento de la energía.

A partir de esto, sostienen que luego de los 8 días no se sumarían mejoras por lo que de ser posible lo ideal sería tomarse vacaciones repartidas en otros momentos del año. Una alternativa verdaderamente tentadora si se tienen en cuenta las exigencias de la vida actual, que hacen que a los pocos meses de retornar de las vacaciones de verano la energía se haya agotado para muchos.

Más allá del cansancio, los especialistas finlandeses sostienen que las vacaciones tienen un notorio impacto positivo para la salud, mientras que por el contrario, un tiempo prolongado sin ellas puede implicar riesgos.

“Existen evidencias empíricas de que las vacaciones favorecen la salud y de que, tras un tiempo prolongado sin darnos un respiro, somos más vulnerables a las enfermedades cardiovasculares y aumenta el riesgo de muerte prematura”, explicó al diario español El Mundo Jessica de Bloom, una de las investigadoras participantes del estudio. Además, agregó que “las pruebas reunidas hasta ahora indican que el efecto saludable de las vacaciones es idéntico si duran 8 días que si duran 15”, sobre lo cual destacó que lo ideal sería tomar varios períodos al año.

Florencia González (40) es abogada y sabe bien de qué se trata esto de estar agotado a mitad de año. “No llegamos al verano, si no tuviese hijos quizás aguantaría hasta setiembre, por eso prefiero partir las vacaciones. Sobre todo si tenés hijos, en ese caso necesariamente tenés que hacerlo  por descanso y para compartir tiempo con ellos”, aceptó.

Dijo que siempre está dispuesta a disponer de menos días en el verano para tomarse otro descanso en el año. “En la época de vacaciones de invierno los chicos también se acuestan más tarde”, contó, por lo que el ritmo se hace más pesado si hay que sobrellevarlo con el trabajo.

Consecuencias psicológicas

El diario ABC de España consultó al respecto a la gerente de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), Mercedes Otero, quien manifestó que “mantener el estrés durante un tiempo prolongado produce alteraciones arteriales. Sube la tensión, desciende el ánimo, favorece la aparición de patologías como la depresión o la ansiedad, y causa alteraciones y bajadas en el sistema inmunológico, así como cuadros infecciosos”.

Para la psiquiatra Celia del Canto, master en psiconeuroinmunoendocrinología del estrés, hay diversas variables que inciden en el impacto que puede tener un período prolongado de trabajo sin descanso. Pese a esto, consideró que es positivo que puedan dividirse en varias licencias más cortas a lo largo del año.

Explicó que entre los aspectos que inciden en la resistencia a la saturación o cansancio se encuentra el ambiente laboral. Si la persona experimenta condiciones positivas en su trabajo, como sentirse cómoda,  valorada o en un buen clima, puede sostenerse más tiempo. También influye el tipo de trabajo según su nivel de exigencia, estrés o presiones.

Del Canto dijo que hay una escala para medir ese impacto que considera demanda, control y soporte, es decir, cuánto demanda el trabajo y

cuánto se tiene de soporte para afrontarlo.

Otro aspecto que influye en el nivel de tolerancia son los superiores (jefes) y sus actitudes.

Las consecuencias de períodos largos sin vacaciones cuando ya se siente cansancio se dan primero a nivel psicológico: las personas comienzan a manifestar mayores niveles de ansiedad, se deprimen más y tienen menos capacidad de afrontar situaciones estresantes; algo que la profesional pudo constatar en un estudio que dirigió recientemente.

Luego, a nivel físico aumentan las posibilidades de tener enfermedades metabólicas, inmunológicas y cardiovasculares.

Del ideal a la realidad

Más allá de las necesidades individuales y de lo que podría ser el ideal de un período de descanso reparador, la realidad no necesariamente acompaña.

Eduardo Palacio, de la Sociedad de Medicina del Trabajo de Mendoza, destacó en primera instancia las diferencias entre la sociedad finlandesa y la argentina. El principal punto a tener en cuenta al respecto es la gran cantidad de personas que no tienen asegurados derechos laborales, por lo que se encuentran en una situación de vulnerabilidad.

Señaló que para hablar en números redondos, “en el país hay 6 millones de personas que trabajan en blanco y unas 5 millones lo hacen en negro, estos últimos es muy raro que se tomen vacaciones porque no las tienen”.

Dijo además que los trabajadores tercerizados tampoco las tienen estipuladas en su contrato, por lo que los días no trabajados se descuentan.  Dio como ejemplo que hay trabajos duros e insalubres que no tienen ese descanso porque están fuera de la legislación: “Para ellos no hay convenios colectivos de trabajo, para ellos son todos los no”.

Palacio aceptó que desde su punto de vista es mejor tomarse dos períodos de descanso más cortos, porque incluso después de los 10 días algunas personas ya se ponen ansiosas. Ni hablar de lo difícil que resulta para muchos reconectar con el ámbito laboral después de períodos muy largos de ausencia.

Sin embargo, las formas de reaccionar frente a las diferentes circunstancias son una cuestión meramente individual.

Pese a esto, el profesional volvió a la realidad local para señalar que en la práctica dividir las vacaciones a lo largo del año no es tan fácil. “Los convenios colectivos de trabajo le dicen al trabajador que tiene que elegir vacaciones entre noviembre y marzo según lo que marca la ley, hacer algo diferente implica una negociación individual según la empresa. De hecho, hay empresas que directamente cierran en una época del año y no se puede elegir”, detalló.

Pero además, agregó que las vacaciones son necesarias pero que hay que ver cuántos durante ese período pueden desconectar realmente de las ocupaciones cotidianas y rutinarias, que sería lo verdaderamente positivo.

Clave: salir de donde se vive

Además de cómo se distribuyan los días de vacaciones, otra cuestión a tener en cuenta es cómo transcurran éstas. El médico laboral Eduardo Palacio consideró que para que sean efectivas para recuperar la energía debería poder salirse de la rutina, que haya una verdadera desconexión y preferentemente vincularse con otras realidades.

“Lo ideal es salir del lugar donde uno vive, aunque sea dentro de la provincia, pero conocer otra gente, tener otras conversaciones. Lo más bonito de todo son las experiencias vividas, incluso el paisaje que también puede aportar tranquilidad”, consideró el médico, quien mencionó que hay que tener en cuenta que algunos quieren estar con el paisaje y a otros les gusta el ruido, los centros de compras y las actividades sociales.

También es recomendable darle menos relevancia al reloj, mientras que la efectividad del descanso dependerá además de que logren hacerse coincidir las vacaciones de todo el núcleo familiar.

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