El desafío de recuperar un espíritu de empresa

Mendoza es una copa llena de vino en estos días de fiesta, pese a la angustia originada por un accidente en nuestro Teatro Griego que nunca debió haber ocurrido. La gente recupera el entusiasmo, los políticos, por supuesto, se suman acercándose al baile y los empresarios aprovechan la oportunidad de llegar a los gobernantes para reclamar por sus propias urgencias.

Las entidades vitivinícolas ocupan la mayor parte de la agenda vendimial. Se sabe que si bien la vid y el vino no son hoy el sector económico que ocupa la mayor porción en el conjunto de la actividad productiva de la provincia, son, con seguridad, las actividades más representativas del trabajo de todos los mendocinos y las que determinan en gran medida el humor político y social en la provincia. De modo que al ocupar esa agenda estas entidades deben tener muy presente esa circunstancia. En este sentido, resulta alentador el esfuerzo realizado por empresas privadas para llevar adelante el Foro de Inversiones Mendoza 2017.

Ese es el espíritu que expresa la edición especial de la obra "Tramas de Vid" con la que Los Andes acompaña estos encuentros de dirigentes y que a través de breves historias y poesía, trasunta nostalgias e ilusiones.

Se sabe también que una de las improntas culturales que el trabajo de la vid dejó entre los mendocinos fue aquella que apuntaló la idea de que cada uno es artífice y labrador de su fortuna, determinando cierta diferencia con otras culturas del trabajo, incluso más ricas, que caracteriza a regiones en las que se desarrollaron grandes conglomerados industriales. La recuperación de aquella cultura de la tenacidad emprendedora que se ha perdido es el gran desafío para todo aquel que piensa un poco más allá de sus narices.

El escenario de estos tiempos se presenta complicado y desafiante para la economía y el trabajo de la región. Las condiciones macroeconómicas del país, los costos de toda índole que afectan la competitividad internacional, la baja performance del precio internacional del petróleo, la interminable recesión del Brasil, el impacto que tienen en el consumo los precios en Chile, entre otras, y sobre todo una pobreza lacerante y grave que se extiende sobre más del 30% de la población.

Sin embargo, por debajo de esas urgencias que determinan las preocupaciones inmediatas subyacen otras realidades que corroen desde hace décadas los pilares de aquella cultura emprendedora que a fines del siglo XIX percibía el mismísimo Sarmiento, cuando se ilusionaba al afirmar que Mendoza estaba llamada a ser la "Barcelona" argentina. Entre otras, una educación de baja calidad, cuando debiera ser la palanca indispensable para producir cualquier cambio, que debe integrar socialmente y promover un espíritu creativo y emprendedor. En todos los niveles, mesas y encuentros debiéramos hablar de educación. Una Justicia ineficaz, cara y cooptada en gran parte por algunos poderosos debiera ocupar un lugar en el reclamo de los mendocinos. Un Estado que acompañe impulsando la transparencia de la información, alentando de todas la formas posibles la integración de los emprendedores y productores y promoviendo soluciones financieras. Los Andes, como medio de comunicación, no será ajeno a este desafío.

"Para los hombres de coraje se han hecho las empresas", exhortaba José de San Martín. Con la misma vocación de conquista de la tierra que supimos lograr los mendocinos, tenemos que lanzarnos a recuperar la fe en nosotros mismos.

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