Dos mendocinas en el Tren a las Nubes que descarriló el sábado

Leticia Araya y Mirta Sánchez estuvieron entre los 350 pasajeros que debieron caminar 8 kilómetros a casi 4.000 msnm.

Dos mendocinas en el Tren a las Nubes que descarriló el sábado
Dos mendocinas en el Tren a las Nubes que descarriló el sábado

Volvieron a Mendoza desde el norte argentino el martes y ya se ganaron el apodo de “las descarriladas”. En retrospectiva, agradecen que pasaron la experiencia sin mayores consecuencias y que pueden considerarlo como una aventura. Pero el sábado, después de caminar durante dos horas y media, a unos 4 mil metros de altura sobre el nivel del mar, no pudieron evitar llorar cuando vieron los micros que iban a llevarlas de regreso a Salta.

Las mendocinas Mirta Sánchez y Leticia Araya han visitado distintas partes del norte del país en varias ocasiones. Sin embargo, tenían una deuda pendiente: hacer el recorrido del denominado Tren a las Nubes. Y decidieron saldarla este invierno. Desde Iruya, un pequeño pueblo de Salta al que sólo se llega desde Humahuaca (Jujuy), compraron sus pasajes para el sábado y estuvieron, como lo indica la empresa, a las 6.30 de la mañana en la estación de Salta.

Mirta resalta que los paisajes que se pueden ver durante el paseo son maravillosos y una “fiesta para los ojos”. A esa altura, detalla, el cielo es bien azul y las montañas presentan muchos colores. Pero aproximadamente a la mitad del recorrido, entre las paradas de Cachiñal (3.739 msnm) y Abra Muñano (4.008 msnm), cuando atravesaban un túnel, sintieron un sacudón y el tren se detuvo.

Las mujeres comentaron que a partir de ese momento fue evidente que los guías que iban en cada vagón no estaban preparados para manejar una situación de crisis. Es que después de los primeros instantes, en que indicaron que había habido un desperfecto, no supieron contener a los 350 pasajeros. Algunos pasaron de un coche a otro y así se enteraron de que la formación había descarrilado y la gente decidió salir.

Como la formación estaba trabada en el túnel, tuvieron que ir hasta el último vagón y salir por una puerta lateral, para caminar de costado -no había mucho espacio-, entre la pared de roca y hielo y el metal. De esta manera, fueron saliendo al exterior y uno de los guías les planteó que esperaran ahí porque él iba a bajar hasta la estación más cercana para buscar ayuda.

La propuesta no convenció a la mayoría de los pasajeros, sobre todo cuando les dijo que estaba a 3 kilómetros de distancia. Si bien el accidente se produjo alrededor de las 12.30 -al parecer por el hielo presente en el tendido ferroviario- ya eran las 2 de la tarde y muchos prefirieron caminar. El trayecto resultó ser bastante más extenso: casi 8 kilómetros hasta el sitio donde se encontraron con los vehículos de Gendarmería.

Las mendocinas detallaron que había personas mayores, otras con niños pequeños y bebés, unas con prótesis y hasta una mujer no vidente. Pese a que en el tren iban un médico y dos enfermeras, que durante el viaje atendían a quienes se sentían afectados por la altura, no participaron en el proceso de asesorar a los que iban a emprender el descenso, sobre la conveniencia de hacerlo o de esperar.

Leticia indicó que no había un plan de contingencia, ya que si lo hubieran tenido, les habrían entregado botellitas de agua del comedor, un botiquín cada cierto número de personas y habrían tenido bastones de trekking para que algunas personas se ayudaran al caminar, como también linternas. De hecho, cuando bajaban tuvieron que atravesar dos túneles a oscuras y como los celulares no alcanzaban a iluminar lo suficiente, hubo quienes se cayeron y lastimaron.

Mirta cuenta que al día siguiente les dolían las piernas por el esfuerzo de caminar dos horas y media a esa altura (fueron de las primeras en llegar). Pero en el descenso vieron a quienes los llevaron entre varios, prestaron sus brazos a quienes estaban cansados, se toparon con un hombre que caminaba en zig zag y le dieron azúcar del mate a una mujer que se sentía mal. En el micro que los regresó a Salta varios vomitaron porque estaban descompuestos.

Las mujeres consideran que la falla fue de la empresa, que no tenía previsto un plan para emergencias. Tampoco, añaden, informan en el sitio web que la altura puede causar malestar y que deberían consultar con un médico quienes tienen ciertas patologías. Asimismo, resaltaron que entre 30 y 40% de los pasajeros eran extranjeros y que es una pena que ocurran estas cosas, aunque les hayan reintegrado el valor del pasaje. Pero subrayan que el recorrido en sí y el diseño de ingeniería del tendido son maravillosos, por lo que esperan poder volver a subirse al Tren a las Nubes y, esa vez, completar el paseo.

Salta decidió estatizar el servicio

El Tren a las Nubes dejará durante tres meses de hacer su recorrido de 217 kilómetros -que atraviesa 29 puentes, 21 túneles, 13 viaductos, 2 rulos y 2 zigzags- hasta llegar al Viaducto La Polvorilla, a 4.220 metros sobre el nivel del mar. El ministro de Cultura y Turismo de Salta, Mariano Ovejero, informó también que el gobierno provincial se hará cargo de la concesión.

A través de un comunicado, las autoridades salteñas indicaron que reparar los vagones que se dañaron con el descarrilamiento del sábado pasado demandará unos 90 días. En tanto, estiman que dar por terminada la concesión del servicio a la empresa Ecotren SA tomará un mes. El gobierno aclaró que se devolverá el monto de los pasajes a quienes los hayan adquirido con anticipación y que están asegurados los puestos de trabajo de los 60 empleados de la firma.

Según detallaron, la intención del Ministerio es potenciar el Tren a las Nubes y asociarlo a otros productos en la zona.

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