Dos casos de violencia de género: un absuelto preso y un condenado libre

En las últimas semanas hubo dos sentencias judiciales vinculadas con la violencia machista. Mientras un hombre que fue sobreseído tuvo que pasar siete meses en la cárcel, otro que resultó condenado quedó en libertad.

Caso 1

El 21 de abril de 2016, Luciano -nombre ficticio- fue denunciado por una chica con la que mantenía una relación sentimental. La mujer dijo que Lucio la había golpeado. En su declaración ante la fiscalía de Juan Ticheli aseguró que convivía con Luciano y que después de una discusión, “me golpeó, me gritó que le dejara de romper las pelotas, ya que yo le había descubierto una comunicación con otra mujer en el Facebook. También me dijo: vos no sabés de lo que soy capaz... “.

En esa declaración ante la fiscalía, la mujer aseguró que “no tenía llaves de la casa del acusado” (es una pensión con varios departamentos). Horas después, Luciano quedó detenido pero al poco tiempo acordó una libertad ambulatoria. En el ínterin, la mujer lo denunció nuevamente por amenazas telefónicas: dijo que Luciano lo llamaba desde la cárcel y que la amenazaba de muerte. Con esta presentación, Luciano perdió su libertad ambulatoria por decisión del juez de Garantías y fue enviado al penal de Boulogne Sur Mer en setiembre de 2016. Los cargos contra él eran: lesiones dolosas leves agravadas por el vínculo con amenazas coactivas.

En medio de la contienda judicial, el abogado del acusado, Raúl Sánchez, le aconsejó a su defendido que lo mejor era que reconociera el delito, que se acordara un juicio abreviado por la mínima y que de ese modo recuperaría la libertad. Luciano no aceptó porque aseguraba ser inocente.

El 10 de mayo de este año se llevó adelante el juicio unipersonal en la Sexta Cámara del Crimen. Luciano se abstuvo de declarar pero sí lo hizo la chica que repitió lo mismo que durante la instrucción. En el debate declararon los distintos testigos pero sus testimonios no coincidían con la denuncia inicial. Además, en cuanto a las pruebas científicas, se comprobó que hubo pistas falsas: por ejemplo, el teléfono de donde supuestamente Luciano amenazó de muerte a su ex, no existía. Y se comprobó que la pareja no convivía.

Durante los alegatos, el fiscal Fernando Guzzo solicitó la absolución de las amenazas por “falta de pruebas”. En cuanto a las lesiones las consideró dolosas agravadas y pidió cambiar la figura por lesiones culposas: solicitó dos meses en suspenso. Y sin el agravante de la violencia de género.

Natalia Lorenzo, abogada de la denunciante, tampoco acusó a Luciano por las amenazas pero pidió un año de prisión en suspenso por las lesiones agravadas.
Después de escuchar al fiscal y a los abogados de ambas partes, el juez Jorge Luis Del Pópolo dictaminó el sobreseimiento de Luciano y ordenó su inmediata libertad.

Luciano no fue condenado, pero estuvo siete meses preso.

Caso 2

El caso del escritor y periodista Mauricio Runno fue más mediático. Él, a diferencia de Luciano, fue acusado por el delito de amenazas leves en contra de su ex novia y accedió a un juicio abreviado que se llevó a cabo 22 de mayo en la Fiscalía de Violencia de Género a cargo de Fernando Giunta.

Pero el comienzo de este suceso remonta a octubre pasado cuando Runno fue a la casa de su ex en estado de violencia. No hubo contacto entre ambos -no hubo golpes- pero un vecino escuchó del gritos propios de la discusión y llamó a la policía, tal como se debe hacer.

De ese modo, el escritor fue detenido en la Seccional 7 de Godoy Cruz donde pasó la noche. Si bien la ex mujer no denunció al periodista, desde la fiscalía de Godoy Cruz se le dictó una orden de restricción de acercamiento: el escritor no podía acercarse ni comunicarse con su ex.

Pero la mañana del 15 de mayo pasado, el periodista violó esa restricción (algo curioso ya que después de el episodio del octubre del año pasado, la pareja había vuelto a verse en más de una ocasión). En la explanada de la casa de Gobierno, el escritor discutió con la mujer y dos efectivos policiales de la consigna actuaron de inmediato. La ex de Runno, incluso, fue una de las que pedía que no lo llevaran detenido. Pero el hombre fue apresado de todas maneras.

Una vez en la fiscalía de Violencia de Género, le recordaron que había violado la restricción de acercamiento dictada en octubre pasado. Y que de acuerdo con la nueva ley de prisiones preventivas, debía ser enviado a la cárcel hasta que el juicio oral se llevara adelante (eso puede demorar más de medio año). La acusación en su contra era “amenazas simples” (delito que contempla una pena de seis meses a dos años).

De ese modo, el escritor fue enviado a los calabozos de la seccional 3 de Ciudad y más tarde a las celdas de la ex Contraventores. Durante ese tiempo, los abogados de Runno (primero Juan Rocuzzo y luego Jorge Caloiro) procuraban la libertad del acusado. Y cuando ya era casi un hecho de que su destino sería el penal de Boulogne Sur Mer, surgió una solución que evitaría la cárcel.

Los abogados le explicaron a Runno que si no quería terminar en la prisión, lo mejor era que reconociera la autoría de las amenazas y mediante un juicio abreviado recibiera una condena en suspenso. Era la única manera de acceder a la libertad, porque esperar el juicio llevaría muchos meses debido a la cantidad de causas que se apilan en la fiscalía especial de Violencia de Género.

Entretanto, desde la detención hasta la concreción del debate abreviado, el periodista estuvo seis días privado de su libertad. El lunes de la semana pasada, a través del juicio, el fiscal Fernando Giunta condenó a seis meses de prisión en suspenso más la obligación de someterse a un tratamiento psicológico y psiquiátrico durante la misma cantidad de tiempo.

Mauricio está libre, pero en su prontuario figura como condenado.

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