Discapacitados

En días pasados los argentinos hemos asistido a situaciones increíbles, que nunca debieron ocurrir en un país civilizado: la supresión de subsidios a discapacitados. El hecho despertó la indignación de buena parte de la población. El tema fue aprovechado para el manejo político inmediatamente y como de costumbre aparecieron las posturas maniqueas tan típicas nuestras.

El Gobierno, demostrando una vez más incapacidad a la hora de hacer anuncios y de explicar a la población los motivos de una determinación, simplemente apareció como que súbitamente suspendía la ayuda a discapacitados. Lo que dista mucho de la realidad.

El tema es complejo y en mi opinión hay que evaluar las historias de los casos. Así se podrá encontrar un número muy significativo de personas que reciben el beneficio y que no les corresponde: al recibirlo han intervenido médicos, administrativos y otros que han fraguado diagnósticos. Algo que es reprochable y que es delictivo. Obviamente a esas personas habría que retirarles el beneficio y esos fondos destinarlos a aumentar la cantidad de dinero que reciben los que realmente deben recibirlo, que de por sí se trata en realidad de sumas exiguas.

Evidentemente ha habido también confusión -indudablemente malintencionada- entre discapacidad y enfermedad crónica. Un corto ejemplo: los celíacos tienen una enfermedad crónica y seguramente tienen más gastos en atención médica y alimentación, pero no pueden ser considerados discapacitados y recibir subsidio por ese motivo. Deben recibir ayuda de su obra social o de los hospitales públicos para atender sus necesidades médicas. Se puede mencionar la diabetes, también enfermedad crónica, pero el diabético no es un discapacitado, que se convertirá en tal si por causa de la enfermedad sufre la amputación de un miembro o disminución severa de la visión y ahí sí tiene derecho a recibir el subsidio y debe recibirlo.

Se han publicado muchos disparates en estos días, voy a mencionar uno solo: que los pacientes con síndrome de Down no deben tener subsidio, porque algunos pueden trabajar. Es todo un éxito de la Medicina el que un paciente con síndrome de Down pueda trabajar, pero la suposición de que por ese hecho no es candidato a recibir el subsidio es una opinión aberrante desde el punto de vista médico.

Facilidades

La gran mayoría de países facilitan la adquisición libre de impuestos de vehículos a personas con discapacidad. Argentina también tiene incorporada esa alternativa. La ley, además, extiende la posibilidad de la adquisición a discapacitados que aunque no puedan dirigir un vehículo, lo haga otra persona para traslado del discapacitado (sea lugar de trabajo, de asistencia médica o cualquier otro tipo de actividad).

Lamentablemente somos un país de transgresores y muchas personas adquirieron vehículos a pesar de no cumplir con las exigencias. Por supuesto hubo mentiras para certificar la discapacidad en la preparación de la documentación. Hasta que apareció el escándalo con el vehículo de extremo lujo adquirido por una vedette. Esta persona, con mucha influencia, no tuvo que responder por el delito y en cambio se modificaron las exigencias hasta el punto de convertir el trámite en algo vejatorio para un discapacitado. Obviamente una vez más, se perjudicaron los discapacitados verdaderos. Es posible que los mañosos continúen con las adquisiciones delictivas.

Posibilidades restringidas

En Mendoza es preocupante el tema de estacionamiento para discapacitados: por un lado los lugares son escasos y por el otro están ocupados sistemáticamente por automóviles que no tienen oblea, ante la mirada indiferente de los agentes de tránsito. Estimo que si se aplicaran las multas correspondientes los que cometen la falta aprenderían que no conviene ser transgresor y poco a poco la población se iría educando en un tema tan importante como es la convivencia en armonía.

Algo fácil de comprobar es que hay muchas obleas falsificadas de estacionamiento para discapacitados en manos de personas que no lo son y que las usan para ocupar esos lugares, para no pagar estacionamiento, sea en la calle o en una playa. Estos hechos demuestran la falta de ética, la tendencia a ser transgresores, la burla a principios elementales de convivencia que expresan algunos ciudadanos, tan grave como personas que han adquirido un bastón y lo usan  para ser atendidos sin hacer fila.  La ocupación de lugares de estacionamiento para discapacitados por automóviles de personas que no lo son ocurre constantemente en centros comerciales y duele admitir que también se comprueba en el Centro Universitario.

A muchos automovilistas y motociclistas mendocinos no les importa  -para su comodidad - estacionar sobre las rampas, que no sólo son usadas por las sillas de ruedas sino también por las madres que llevan el bebé en el cochecito y por los adultos con disminución de la capacidad motriz.

La corrupción parece estar omnipresente, tanto en funcionarios como en los ciudadanos. Si cada uno hace lo que debe y no hace lo que no debe volveremos a ser el país que alguna vez fuimos, el que soñaron nuestros próceres, el país que muchos añoramos.

Las opiniones vertidas en este espacio no necesariamente coinciden con la línea editorial de Los Andes.

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