Diego Frenkel: “Somos peces de río”

El ex líder de La Portuaria regresa a Mendoza sobre maderas y cuerdas para navegar desde lo íntimo hasta lo electrizante. Mañana, en el Teatro Selectro.

“Acá somos todos peces del Río de la Plata”, dice Diego ventaneando un cielo gris desde su estudio. Nubes y frío le sugieren esa atmósfera sumergida, esa electricidad de aguas color metal.“Por eso la rítmica”.

-Mientras no sean peces del Riachuelo...

-No, esos ya son mutantes.

Aunque en Mendoza también haga frío, el ex líder de La Portuaria sabe que aquí lo esperan más chances de sol. Así que festeja cada vez que rumbea para el oeste. “Porque pasa algo muy especial con el público mendocino, ya es como una amistad colectiva”.

La última vez que tocó en un bar de Chacras, explotó. Y ese recuerdo promete repetirse puesto que regresa con el formato acústico (en dúo con Lucy Patané) para terminar en un trance ultrapotente.

“De lo íntimo a la potencia rockera y el baile”, así es el plan para mañana a la noche. Pero esa narrativa  sonora está sostenida por una telaraña gigante, las orquestaciones de esas dos guitarras y la voz de ese navegante tan oscuro como sanador.

-Hablemos de cuerdas...

-Lucy toca una guitarra de doce cuerdas que de repente puede sonar a un arpa o a una mandolina. Yo toco la guitarra de seis.  Entre ambas se entreteje un juego gigante. Hay un tema, “Dios”, que originalmente aparece en el disco  “Huija”  de La Portuaria, donde hacemos un duelo de guitarras, usadas incluso como percusión. Y puede sonar por momentos a flamenco, por momentos a heavy metal.

Ambos llevan mucha ruta recorrida con este esquema desesquematizado. Puesto que el repertorio recorre todas las canciones de Frenkel, incluso las de su último disco, “Ritmo”, pero va mutando con el tiempo y los kilómetros.

Diego halló a Lucy hace años, en medio de su transición solista. “Fui a ver un recital de una banda llamada La Cosa Mostra y me quedé alucinado con ella. Tenía un estilo medio punk, medio rockabilly. Esa violencia me pareció interesante”. De modo que la invitó a formar parte de “El día después”.

El barco que hoy capitanea Frenkel incluye además a Pedro Bulgakov y Florencio Finkel. Célula, así se llama el formato banda. Como una agrupación terrorista o como la base de los organismos. Ambas acepciones pueden tener sentido. Primero, porque Frenkel dinamita cualquier frontera entre lenguajes sonoros. Como el pez en el río, fluye de la computadora al instrumento y navega por los géneros sin redes.

Y ahora ha llegado a las orillas literarias. Muy pronto, llegará su libro “A través de las canciones”, un volumen dividido en temas musicales que marcaron su vida y que está escrito en las vertientes de la crónica, la anécdota, la poesía y el ensayo.

Nunca fue un conformista: ni con La Portuaria, que siempre tuvo actitudes de riesgo y atravesó un montón de etapas, ni cuando se aventuró con su primer disco solista (1996) o formó Bel Mondo, con Fernando Samalea, Ricky Sáenz Paz y Sebastián Schachtel (también portuario).

Por eso, Frenkel soporta tan bien los cambios de piel para renacer. Dice que ahí está el nuevo impulso creativo... “y la posibilidad de una nueva libertad”.

Ya el navegante expuso su  material solista, “Célula”, y su antecesor “El día después” junto con renovadas versiones de las canciones que popularizaron su música y forman parte de su trayectoria artística.

Canciones como “Diez mil kilómetros”, “A través de tus ojos”, “Mira las nubes”, “Río herido”, “Baby”, “Nada es igual” y algunas versiones de otros autores como “Imágenes Paganas”, complementaban un show emotivo y contundente que transitaba la poesía y el lirismo, la energía rítmica, los momentos afro y un cierto carácter electrónico. Eso también podemos esperar esta vez.

El ritmo en la célula

“Para mí, ‘Célula’ es como un viaje astral. Es un disco más futurista que ‘El día después’ en cuanto al armado de canciones, la voz (que a veces recita y otras no está), el tejido de las guitarras. Diría que es mántrico, que tiene el espíritu de una banda sonora”, deslizaba Frenkel desde el estudio porteño en el que concibe su universo propio.

Porque hay que saber que “Célula” (el predecesor de “Ritmo”) es un disco trabajado en la sala de ensayo y que maneja una alquimia especial con influencias de cine lyncheano, música electrónica y ritmología de pulso africano, o sea, en clave de groove.

-¿Por qué en la era de los cancionistas vos te dedicás a romper con la canción?

-Bueno, es parte de la búsqueda. Es necesario abrir el juego. Acá no vas a escuchar estribillos sino un viaje poético. Es, en todos los sentidos, un disco conceptual. De hecho, el arte de tapa está basado en Claudio Roncoli, que es un pintor abstracto. Fue también el que me ayudó a encontrar el nombre.

Pero además ahora trae su último álbum. El show que escucharemos mañana será un naufragio acústico por orillas donde el rock llega mutado entre arreglos orquestales y secuencias inspiradas en máquinas. Frenkel viene acompañado de la guitarrista Lucy Patané que aporta la textura de la acústica de 12 cuerdas y la voz en el tema “La sombra”.

En definitiva, todo depende de a qué le llamemos canción, cierra el alquimista. “La ruptura nos puede llevar a un cancionero nuevo y sorprendente”.

Hablemos de “Ritmo”. “Es un disco intenso. Se gestó entre giras, filmaciones y mucho movimiento, durante los dos años posteriores a la salida de “Célula”. Junto a la misma banda plenamente conectada y compenetrada, trabajé con ellos tratando de que las canciones se armaran con el sonido que se había consolidado y aprovechando al máximo los recursos de cada uno como intérprete y de sus instrumentos, limitándonos a generar el sonido solo con la energía de la banda. Hay fugas, como en todos mis discos, hacia zonas de reposo. También hay temas con guitarras distorsionadas y un beat defintivamente rockero; pero en su gran mayoría, el disco se basa en la búsqueda de una sonoridad que mezcla áreas diversas del ritmo como eje, lo africano, el mundo del dance, del disco, del concepto de lo electro pero llevado a la banda, a las guitarras, al bajo y la batería”.

La ficha

Show: Diego Frenkel & Lucy Patané.
Teloneros: la potente banda local de indie rock Fuego en Moscú.
Lugar: Teatro Selectro (Capitán de Fragata Moyano y 9 de Julio, Barrio Bombal).
Día y hora: mañana, desde las 21.30.
Entradas: $200 (anticipadas), $250 (en taquilla).
Puntos de venta: Amadeus (Necochea 75, Ciudad), La Fraternidad (España 298, esquina Cap. Fragata Moyano, Barrio Bombal), Willys bar (Mitre 1371, Chacras de Coria). También en  el sitio www.eventbrite.com.ar  o en la boletería del teatro.

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