Del “metro” al “spornosexual”: ¿Nace otro tipo de hombre?

Suelen gastar su energía física en gimnasios para agrandar su cuerpo, y subir selfies para mostrar el resultado de su esfuerzo. Además viabilizan más la energía sexual en ser mirados y en consumir pornografía, que en seducir al otro. ¿De qué se trata este

El gimnasio es su segundo hogar, o casi, casi, el primero. Un sitio en donde la cita diaria para entrenar y verse cada vez mejor, se transforma en un lugar de encuentro, pero con él mismo. Se trata (según dicen) de un nuevo “tipo de hombre” diferente al denominado “metrosexual” (ver aparte) que habría virado al “spornosexual” ¿Y de qué se trata este nuevo viraje?

Tal definición parece venir de la mano del periodista inglés Marck Simpon, que al tener tiempo (asumimos que de sobra) agudizó el ojo hacia los cambios varoniles que se han ido dando a través de los últimos años, y ‘observó’ un nuevo estereotipo.

Simpon, que hace 20 años acuñó el término “metrosexual”, hoy describe bajo el título de “spornosexual” a aquellos hombres que gastan tiempo y dinero en gimnasios, que no tienen problemas en mostrar los resultados subiendo selfies a las redes sociales, y que prefieren excitarse con porno, más que salir a conquistar.

¡Se mira y no se toca!
Se miran, se miran, se miran... Eso es seguro. Revisan si su abdomen chato y con músculos bien, pero bien, marcados tiene algún que otro zócalo de más, a base de músculo tallado con esfuerzo.

Parece que de aquel hombre meticuloso, preocupado por las últimas cremas antiage, más esbelto o con cierta ambigüedad snob, se ha dado paso al macho rudo, de un estilo más deportista y barrial, dispuesto a disparar “selfies en solitario” para zambullirse en el mundo de las redes sociales con su imagen.

Según explica el psicólogo y sexólogo Germán Gregorio Morassutti, “los cambios de este estilo (del metrosexual, al spornosexual) tienen que ver con ‘modas’ específicamente.

En realidad la sexualidad está atravesada por la cultura, y es definitivamente modificada por ella, ya que los seres humanos no tenemos sólo sexualidad reproductiva, sino también recreativa. Entonces estas ‘modas’ de los cuerpos van influyendo en la sexualidad relacionándose más  con el erotismo.

- ¿En qué sentido?

- En la capacidad de poder seducir al otro, y poder encontrar dentro de la sexualidad este interés. Las figuras eróticas desde la historia (basta pensar en la década del 50 para acá) han ido modificando notablemente lo que son las formas de los cuerpos. Sobre todo, las del cuerpo femenino, que van mutando más rápido.

- ¿Qué buscaría este nuevo tipo de hombre que apuesta a la musculatura de su cuerpo, y a ver pornografía, más que a relacionarse con un otro?

- Esto tiene que ver con las masculinidades y las feminidades. Son aspectos que viven mutando y cambiando todo el tiempo. No es lo mismo el “ser masculino” de la década del ‘80, a lo que es este concepto hoy. El paso que ha habido de la llamada “masculinidad” (que es la expresión del hombre) ha tenido que ver con achicar la brecha entre lo que se llama masculino-femenino.

En los ‘80 era impensado que un hombre se depilara, o se aplicara autobronceante para lucir con color, o que estuviera incluso más preocupado por la estética. Hoy es cada vez más común.

De hecho hay lugares específicos para la estética de varones y está siendo cada vez más aceptado en cualquiera de las orientaciones sexuales que se tenga. Todo esto tiene que ver con este cambio en el concepto de la masculinidad.

- ¿ Incide el narcisismo en esta forma de desarrollar la sexualidad?

- Algo que se ve mucho en la sexualidad actual es este narcisismo. Es habitual ver cada vez más individualidades y pocas parejas, y esto tiene que ver con el narcisismo, en el cual se muestra una imagen para que el otro se vea seducido por ella, pero queda en eso, en lo estético y en la muestra. El vincularse con el otro en una relación implica un trabajo, una adaptación que muchas a veces se ha ido perdiendo.

-¿Cuál sería el equilibrio en este tipo de modas?

- En realidad no sé si en este tema de las modas va a llegarse a un equilibrio. Seguramente seguirán mutando y transformándose en otra cosa de aquí a dos años. Lo que se hace desde la cultura es ponerle un nombre a cosas que uno ve socialmente, y que se van originando de manera frecuente.

El tema de la imagen es algo que hace rato se viene viendo, no sólo en la estética de los famosos, por ejemplo, sino en las redes sociales; como espejos de un tiempo atravesado por ellas. Las redes sociales ayudaron a que estos fenómenos se den de esta forma. A veces el encuentro real con el otro, queda bastante lejos

- ¿Y qué hay detrás de este tipo tendencias nuevas?

- Narcisismo e individualidad. Las personas están eligiendo conductas cada vez más individuales. Si le podemos buscar algo en contra a estas modas, se vincula con eso. El hecho de perderse en conocer a otras personas, ya que si bien tiene una gran ganancia conocerse a uno mismo, muchas veces con eso solo no alcanza. En ocasiones es necesario construir una relación con otro y aprender a conocer también a otras personas.

Además lo que se tiende a mostrar a través de la imagen no es algo vinculado con la persona real en su completud, y se diluye la capacidad de la palabra; por ende, el hecho de seducir al otro realmente.

¿Qué caracterizaba al metrosexual?

Según describe Mark Simpson en “Meet the metrosexual”, se trata de “un joven con dinero para gastar, que vive en las metrópolis, donde están las mejores tiendas, clubs, gyms y las mejores peluquerías.

Puede ser oficialmente gay, hetero o bisexual, pero esto no tendría tanta importancia porque se toma a sí mismo como su propio objeto de amor y placer. Son profesionales independientes, modelan, trabajan en los medios y las productoras o en la música pop y, ahora, también en los deportes, pero aman los productos de vanidad masculina”.

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