Debe existir un profundo replanteo

Los números marcan que se venden menos vinos, pero ha aumentado la facturación, tanto en el mercado interno como en el externo. La gente está priorizando la calidad.

Debe existir un profundo replanteo
Debe existir un profundo replanteo

Luis Fermosel - la.fermosel@gmail.com

"En los momentos difíciles es cuando se toman las soluciones de fondo", resumió días pasados un bodeguero durante una charla informal en un café de la Peatonal. Hacía referencia, sin dudas, a la situación por la que atraviesa la vitivinicultura y a las posibles "salidas" que parten desde distintos sectores para superar la difícil coyuntura.

Inclusive planteó el tema de la relación entre el sector y el Gobierno, indicando que no se puede seguir actuando a expensas de lo que pueda recibirse de parte de las autoridades, sino que es la propia industria la que debe encontrar los caminos adecuados.

De la conversación participaron también dos productores: uno del Este y otro del Valle de Uco. En primer lugar abordaron la relación con el Gobierno, destacando que habría llegado el momento de barajar y dar de nuevo, como por ejemplo la devolución de las retenciones que oficialmente se anunció días pasados para la Pampa Húmeda.

"Nosotros también la tenemos, pero el dinero se maneja a través de programas que no tuvieron gran impacto", destacó uno de los asistentes, quien agregó que "respecto de los 500 millones anunciados por la Nación, lo único que ha llegado son los 40 que están en el Argen-Inta para el programa del mosto", manifestó.

Hubo coincidencias también en señalar que es necesario concentrar toda la artillería de los recursos públicos en la exportación. Destacaron en ese sentido que en Europa hubo un cambio en los programas en el destino de los recursos y en ese marco indicaron que "el dinero que ponían para destilación ahora lo derivan a promoción, apostando a ganar mercados.

"Nosotros -expresaron- necesitamos duplicar nuestras exportaciones para alcanzar los 500 millones de litros, que se llevarían los 200 millones que actualmente están pesando en el sobre-stock".

Indicaron en ese marco que los sectores privados están realizando reuniones a los efectos de alcanzar coincidencias y elevar una propuesta, teniendo en cuenta esencialmente que la situación internacional ha cambiado, como por ejemplo lo que sucede con la devaluación del Real o la caída en la brecha entre el Euro y el dólar, a lo que debe sumarse el hecho de que el sobre-stock de blancos escurridos se ha reducido en razón de que muchos de esos vinos han pasado a ser tintos, con la utilización de las uvas tintoreras.

Expresaron también que los mercados también han cambiado, destacando que Rusia ahora pide blanco de blancas y no blancos escurridos. Señalaron entonces que, con la implementación del 35 por ciento a mosto y la reducción de blancos escurridos, es muy factible que se llegue, al final del actual ciclo, a 4 ó 5 meses de despachos, que "son manejables".

También señalaron que habrá que esperar los números finales de la cosecha, señalando que, por lo que se ha informado oficialmente, San Juan ha sufrido las inclemencias climáticas y tendrá menos uva que la pronosticada en un primer momento. "Habrá que tener mucho cuidado en la fijación del grado alcohólico", dijo uno de ellos.

Dos vitiviniculturas
La charla se derivó luego hacia qué hacer para el futuro y evitar que se produzcan nuevas crisis por sobre-stock. Y es aquí donde la conversación tocó temas urticantes y que tienen directa relación con los mercados. Señalaron que los números han demostrado que, tanto en el mercado interno como en el externo se ha producido el fenómeno de que ha caído la cantidad de litros al consumo pero ha aumentado la facturación.

"Eso demuestra que la gente toma menos vino, pero busca mayor calidad", indicó uno de los asistentes, quien agregó que las mismas empresas han advertido la situación y responden a esa nueva necesidad del consumidor: "Ahora en el tetra no va un blanco escurrido sino un blanco de blancas y hasta hay tetras varietales", destacaron.

"Es por eso que nos debemos una discusión seria sobre qué vamos a hacer con los productos que no tienen mercado. No es que estemos en contra de los productores que tienen uvas de menor calidad enológica, pero la propia Presidenta de la Nación nos preguntó para qué elaborábamos productos que no tenían mercado…", coincidiendo en que podría tomarse la determinación de derivar las criollas y cerezas a mosto, abonándole al productor un valor que le permita obtener una pequeña ganancia o facilitándoles créditos para que puedan reconvertir sus viñedos, aunque aclararon que con una producción de 120 quintales por hectárea de uvas criollas y cerezas, no hay valor, ni en vino ni en mosto, que permita una rentabilidad.

"El gran salto de la vitivinicultura argentina estuvo dada por la calidad y en ese esquema la vieja vitivinicultura, basada en la cantidad, no tiene cabida", dijo uno de ellos.

Para fundamentar esa afirmación respecto de la necesidad de fortalecer la calidad para seguir incursionando con fuerza en los mercados internacionales, el bodeguero puso como ejemplo lo afirmado por dos expertos en vinos: la inglesa Jancis Robinson, con una profunda incidencia en el mercado británico y un informe de Tim Atkin, quien calificó a los vinos argentinos con excelentes puntajes.

En el primero de los casos, si bien Robinson centró su informe en una bodega (Zuccardi) elogió a la vitivinicultura local con los mejores conceptos e inclusive señaló que existe un futuro más que promisorio, si tomamos en cuenta la cantidad de enólogos e ingenieros agrónomos que se encuentran al frente de la elaboración de vinos y que no superan los 35/40 años de edad. Los expertos los califican inclusive de "los hijos de la nueva vitivinicultura".

Es más, en el orden internacional Mendoza ha alcanzado un nivel de reconocimiento que no necesita advertir que se trata de una provincia argentina, como también sucede con Napa Valley, en Estados Unidos, Burdeos en Francia o Rioja, en España.

Advirtieron los integrantes de la mesa que esa situación ya se está reflejando en los valores que se pagan para las uvas en la provincia. Destacaron que los varietales del Valle de Uco están rondando los 4 a 5 pesos el kilo -y en algunos casos más- muy por encima de lo que se está hablando respecto de las uvas de menor valor enológico en la zona de mayor producción.

"Inclusive los varietales de la zona Este tienen una diferencia fuerte con el resto", destacó uno de ellos. "La gente que cambió, que reconvirtió, ve un horizonte. Los que no lo ven son los que no han cambiado", dijo para ratificar su afirmación.

Se trata de un tema complejo y de difícil solución. La realidad es la que marcan los mercados y estos anteponen la calidad, tal como lo señalan los números. Pero también cabe preguntarse qué hacer con los miles de productores que no han podido reconvertir y que, con los valores actuales, tampoco podrán hacerlo. Un replanteo profundo que, tarde o temprano, habrá que encarar.

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