Daniel Melero: “A veces, la frescura está sobrevalorada”

Con su nuevo álbum “Atlas”, con el reciente proyecto de su sello discográfico RED y a treinta años de la edición de “Silencio”, el primer disco de Los Encargados, Daniel Melero mantiene intacto el romanticismo de su búsqueda y el de sus canciones de amor.

Que las etiquetas limitan lo irreductible está fuera de cuestión, el tema está en ver qué es lo que queda fuera de lo que resaltan. Pasa por ejemplo con Daniel Melero: las ideas de pionero gurú de la electrónica y músico de vanguardia que suelen acompañar su nombre connotan una frialdad que no siempre deja ver la calidez que subyace a lo largo de toda su obra.

Calidez que estuvo ya desde la primera canción del primer disco que grabó con Los Encargados, su primera banda, y que continúa hoy en “Atlas”, su último trabajo solista, que acaba de ser editado y que arranca con una canción dedicada a la amistad.

Y ya que lo mencionamos, aquel primer disco de Los Encargados, “Silencio”, editado en 1986 con gemas como “Orbitando”, “Trátame suavemente” o “Líneas”, cumple en estos días treinta años. Así que aprovechamos disco nuevo, aniversario de disco y la creación de su reciente sello discográfico (con el que editó el debut musical del artista mendocino Ludovico Zanettini, quien bajo el seudónimo Puar grabó el año pasado un disco de colección) para darnos el gusto de conversar un rato con Melero acerca de un poco de todo.

Partimos desde su último trabajo, un disco de piezas pop tan logradas que dejan atrás la idea de “concepto” que trabajó en los anteriores.

Así lo describe él:

–Curiosamente para lo que suelo hacer, ‘Atlas’ partió de canciones. Por ejemplo, a diferencia de otros discos, las canciones de este tuvieron demos, en muchos casos desde hace años, con lo cual ni siquiera tuvo un circuito del tipo ‘últimas canciones que compuse y me parecieron interesantes’. Es más bien una selección de canciones que lograron abrirse paso a través de un período que empezó hace tres años y medio.

–¿Cómo fueron compuestas?

–Básicamente escuchando otras canciones. A veces mías, a veces fragmentos que no supe colocar en un tema y que se dejaron desarrollar según la visión de otro. No creo en lo original, no creo que uno tenga ideas únicas que sean demasiado relevantes. Sí creo en reescribir aquello que ya fue escrito y te produjo cierto encantamiento. Muchas de la canciones vienen de modelos que me atrapan y que a su vez, en la tergiversación de cómo lo ven los demás (e inclusive uno mismo), se transforman en canciones que aparentan ser únicas.

–¿Y de qué canciones o artistas partieron?

–La verdad ya no lo recuerdo. Es más, ha sido una charla entre nosotros y no supimos recordarlo. Si me hicieran una nota en el momento en que estoy en el primer gesto de la composición sabría decir en qué obra o artista pensé, pero a esta altura no lo recuerdo. De todos modos me parece interesante la manera en que aquello que te inspira se ve enmascarado en una nueva forma a través de las visiones de más personas que no necesariamente saben cuál fue el modelo, porque de hecho el modelo se va ampliando hacia una cosa que es cada vez más interesante para mí y para ellos mismos. En algunos casos no se trataba de temas sino de películas, por ejemplo “Elsita”, una canción que parte de las películas de Leopoldo Torre Nilsson escritas por Beatriz Guido en las que actuaba Elsa Daniel. “Elsita” es la Elsa Daniel de esas películas, porque ella era más una comediante, pero en esas películas era la persona cándida, inocente, que percibe los fantasmas que rodean las situaciones y los atiende.

–En las letras hay una idea que habías trabajado en el disco anterior con "Mirá mirá" y acá vuelve a aparecer en "Dicen", una caracterización del argentino que se las sabe todas...

–No me refiero particularmente a los argentinos, aunque podría ser muy apropiado. Es algo que se da mucho en las redes sociales, que tienen una especie de “mi ego, hoy, acá y en todo el mundo”. Al buscar decir algo cooptando y captando el interés de seguidores básicamente terminamos hablando demasiado de cosas que no sabemos, o nos sumamos a supuestas buenas causas que no investigamos profundamente ni conocemos lo suficiente. Hace tiempo vengo preguntándole a mis amigos qué sitios de Internet visitaron últimamente, y casi todo es Facebook y Twitter. Creo que hemos perdido un cierto gusto por explorar la cantidad de posibilidades que nos ofrece Internet.

–Rótulos como "músico electrónico" o "de vanguardia" connotan cierta frialdad que a veces no deja ver una calidez muy presente en todos tus discos... ¿Empezar "Atlas" con un tema como "Amistad" fue un poco para resaltar esa parte no tan nombrada?

–Es cierto lo de la calidez, me alegra que se note... Para mí no son una preocupación los rótulos que me pongan, a todos los considero un halago, una manera interesante de nombrar aquello que hice. Pero sí, creo que la calidez siempre está presente. Si yo fuera crítico, seguro que lo primero que diría es que en mis composiciones tiende a haber romanticismo. Y melancolía más que tristeza, y nunca nostalgia. No creo que “Amistad” sea una venganza contra esos rótulos, pero sí me parece que tiene una cierta libertad que de todos modos yo siento que no me la quita que me analicen como de vanguardia o qué se yo que más...

–Esta calidez y romanticismo estuvo ya desde "Silencio", el debut de Los Encargados, que este año cumple 30. ¿Cómo ves ese disco a la distancia?

–Durante muchos años sentí que cada disco que hacía me avergonzaba, sin embargo a pesar de eso seguí grabando y con el tiempo me he ido reconciliando con esos gestos que intenté tener en cada momento. Con “Silencio” siempre sentí que era mucho más pacato que lo que éramos Los Encargados en vivo, pero en los últimos años comprendí que no era pacatería sino quizás otro sentido de la elegancia ante esa presunción de la diferencia entre aquello que queda grabado y aquello que es teatral, y en ese sentido hoy... tal vez peque de vanidoso al decirlo, pero me siento orgulloso de haber sido parte. Cualquier disco es  una obra inconclusa, hay un momento en que uno debe soltarlo o desisitir, y estoy muy feliz de no haber desistido, porque dos veces antes de ese disco había desistido, y creo que esos álbumes tampoco estaban tan mal hechos como yo creía. De hecho en “Silencio” quedaron muchas primeras tomas, en general mis discos tienden aún hoy a ser en gran medida primera toma...

–¿Por la frescura?

–No sé... viste que a veces la frescura está sobrevalorada, y al revés de lo que se suele pensar la primera toma es más rígida, no necesariamente más fresca. De hecho en la primera toma hay una especie de miedo que va buscando algo como la simulación de la frescura. En general en los discos que produzco tiendo a tratar de que eso no suceda, de que la frescura no pase a ser una simulación de sí misma. Creo que se trata mucho más de entender qué ocurre en cada momento y cómo jerarquizar lo más importante y maquillar aquello que no es acertado para que se amalgame con la primera intención de la canción. Con cada toma siguiente vas entrando cada vez más en tu mente, y ahí entrás en tu pasado... Cada vez que repetís algo, al cantar, al tocar una guitarra o la batería, vas reentrando en tus recursos anteriores y se hace cada vez más difícil generar nuevos recursos. Muchas veces se ríen cuando le pido a alguien “no hagas lo que sabés, tocá mal a ver qué pasa”. Pero quizás de esa manera la canción pasa a otro nivel para todos, y muchas veces eso da resultado también.

–Hace poco comenzaste con el proyecto RED, tu nuevo sello discográfico. Dentro de los discos que editaron...

–Sí, tenemos un mendocino de la gran puta...

–Totalmente, "El look de la pelea" de Puar me parece de los mejores discos que se editaron el año pasado...

–No hay dudas. En la urgencia de la estupidez actual se nos escapan concreciones como las de un artista como Puar. Y eso no es excepcional, no es la primera vez que sucede, nuestra historia está escrita de ignorar lo importante en el rock, basta revisar a Estupendo, o a Los Corrosivos y su disco “Estudio de casos”. Y dentro de algunos años se revisará que un tiempo atrás Puar había hecho un disco precioso. Da vergüenza la manera en que a veces se malgasta el tiempo. Vergüenza ajena: yo estoy muy contento de haberlo escuchado.

He tenido el lujo de hacer una gira con él y sinceramente lo admiro. Entre los grupos que he tenido la suerte de editar con RED siempre primero está esto de que me embelesen, me ericen... Me siento afortunado de poder vincularme con artistas así.

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA