Cientos de niños mendocinos, junto a sus padres, esperaban en un sector del aeropuerto de la provincia el aterrizaje del avión que traería al padre de dos personajes animados: el Ratón Mickey y el Pato Donald.
El padre de las criaturas
Desde el cielo se vio la silueta plateada de un avión bimotor a punto de aterrizar. Los que estaban entre la muchedumbre comentaban "¡Allí viene Disney, el que hace el Pato Donald!".
Minutos después, se abrió la puerta del DC-3 de la compañía Panagra y apareció Walt con su esposa y algunos de sus colaboradores.
Aquí lo esperaba su gran amigo Juan Carlos Alurralde, entonces presidente de la aerolínea norteamericana y organizador de su itinerario en nuestra provincia.
Inmediatamente, el público allí establecido comenzó a aplaudir y aclamar al mago de los cartoons. Mientras algunos trataban trataban de pedirle autógrafos, el grupo partió en varios automóviles hacia la ciudad de Mendoza.
Una bienvenida animada
Al llegar a la capital mendocina, el matrimonio Disney fue recibido por una comitiva de la Casa del Cine y el representante de la productora cinematográfica RKO, Enrique Martínez Baca, quien le obsequió a Lillian Bounds un ramo de flores.
Walt, su esposa y sus colaboradores se alojaron en el Plaza Hotel. Luego de un cóctel, partieron rumbo a la Casa de Gobierno -ubicada en la calle Rivadavia- y saludaron al gobernador AdolfoVicchi.
Después de las visitas protocolares, los visitantes fueron a algunas bodegas de los departamentos de Maipú y recorrieron Luján.
Al segundo día de su visita, Disney fue esperado en los cines Avenida y Buenos Aires por más de 2.000 escolares para poder ver al genio del dibujo animado. En aquellas instalaciones se proyectaron por primera vez las películas del Pato Donald y Mickey.
Durante su proyección, los niños se fascinaron y aplaudieron con gran fervor. Después de una función de títeres, apareció Disney y con un risueño “¡Hola pibes!”, en perfecto español, comenzó a hablarles y explicó que venía a nuestro país para hacer una película de dibujos animados.
Walt se dirigió a la multitud diciendo que no bailaba ni cantaba pero quería divertirlos, entonces hizo una pirueta que asombró y fue ovacionado por el público presente.
Unas horas después de su presentación, salió con su grupo a pasear por la avenida San Martín, desde la calle Lavalle hasta Sarmiento. Muchos se lanzaron sobre él para que les firmara autógrafos.
Por la noche el matrimonio Disney fue invitado a participar en un baile en el Club Unión.
Gaucho norteamericano
Walt y su dibujantes, partieron hacia Tupungato; a unos 20 kilómetros de la ciudad homónima visitaron las estancias de Alurralde y de Correas. Disney se vistió de gaucho y por supuesto se comió un buen asado acompañado por excelente vino mendocino.
Quedó asombrado por la hospitalidad de un capataz llamado Liborio Sosa quien con su cámara super 8 con cinta a todo color, filmó a este personaje gauchesco. Ambos entablaron una amistad durante su estadía en la localidad.
Aquel día, se realizó una jineteada con doma, de la cual el dibujante y empresario participó montando un potro y demostrando una destreza que dejó a todos boquiabiertos.
Disney estaba muy entusiasmado y había quedado fascinado con Mendoza. Pero debía seguir su itinerario por nuestro país y luego cruzar a Chile y visitar Perú.
El Grupo -como le decían- partió desde el Plaza Hotel rumbo al aeropuerto. Durante el viaje, en la intersección de las calles Lisandro Moyano e Independencia, observó el portal del campo histórico.
Le comentaron que en ese lugar el General San Martín había formado el ejército que dio la libertad a tres países y mostró mucho interés en la gesta libertadora.
Al llegar a las instalaciones de “Los Tamarindos”, el público que estaba allí para despedirlo lo hizo con aplausos.