Cristales que oscurecen la economía

Hechos políticos, torpezas de funcionarios o quejas de sectores perjudicados por medidas oficiales hacen un cóctel que genera malestar social.

Por Rodolfo Cavagnaro - Especial para Los Andes

En los últimos tiempos no hay noticias buenas que perduren, mientras pequeñas noticias o errores de torpeza desvían la atención y todo parece negro y altera el humor social.  Es muy complejo analizar el ritmo económico, que tiene indicadores positivos, sin tener en cuenta el tema de la deuda del padre del Presidente o la modificación de una fórmula de cálculo del ajuste jubilatorio con 0,3% de diferencia.

Es que se debería esperar que con índices inflacionarios en baja, con mejor comportamiento de algunos sectores, como el industrial, debieran mejorar las expectativas, aunque las mejoras no lleguen a todos al mismo tiempo.

Pero es cierto que en la misma economía subsisten situaciones por las que se deben enfrentar problemas estructurales pero también cuestiones culturales. Uno de ellos es el referido al tipo de cambio. Es que al haberse liberado la cotización del dólar la gente se enfrenta al primer problema cultural, que es acostumbrarse a las oscilaciones. Todos estaban más cómodos cuando el gobierno fijaba el precio pero ahora sacan cuentas todo el día si ganan o pierden y entrar en una práctica delirante.

Cuando hay un tipo de cambio flotante hay que mirar las tendencias de corto y largo plazo, cuando uno está en actividades económicas, y en este punto lo que preocupa es que no se ven muchas posibilidades de que el dólar suba mucho, según necesitan los exportadores, sobre todo de las economías regionales.

Pero también eso afecta al comercio, toda vez que muchos argentinos prefieren trasladar sus compras hacia países limítrofes aprovechando la diferencia cambiaria, aunque pocos ven lo que hay bajo el agua. Los precios en la argentina son más caros, sobre todo, por el componente impositivo que está afectando a toda la economía.

El problema es que las soluciones rápidas, como forzar una mayor devaluación de la moneda, podría generar una estampida inflacionaria en una sociedad muy sensible, y la solución de fondo, que es bajar los costos de la economía, entre ellos los impuestos, no se puede hacer muy rápido porque afecta la precaria sustentabilidad del Estado, que vive recibiendo demandas de distintos sectores acostumbrados a vivir de fondos públicos.

Proyecciones moderadas

La mayoría de los analistas privados siguen estimando un crecimiento cercano al 3% para este 2017, aunque difieren  con los cálculos sobre la inflación, ya que oscilan entre el 20 y 24%. Aquí aparece alguna diferencia con la pretensión del gobierno de poner un techo del 20% a las paritarias en todos los sectores. Los que están negociando con más inteligencia están pautando una revisión en el último trimestre para ajustar en base a la inflación.

El problema parece subsistir en aquellas actividades ligadas a las exportaciones. El valor del dólar no repunta y el Banco Central no parece interesado en contener su valor. Un dólar barato ayuda a contener la inflación más rápido. Además, están ingresando dólares por emisiones de deuda del Estado y de particulares en el exterior que aumentan la oferta en el mercado.

En el plano internacional parece haberse licuado el temor por el efecto “Trump”, ya que están en baja las tasas de interés, está en retroceso el dólar y aumentan los precios de las materias primas, en un escenario más parecido al de 2014. Con estas perspectivas internacionales, la tendencia será a que  el dólar baje en el mundo y se revalúen las monedas nacionales. En la región, la moneda más revaluada es la de Brasil, aunque no nos compra mucho porque no sale de su crisis recesiva.

Así las cosas, las empresas necesitan vender más en el mercado interno y, además, el gobierno está presionando con distintas medidas a las empresas  para que bajen precios que consideran que están inflados y sin justificación.

El temor a las importaciones

El gobierno sigue abriendo puertas para el ingreso de productos del exterior para presionar a la baja los precios. Aumentó muy fuerte el ingreso de productos textiles y de calzado y ahora comienzan a ingresar productos informáticos, básicamente computadoras y notebook, que deberían generar una baja fuerte en los precios. No obstante, hay presiones de varios sectores que quieren protección a toda costa y tienen los despidos a la mano para asustar a los trabajadores.

No obstante, el tema debe ser tomado en forma potencial ya que la conducta de las empresas ligadas al rubro comercial no suelen tener comportamientos éticos, sobre todo si saben que no tiene controles. Los argentinos saben los precios en los países limítrofes y van a comparar, por lo que será muy importante el control que los mismos clientes hagan antes de hacer un compra para defender su poder adquisitivo.

El gobierno dio un paso que todavía no está dando resultados al disponer la obligatoriedad de diferenciar los precios al contado de los precios financiados. Las autoridades calculaban que los planes “12 cuotas sin interés” había interés implícito del 50% y quería que se descontara a quienes paguen de contado.

Los comerciantes hicieron lo contrario. Mantuvieron los mismos precios anteriores al contado y aumentaron los precios financiados. Quizás por la forma de comunicación o por las confusiones generadas por el cambio de sistema, el esquema generó más aumentos de precios que bajas, a pesar de algunas respuestas puntuales. Pero rebajas del 7% al contado, como consigna el gobierno, no son un éxito.

Lo más probable es que se paren ventas o que esto estimule a los compradores a seguir viajando al exterior a comprar para hacer valer su poder adquisitivo. Por eso es que, ante esta conducta de los empresarios, uno se permite ser escéptico respecto a que haya una baja pronunciada en los precios de los productos informáticos.

Como ya están anunciados aumentos en los precios de varios servicios, los comerciantes y cadenas comerciales lo usan de argumento para justificar esta especie de aumentos encubiertos.

Lo cierto es que algunos logros positivos son rápidamente neutralizados por las presiones de sectores que se ven perjudicados, ya sea empresarios o sindicales. Esto es aprovechado por la oposición y si le sumamos errores y torpezas de ciertas áreas del gobierno, se generan esos cristales que oscurecen el panorama, aprovechando una sociedad muy sensible y muy molesta por todo lo que ocurre. En un año electoral, es posible que eso se agrave.

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