Crecen las importaciones de vino fraccionado

En un año entraron 272.400 litros de vino en este formato, según el INV. El consumidor ha respondido a la demanda y las empresas consideran que este nicho de mercado tiene posibilidades de crecer.

Entre febrero de 2016 y febrero de 2017 unas 363 mil botellas de vino importado ingresaron a la Argentina. La cifra es menor si la comparamos con la oferta que tienen países como Estados Unidos, Reino Unido o Chile de vinos de diferentes partes del mundo. Sin embargo, desde setiembre a esta parte el ingreso de embotellados de todas partes del mundo se ha dinamizado, al ritmo de la curiosidad del consumidor. Es que tras la apertura de las barreras para importar, algunas vinotecas, supermercados y restaurantes han decidido ampliar su oferta.

Datos del Instituto Nacional de Vitivinicultura indican que entre febrero de 2016 y febrero de 2017 ingresaron al país unos 272.400 litros que, estimado en botellas de 750 cm, la presentación mas clásica de vino, lograría un total de 363 mil botellas en el período analizado.

Si bien, se trata de un segmento de nicho, la demanda parece muy activa. 
Nicolas Levy, gerente general de Grand Crue, vinoteca especializada y además distribuidora nacional de las bodegas: Pulenta Estate, Zorzal Wines, LTU Wines, Alpasión Wines y De Moño Rojo, indicó que "el interés va creciendo a medida que el consumidor se especializa. Hemos ampliado la oferta en el segmento de entre 15 y 50 dólares al público. Cada vez hay mayor interés por probar cosas diferentes".

Levy admite que "hay de todo en el mercado" y se pueden encontrar botellas de "entre 13 y 3.000 dólares". No obstante, "el grueso es del segmento de entre 15 y 50 dólares al público".

"El consumidor -continúa- quiere probar cosas nuevas, aprender. Se ha ido especializando mucho con el boom del vino argentino de los últimos 10 años. El 30% de lo que vendemos aproximadamente es importado. Interesan mucho los vinos del Viejo Mundo, España, Francia e Italia. También del Nuevo Mundo alguna variedad específica como el Sauvignon Blanc de Nueva Zelanda o el Carmenere chileno".

No sólo las ventas en vinotecas tienen opciones de importados sino también las góndolas de algunos supermercados tienen sus ofertas incipientes de estos productos. A esto se suman restaurantes exclusivos y con amplias cartas de vinos, algunos importados, algo que hasta hace un año era un poco más difícil de conseguir.

Para la empresa Moët Hennesy, éste es un mercado que conoce muy bien, ya que desde que se instaló vende, entre otros productos, sus reconocidos champagnes: Dom Péringon, Moët&Chandon, Veuve Clicquot, La Grande Damme, Krug y Ruinart.

"Este universo de champagnes importados representa en ventas de supermercados menos del 1% total del mercado de espumantes y champagnes. Dentro de este segmento el consumo de champagne viene con una recuperación debido a la apertura de las importaciones y a un tipo de cambio que se mantuvo", dijo Fernando Gouiran, Director de Trade Marketing, Comunicaciones & Eventos Moët Hennessy Argentina.

La compañía de los espumantes, este año está haciendo sus primeras incursiones con un vino tranquilo de Nueva Zelanda. Se trata del Sauvignon Blanc de Cloudy Bay, que ha sido reconocido como el mejor Sauvignon Blanc del mundo, y que se venderá en dos de las vinotecas más importantes de Buenos Aires.

"Para champagnes esperamos un año con crecimiento, manteniéndose lo que pasó durante el primer trimestre. Otro segmento que creemos que empezará a crecer en los próximos años serán los destilados", dice Gouiran.

Andrea Muñoz, gerente de branding y comunicación de Winery & Co, que tiene 22 vinotecas en todo el país indicó: "Nuestro interés en bebidas importadas está enfocado en destilados alta gama que apuntan a un público bien específico, que aprecia y busca a esa familia de productos".

No obstante, con sólo dar un vistazo a las góndolas de la vinoteca en Mendoza y Buenos Aires, se pueden apreciar vinos Porto, entre otras variedades de diferentes partes del mundo, que se suman a las opciones que brindan a sus clientes.

"Argentina se especializa en vinos. En ese segmento de consumidores de bebidas destiladas, hubo una demanda insatisfecha, por las trabas a las importaciones. Hoy obtener divisas para el pago de importaciones dejó de ser un problema. Es más fácil y en este caso el consumidor está atento a comprar diferentes productos destilados", dice Muñoz.

Pero aclara que "si bien hay bodegas de capitales extranjeros, que tienen otros proyectos en el exterior, ven la oportunidad para complementar su oferta en la Argentina y de ingresar con las marcas que tienen afuera. Aquí estamos enfocados en seguir siendo un lugar de especialidad que apuesta al vino argentino".

Evidentemente los destilados tienen un atractivo extra y cada vez más bodegas se suman a su distribución. Una de ellas es Los Toneles, que realizó una alianza estratégica para distribuir los destilados Ron Barceló.

En este sentido, desde Moët Hennesy estimaron que "este año estaremos trabajando fuertemente con el cognac Hennessy, el whisky de malta Glenmorangie y el vodka Belvedere, productos muy reconocidos en el mundo que forman parte de nuestro portfolio. Se incorporarán nuevas etiquetas de estas marcas y se acompañará esta tendencia de consumidores que buscan productos de mayor calidad".

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