Coviar, ¿inclusiva?

La autora considera necesario plantear objetivos de corto y mediano plazo para superar la crisis vitivinícola. Cuestiona la falta de apoyo del sector al proyecto de ley que promueve desde su entidad de productores.

Coviar, ¿inclusiva?
Coviar, ¿inclusiva?

Hemos leído declaraciones del Gobernador respecto a la necesidad de que Coviar incluya a otros sectores, que no están suficientemente representados en dicha institución.

También hemos leído la respuesta de Coviar, en el sentido de que las puertas están abiertas para que nuevas entidades se sumen al trabajo “a largo plazo” que realizan, insistiendo en que Coviar no es un espacio para debatir la coyuntura.

Por otra parte, se explicó que los reclamos de los productores son muy válidos pero no es el ámbito de la Coviar donde deben ser expuestos. Según Coviar, las políticas vitivinícolas son responsabilidad del Estado.

En este sentido, se menciona que la corporación puede (y de hecho lo hace) colaborar facilitando los consensos entre diversos subsectores de la vitivinicultura, realizar estudios y acciones que propendan a la elaboración de políticas de gobierno, ser receptor de iniciativas y hacerlas llegar a las autoridades.

Frente a tales planteos, desde nuestro sector, que justamente es el que reclama más participación en la toma de decisiones y políticas de instrumentación del PE VI, es que queremos dejar en claro nuestra postura, que creo no se ha explicado suficientemente.

Entiendo que los dichos del Gobernador se refieren no sólo a una inclusión formal en la institución, sino a una inclusión de ideas y realidades, por las que atraviesa el sector más débil de la cadena, las que no se han visto reflejadas en los reclamos de Coviar ante las autoridades nacionales.

Los reclamos que ha hecho Coviar a las autoridades nacionales, lejos de ser estructurales, tienen que ver con situaciones coyunturales, que afectan principalmente a otro sector de la industria.

En estos casos, no encontraron ningún obstáculo en pedir la intervención del Estado o solicitar la intervención en la formación de precios, a través de, por ejemplo, los aumentos de alícuotas de impuestos, en beneficio de la utilización de mosto como edulcorante.

Todas medidas que obviamente apoyamos, pero también exigimos que los principios que las sustentan se apliquen cuando los que solicitamos medidas de protección somos los que conformamos los eslabones más débiles de la cadena.

Y me estoy refiriendo a nuestro proyecto de ley de creación de una comisión nacional formadora de precios, en el que proponemos el estudio de la cadena comercial, la determinación de costos y rentabilidad de cada sector, seria y pormenorizada determinación de excedentes vínicos, para una posterior determinación de políticas de diversificación y tratamiento de excedentes que pudieran influir en los precios mínimos que requiere el productor para el desarrollo de su trabajo de una manera sustentable.

Es en este sentido que creo que Coviar está en deuda con nuestro sector. Porque hasta el día de hoy, y después de varios meses, no hemos recibido ningún comentario, sugerencia o discusión de nuestra propuesta de revisión de medidas estructurales de la industria. Se nos ignoró cada vez que proponíamos hacer un estudio de este tipo.

Ahora estamos viajando a Buenos Aires, para conformar con los actores de la industria un Observatorio de Precios que no fuimos capaces de conformar aquí, y estaremos sujetos a la intervención del Poder Ejecutivo Nacional, a través de las secretarías, en la formación de precios.

Nos hemos sentido totalmente excluidos, y no formalmente, sino ideológicamente, de este espacio de ejecución del PE VI, que contempla entre sus objetivos, la promoción de la integración del pequeño productor a la cadena vitivinícola.

Porque este hecho no se da sólo con el otorgamiento de subsidios, se da también escuchando los planteos que venimos haciendo, por ejemplo, respecto al abuso de posición dominante de las empresas y la situación de debilidad en la que se encuentra el productor a la hora de llevar sus uvas a la bodega.

¿Acaso no saben en esta institución que el productor lleva la uva sin tener precios ni formas de pago, sin contratos y a la deriva total de lo que después las bodegas quieran o puedan pagar, si es que lo hacen.

Nosotros presentamos documentos a Coviar, pedimos muchas veces que se “realicen estudios y acciones que propendan a la elaboración de políticas de gobierno, receptor de iniciativas y hacerlas llegar a las autoridades” , como se manifiesta desde la Corporación, pero no hemos recibido respuesta todavía.

Hemos denunciado la existencia de grupos monopólicos y oligopólicos en la industria, una exagerada concentración de poder en manos de pocos compradores y proveedores de insumos.

Frente a esta situación, ¿realmente creen que este no es un tema que atañe a Coviar? ¿Qué plan estratégico se puede cumplir cuando la industria se concentra de tal forma? ¿O cuando el vino vale tan poco, se abusa tanto del productor que ya se está pensado en dejar la uva en la cepa? Quiero aclarar, que coincidiríamos seguramente con los planteos que hace la industria, con respecto a los problemas macroeconómicos por los que atravesamos como inflación, tipo de cambio, etc.

Pero asimismo también, creo definitivamente que algunos miembros de Coviar cometen el error que fuera advertido por el Dr. Basualdo, en el estudio que se realizó en el año 2003 en el marco de creación de Coviar (oficina de la Cepal-ONU en Buenos Aires), el que me animo a citar textualmente: 
"Uno de los aspectos clave es la regulación del mercado que se pretendió instaurar mediante la creación del Fondo Vitivinícola de Mendoza".

En efecto, tan importante como ese objetivo (promover las exportaciones) de este cuerpo normativo es el propósito de atenuar las fluctuaciones de los precios de las materias primas en un mercado en el que estructuralmente las bodegas productoras de vino y mosto tienen una posición dominante respecto a los productores de uvas, debido no sólo a la atomización de estos últimos sino también a la relevante integración vertical de los primeros.

En otras palabras, teniendo en cuenta que entre los productores y las bodegas media una estructura oligopsónica, las mencionadas prácticas elutorias impiden que funcionen mecanismos que aminoren los efectos depresivos de esta imperfección del mercado que afecta severamente la sustentabilidad de los productores primarios.

Por lo tanto, el restablecimiento de la letra y el espíritu de la Ley N° 6.216 es una medida imprescindible para el corto plazo, no sólo para restablecer los recursos necesarios para fortalecer la promoción exportadora, sino también para minimizar los costos sociales y económicos del proceso de reestructuración de la producción vitivinícola.

Y respecto al Plan Estratégico Vitivinícola (PEVI) manifiesta:

“Sin embargo, de por sí este tipo de planes o propuestas de largo plazo corren el riesgo de fracasar si no se ven convalidados en el corto y mediano plazo, especialmente cuando se transitan etapas críticas en la economía nacional y en el interior del propio complejo productivo (muy particularmente en algunos de los segmentos que lo conforman).

Sin duda, ello estará condicionado por la necesaria compatibilización entre los objetivos de largo plazo y la adopción de criterios y políticas que respondan y se adecuen a las problemáticas de corto y mediano plazo; de lo contrario, se correría el serio riesgo de contar con un plan estratégico que, por un lado, no dejaría de ser una expresión de deseos consensuados para el largo plazo y, por otro, no dé respuestas o, por lo menos, líneas de acción para un armónico desarrollo de los distintos eslabones de la trama en el plano coyuntural y/o en el mediano plazo”.

Por mi parte, y con menos erudición que la del Dr. Basualdo en su estudio, me gustaría ejemplificar la situación de otra manera: respeto muchísimo la trayectoria y desempeño de muchos de los actores que forman parte de Coviar.

Y es por esto, y sin ánimo de ofender, que me recuerda al equipo de la Selección de fútbol argentino, en momentos en que las “individualidades” conformaban un plantel de los más caros.

Los mejores jugadores del mundo, y mejor pagos, formaban nuestra Selección pero el equipo no hacía goles, a esto habría que sumarle que en la etapa de autocrítica, siempre la culpa era del árbitro.

Por nuestra parte, estamos totalmente decididos a conformar una federación de asociaciones de productores, para fortalecer aún más el reclamo de este sector.

Y por supuesto, luego lograr el consenso necesario, con esta Corporación, para hacer los planteos adecuados a los gobiernos nacional y provincial, redefiniendo estrategias vitivinícolas más inclusivas, estemos o no formalmente incluidos en la “Corporación Vitivinícola Argentina, unidad ejecutora del PEVI 2020” .

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