Los restos humanos hallados en julio del año pasado en cercanías del Camping Cristiano del Valle Grande, pertenecen a una persona que vivió hace mil años, unos 500 antes de la llegada de Colón a América.
La noticia puso definitivamente claridad sobre este descubrimiento ya que se pensaba, en un primer momento, que podría tratarse de restos humanos de una persona desaparecida durante la dictadura militar de los 70 o también del denominado Caso Garavaglia un joven que desapareció y el hecho conmovió hace décadas a la comunidad sanrafaelina.
Ante el conocimiento público de la noticia el doctor Gustavo Neme, investigador del Conicet que trabaja en el museo local de Ciencias Naturales confirmó a Los Andes la información.
Destacó que efectivamente llegó desde Arizona, Estados Unidos, el resultado del fechado de los restos encontrados el año pasado en la entrada al Valle Grande.
"Según los análisis de Carbono 14 realizados se trata de una persona que vivió en la zona hace 1000 o 900 años. Seguramente se trata de un habitante de pueblos originarios cazadores recolectores que estuvieron en esa zona", dijo el científico.
"Ahora, dijo con evidente entusiasmo por el avance tecnológico logrado en San Rafael, estudiaremos a través de un espectómetro que hemos instalado con la UTN y el Ianigla, de qué se alimentaba el hombre cuyos restos aparecieron junto a un río seco luego de una crecida importante"
Neme aseguró que eso se podrá investigar bien y saber, incluso, "qué tipo de agua bebía y de dónde".
El investigador reiteró que se seguirá con la investigación arqueológica en el lugar donde sólo se encontró el cráneo, una parte del brazo y otra de la pierna de un individuo varón de entre 30 y 40 años. También advirtió que no se trataría de un asentamiento humano porque a primera vista no hay elementos que así lo confirmen. "Cuando por orden judicial retiramos los restos, no hallamos fardos funerarios ni nada de lo que normalmente rodea a restos aborígenes que habitaron la zona. Tampoco se detectaron restos de ropa.
Lo cierto es que hace un año un niño de 13 años llamado Gabriel, perteneciente a una familia numerosa que habita en las inmediaciones, dio aviso a la Policía que había hallado un cráneo.
Este hallazgo desencadenó un rápido operativo policial y judicial que concluyó cuando un equipo de científicos del museo de Ciencias Naturales de San Rafael concurrió al lugar y retiró los restos y los trasladó hasta esa institución, dirigida por el doctor Luis Ballarini, para ser estudiados. Finalmente, el operativo continuó con el envío de muestras a Estados Unidos, con la intención de ser analizadas.
Gabriel relató a Los Andes en ese momento que desde hacía un tiempo él observaba huesos en ese sitio pero siempre pensó que se trataba de restos animales, muy comunes en ese predio descampado y poblado de vegetación baja, propia de la precordillera. Y agregó: "El otro día -dijo el chico- pasé más o menos a la una de la tarde. Venía del río (Atuel) de pescar cuando observé que había un cráneo. "Parece que las lluvias habían provocado un derrumbe y apareció eso que yo no había visto antes. Siempre creí que eran huesos de cabra o de otro animal".
