Conectados ¡Hasta en vacaciones!

El nuevo siglo y sus avances han traído consigo tantos cambios que hasta el “veranear” es diferente. Los hábitos adquiridos a partir del uso excesivo de la tecnología modifican nuestra manera de vivir el esperado receso.

Es un hecho, la tecnología nos está dominando. Y es que, ni en los momentos de ocio logramos apagar por un momento esos dispositivos tecnológicos que nos permiten estar conectados al mundo. Transformándose en protagonistas de nuestros días de verano y de ¡descanso!

Pocos son los que verdaderamente se desconectan de sus dispositivos telefónicos (o cualquier otro) durante la época estival. Están tan arraigados en nuestras conductas diarias que, realmente, son como extensiones de nuestro cuerpo llegando al punto de “sentirnos desnudos si salimos sin ellos” comenta Alicia Fernández –socióloga-.

Seamos sinceros con nosotros mismos: actualizamos nuestro estado en Facebook o revisamos nuestra cuenta en Twitter desde el baño  o antes de ir a dormir, subimos fotos del almuerzo o cena que estamos a punto de deglutir, compartimos publicaciones de lugares donde estamos (en ese momento), fotos de lo que estamos haciendo y con quién, videos del recital que estamos disfrutando, respondemos mensajes de Whatsapp, sacamos fotos para Instragram… uf! Son tantas las redes y lo que tenemos para contar. Nunca  falta la foto de los pies en el agua (sea esta una playa, un lago o la pelopincho de casa). Queremos y necesitamos estar conectados todo el tiempo ¿cómo no estarlo en vacaciones?

Los teléfonos celulares o tablets, su comodidad al transportar, su facilidad de conexión y de uso es lo que nos permite ser parte de esta vorágine que es “el estar presente en todos lados, sin estar en ninguno”, afirma Fernández. Somos dependientes de las redes sociales, de nuestro correos y del querer estar informado, incluso cuando disfrutamos de nuestros días de ocio.

“Mucha gente llega al salón y antes de hacer su pedido te piden la clave de WiFi para revisar correos desde sus tablets o celulares”, comenta el propietario de un bar céntrico. “Al menos una vez al día (a veces más) necesitamos acceder a Internet para revisar qué es lo que está pasando en línea durante nuestra ausencia”, agrega la socióloga. Mientras que en los hostel y hoteles “ofrecemos Internet libre luego de que muchos turistas nos pidieran la contraseña y así mantenerse conectados todo el tiempo”, dice Joana Flores –hostel-.

Se estima que de los 7.000 millones de habitantes del mundo un tercio está frecuentemente conectado a la red, ¿cómo combatirlo durante el verano? Tarea difícil.

Obsesión a la vista
La "onda on line" ya es un hecho. ¡Si no estás conectado, no existís! "y es ahí donde aparece nuestra dependencia tecnológica y vivimos en la búsqueda de sitios con conexión para seguir presente en lugares donde físicamente no lo estamos", dice la socióloga Alicia Fernández.

Se estima que por familia o grupo que veranea hay –al menos- 3 dispositivos tecnológicos (llámese a éste teléfono celular o tablets). Con estos “mantenemos relación con nuestro lugar de origen, nos enteramos de todo lo que sigue ocurriendo en nuestra ausencia, pero sobre todo, seguimos en contacto para contarle a los demás lo que estamos haciendo durante las vacaciones”, agrega la socióloga.

Por otro lado, la psicóloga Ximena Olivares comenta que “estar conectados todo el tiempo es una forma de no perderse de nada. Estar conectado es ser aceptado” y agrega que esta conducta  “no tiene límite de edad”.

Del mismo modo que Fernández, Olivares plantea que publicar los momentos tiene que ver con el querer ser aceptado: “ queremos ver qué están haciendo los demás y también, aparece la necesidad de que los demás sepan lo que uno está haciendo”.

Muchas veces filmamos o sacamos fotos no solo para perpetuar ese momento sino para sentirnos halagados al compartirlo con otros y dar a conocer el lugar donde estuvimos, lo que hicimos, lo bien que lo pasamos, lo mucho que lo disfrutamos y es ahí donde nuestra autoestima se ve alimentada con los like y comentarios alentadores.Vivir a través de lo virtual nos hace sentir bien, aceptados, reconocidos, valorados y también, alimenta nuestro ego.

Las consecuencias
Pero, es bueno saber que nuestras conductas tienen sus consecuencias. Los profesionales afirman que pasamos más de 10 horas diarias conectados a Internet y esto afecta nuestra capacidad de concentración. Las personas se van de vacaciones, "pero no toleran el no estar conectados porque se están perdiendo de todo lo que pasa en su lugar", dice la psicóloga.

Antes la idea de vacacionar era para desenchufarse de todo, la rutina, el lugar… hoy hay una necesidad de saber qué sigue pasando en el lugar de origen a pesar de estar de vacaciones en otro lugar incluso, más lejano.

En lo que respecta a la conexión excesiva durante los días de ocio,  “el no desconectarse altera el descanso”, dice Mónica Álvarez –enfermera- y agrega, “estamos más tiempo conectados que haciendo otras cosas, por ejemplo caminar. Incluso cuando hacemos deporte llevamos el celular para escuchar música: nuestra cabeza no descansa nunca”.

Tengamos en cuenta las consecuencias de la falta de descanso: “no hacerlo como corresponde afectará obviamente nuestra salud tanto a nivel cognitivo como inmunológico. Ni hablar que aumenta el estrés”, dice Álvares. Además, hay que sumar que “al estar más pendiente de las redes -y demás- nos aleja de las personas con las que sí estamos físicamente”, dice la socióloga.

Por eso, si sos de los suertudos que salen de paseo, disfrutá, desenchufate y luego compartí fotos y experiencias. Primero el esparcimiento; luego volver a la rutina, para alejarnos de la tecnología en período estival.

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