Cómo podar un olivar en función de su destino

Aseguran que una correcta labor cultural puede aumentar la productividad y favorecer la fructificación regular y rentable de esta planta.

La poda consiste en la eliminación de una parte del árbol, normalmente una porción de la copa, que comprende ramas, brindillas y hojas que no se consideran de utilidad para el correcto manejo del árbol. Se realiza según el destino de la aceituna: aceite o conserva, dependiendo entre otras características de las condiciones ambientales y de cultivo.

La poda del olivo debe adecuarse a las opciones que se planificaron y depende del marco de plantación con que trabajemos: si es antiguo o moderno, donde el número de plantas es considerablemente mayor.

Es aquí donde la construcción de nuevas plantaciones, el aumento del número de árboles por hectárea, el riego utilizado, la forma de conducción y la adecuación de los olivares a la mecanización o la renovación de plantaciones existentes toma relevancia.

Para elegir las intervenciones de poda apropiada para cada situación y conseguir los mejores resultados, es necesario entender cuáles son los objetivos buscados, por ejemplo, mejorar la producción tanto en calidad como en cantidad, lograr mayor constancia de producción en el tiempo (el olivo tiene problemas de producciones alternas a lo largo de los años), facilitar las fases de fructificación, posibilitar la mecanización en el caso de los montes planificados para ello.

La poda es, entre otras labores, una manera de aumentar la productividad y favorecer la fructificación regular y rentable. Si no se realiza, el olivo se desarrolla considerablemente alcanzando grandes dimensiones, lo que impide una buena producción y complica la cosecha.

Además se observa una gran cantidad de hojas en la periferia de la planta, mientras que dentro del árbol las ramas se despojan de estas tornándose estos sectores en improductivos. Esto se suma a más dificultad en la cosecha y curaciones, lo que encarece notablemente dichas tareas.

Fructificación 
En los olivos jóvenes la producción se ve reducida por la poda ya que ésta estimula la actividad vegetativa, de por sí dominante en las plantas pequeñas. En cambio, en plantas grandes el desarrollo es menos vigoroso y la poda estimula ese vigor favoreciendo la formación de flores y posterior cuaje y consecuentemente mayor cantidad de aceitunas.

El equilibrio óptimo al que debe tender el olivo es una correcta relación entre la actividad vegetativa y la reproductiva. Esto se logra con una poda de mediana intensidad que estimula un crecimiento moderado de brotes (donde crecerán las aceitunas el año próximo) que permite al árbol acumular carbohidratos, nutrir los frutos e inducir las yemas florales.

Época para poda
La poda debe realizarse preferentemente en invierno, entre la cosecha y la brotación.

En las zonas en que son frecuentes las bajas temperaturas del invierno, como Mendoza, es recomendable retrasar esta labor porque la poda incide de forma negativa en la resistencia a las bajas temperaturas que, además, impiden la rápida cicatrización de los cortes.

Las podas efectuadas luego de la brotación debilitan el árbol, porque en las partes eliminadas ya se encuentran movilizadas las reservas de nutrientes acumuladas durante el invierno en raíces y ramas de gran tamaño.

Poda de formación
En el período de formación, el principal objetivo es conseguir rápidamente la forma definitiva de la planta para estimular luego la producción.

En esta etapa, la poda, debe reducirse al mínimo para fomentar al máximo el desarrollo vegetativo. Durante los primeros años, el aclareo de la copa debe orientarse a favorecer que los futuros ejes queden bien ubicados en el espacio. Se pretende obtener un esqueleto robusto y funcional.

Poda de producción
Cuando los olivos han adquirido la forma de conducción elegida, debe procurarse mantener su tamaño, buscar la máxima fructificación y de manera constante.

Si el volumen de la copa de las plantas supera al que puede ser mantenido por las condiciones ambientales, se produce un agotamiento paulatino de las reservas de agua en verano, lo que trae aparejado una mayor caída natural de las aceitunas en desarrollo. En los casos más severos se produce una considerable caída de hojas.

Se debe evitar que se produzcan brindillas (ramitas de un año) débiles y mucha cantidad (tupidas), una poda adecuada puede restablecer una buena iluminación, ventilación y la consiguiente mejor calidad y cantidad de aceitunas.

Un árbol sin podar produce una cantidad de frutos superior a la capacidad nutricional de este, obteniéndose frutos pequeños con menor contenido en aceite, además de una pronunciada caída de los mismos en la época estival.

Si la planta tiene una gran cantidad de frutitos, éstos extraen muchos nutrientes, lo cual provoca que los brotes formados para la producción del año siguiente sean pocos y débiles. Esto explica el fenómeno de la vecería (alternancia productiva) que presenta esta especie.

Elección del tipo de poda y la conducción
La elección del tipo de poda y la forma de conducción se debe efectuar tras un minucioso análisis de las condiciones en que está enmarcado el olivar, prestando particular atención a los factores edafoclimáticos, las características de las variedades y los efectos producidos luego de realizada la poda.

Además, se deben definir los objetivos que se espera alcanzar en términos de productividad y en lo referente a la mecanización de las técnicas de cultivo.

La aptitud de las variedades de olivos para la recolección mecanizada con vibradores y las formas de conducción deben tender a una constitución de pocas ramas, rígidas y erguidas, concentrándose la fructificación en la zona media y alta de la copa, siendo el árbol mediano el de tamaño adecuado.

La productividad y el manejo de las técnicas de cultivo, como el riego, la fertilización y el control fitosanitario, desempeñan un papel determinante en esto.

Algunas recomendaciones básicas
Tener en cuenta la cosecha del año anterior, esto tiene que ver con la poda que debo realizar.

El destino de la cosecha, si son plantas de olivo aceiteras o para conserva.

El tamaño de las plantas y la distancia de plantación.

Siempre debe favorecerse la luminosidad en toda la copa del árbol.

Se debe procurar una buena “ventilación”, es decir que exista una cierta transparencia en las copas de los olivos favoreciendo con esto una mejor distribución de la luz y permitiendo que los productos utilizados en las curaciones cumplan su objetivo de realizar un buen mojado.

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