Club Deportivo Los Amigos: hay equipo en Desaguadero

El único club del pueblo fue fundado hace diez años, tiene solo 30 socios pero casi 60 niños. La cancha la construyeron donde había una pista de aterrizaje. “Está todo por hacer”, dicen.

Es curioso, pero la gente del lugar asegura que Desaguadero nunca tuvo un club y que desde siempre, los pibes que querían jugar a la pelota más o menos en serio debían cruzar el Arco para ir a probarse al Santa Irene, un equipo puntano que hay justo al otro lado.

"Acá nunca tuvimos club hasta hace diez años, cuando nos animamos a armar el primero", cuenta Juan Aranda, enfermero en el centro de salud de Desaguadero y fundador del Club Deportivo Los Amigos, que tiene 30 socios activos, muchos sueños en carpeta y un puñado de pibes que juega al fútbol por las tardes, cuando afloja el sol en el desierto paceño.

Desde la ruta 7, por donde circula el tránsito que entra y sale de la provincia, al club no se lo ve: está detrás de la hostería, hacia el sur por Maquinista Levet, una de las pocas calles con nombre en Desaguadero y que recuerda a uno de los ferroviarios de la tragedia de Alpatacal, aquel choque de trenes de 1927 que dejó 30 muertos en La Paz.

Allí, escondido de la ruta y frente al predio municipal, está la sede del Deportivo Los Amigos, un club humilde en el que hay todo por hacer, pero que ya tiene su cancha reglamentaria, allanada a puro pulmón y zapa en un terreno que hasta no hace mucho fue basural y antes de eso, pista de aterrizaje.

“Sí, es cierto, acá bajaban los aviones que venían a esta zona o si tenían una emergencia”, recuerda don Miguel, aunque no sabe precisar la época: “Mire, yo nací en el ‘45 y la pista ya estaba”, explica, aunque por la falta de uso aeronáutico la pista al final se llenó de basura y es por eso que los muchachos del club se pasaron más de un año limpiando el lugar.

Sin un cierre perimetral, el terreno de la cancha del Deportivo Los Amigos es un descampado rodeado por unas pocas casas. Hacia el sur limita con el monte, que arranca metros después del último arco, donde también hay unos corrales de caballos de algún vecino.

"Levantar el cierre con tela es el gran objetivo", dice el presidente del club, Héctor Fernández, en el pequeño salón de 45 metros que hay junto a la cancha, un lugar que se usa para reuniones y que tiene unas pocas sillas; también una mesa de ping pong contra la pared y algunos cuadros: un reconocimiento del Senado, fotos de la comisión y la imagen de María Milagros, que en 2010 fue reina de Vendimia en La Paz y que salió del club Los Amigos.

También está el escudo de la institución: dos jugadores, uno de fútbol y otro de bochas, que rodean una antorcha encendida. “Lo pintó un muchacho de acá que es medio artista”, dicen en la comisión.

A un costado del salón están las bochas, porque Los Amigos nació primero como club de bochas, en un terreno prestado junto a la cantina de don Heredia: “Fue en el 2006, de ahí nos mudamos al predio municipal y después vinimos acá”.

Eso fue en 2009, el año en el que se armó el fútbol para los chicos; hoy, al club van casi 60 pibes que se arriman cuando afloja el sol: “A la mañana van a la escuela y después vienen acá. Tenemos cinco divisiones por abajo de los 14 años y arrancamos a las 6 de la tarde”, explica José, uno de los entrenadores: “A veces se juega hasta que se va el sol y la pelota no se ve”.

Y es que la cancha de Los Amigos no está iluminada, salvo por algún foco de la calle; tampoco hay baños de mujeres ni camarines y el campo de juego solo se riega cuando llueve.

“Hay mucho por hacer, los baños son otra prioridad porque tenemos nenas jugando al fútbol y si precisan, tienen que ir a algún vecino”, explica Fernández: “Queremos armar hockey para chicas y también carreras cuadreras,  que por acá siempre dan plata; necesitamos un televisor para cuando damos la merienda a los niños y el riego es otra necesidad; la idea es traer un tanque regador, enterrarlo y sacar agua con bomba”.

Claudia es mamá de Mateo, que tiene 6 años y algo de asma: “Viene contento y se entretiene mucho. Dice el médico que se va a curar y acá está seguro, porque si el día se pone feo lo hacen descansar y que no se agite”.

Adentro del salón, que a veces se presta a la iglesia, la comisión enumera proyectos y necesidades; afuera, los pibes corren incansables detrás de la pelota.

“Donde hay poco siempre aparece el ingenio y con una cuota social de solo  20 pesos hacemos de todo para juntar plata: rifas, empanadas, recolección de botellas, la ganancia de las bochas y también reciclamos cosas”, explican junto al edificio, donde se apilan 30 caños de petróleo que, cortados, serán las futuras columnas del cierre:

“Ahí nos ahorramos una plata que puede ir para hacer los baños; también tenemos las sillas de lata que la escuela ya no usa y que nos regaló. Acá todo sirve, casi que somos Deportivo Reciclar”, ríen y cuentan una anécdota: los arcos de la cancha son del estadio Malvinas:

“En 2012 los cambiaron y tanto insistimos que el Gobierno nos los regaló y ahí están. Antes teníamos arcos de madera, pero ahora son los del mundialista”.

Baja la tarde en Desaguadero. “Además de enseñar a jugar, queremos que los chicos sean buena gente, respetuosa con el vecino.

Creemos que el club, con la iglesia, la escuela y la comuna tienen una misión con estos niños que sean gente de bien y es por eso que no hay que bajar los brazos”, dice Fernández. El calor afloja, sopla un aire fresco y solo se escucha a los pibes, sus gritos y risas mientras corren la pelota y de fondo, lejos, el tránsito en la ruta 7.

Siempre visitantes y el micro con el motor roto

Desaguadero está a casi 40 kilómetros de La Paz y los chicos del club Deportivo Los Amigos juegan en la liga municipal, que agrupa a una decena de clubes que compiten los fines de semana. "Estamos lejos y siempre somos visitantes, por eso para nosotros es fundamental la movilidad que nos da la comuna", dicen en la sede.

Sin embargo, el club tiene su propio colectivo, donado por el gobierno de Francisco Pérez, aunque fundido: "Nos lo dieron así, con el motor roto; repararlo sale $ 60.000, un dinero que por ahora no tenemos", dice Héctor Fernández, presidente. Sí tienen un subsidio que usarán para el cerrar la cancha.

La camiseta del Deportivo Los Amigos es verde con detalles en azul; antes fue verde con naranja, un color que viene del equipo puntano Santa Irene, al otro lado del Arco, en el que muchos alguna vez jugaron.

Pero ahora son casi rivales y por eso, en la nueva casaca no hay rastro de naranja. De todos modos, en la práctica los pibes lucen distintos modelos, muchos de ellos con algo de naranja, el club vecino.

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