Claudia Najul: la radical que se casó con un peronista

Es la única mujer en la primera línea del gabinete de Cornejo. Empezó a militar con Fayad y en los últimos años con Sanz. Su marido es un empresario farmacéutico al que asegura que no le va a comprar nada.

Hace apenas días que ha asumido una de las carteras más grandes del Gobierno de Alfredo Cornejo: Salud, Desarrollo Social y Deportes.

Claudia Najul es farmacéutica, radical de paladar negro, pero con un marido peronista que conoció en la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad Juan Agustín Maza: Gustavo Brennan, uno de los propietarios de Farmacias del Centro.

“Nos conocimos peleándonos. El es peronista y yo soy radical de toda la vida. Era la campaña de (Italo) Lúder y (Raúl) Alfonsín. Imagine las peleas que teníamos. Ése fue nuestro noviazgo. La noche de la elección fuimos a la casa de él a saludarlo”, recuerda Najul.

-¿No le va a comprar medicamentos a la empresa de su marido?

-Jamás. No son proveedores del Estado. Y si lo fueran, mientras yo esté en el Gobierno no les vamos a comprar.

-¿Y no la boicotea el peronista de la casa?

-Al contrario. Siempre tuve apoyo incondicional para dedicarme a la política, a todo lo que me apasiona, desde el hospital, cuando fui directora, cuando fui senadora y presidente de bloque. Cuando asumí, dije que cuando me pongo demasiado radical él, con su pragmatismo, me encuadra.

Se recibió en 1985 cómo farmacéutica. Lo dijo Cornejo cuando le tomó el juramento y ella repite que siempre se desempeñó en el ámbito público.

“Desde que me recibí empecé a trabajar en la farmacia del Lagomaggiore, primero ad honorem y después ingresé. Llegué a ser jefa de servicio. Tengo mi cargo retenido”.

Su primera militancia fue en la juventud de Capital, en épocas en que empezaba a asomar uno de los líderes más carismáticos del radicalismo de los últimos años: Víctor Fayad. Eran épocas de Renovación y Cambio, allí estaba Fayad, a quien ella reconoce como su líder de entonces.

Con el inicio del tercer milenio, fue directora de Farmacología del gobierno de Roberto Iglesias y directora de Planificación de Servicios de Salud con Julio Cobos.

Por esos años también empezó a buscar un nuevo líder político: Ernesto Sanz. “Vimos en Ernesto una figura que empezó a remarla para revivir a un partido nacional. Hoy es uno de los dirigentes políticos más respetados a nivel nacional y fue uno de los artífices de Cambiemos”.

Así llegó en 2013 a senadora provincial, en 2016 presidenta del bloque radical y ahora ministra, la primera de la gestión Cornejo. “Desde que ganamos el gobierno, y todos trabajamos muchísimo para que así fuera, todos nos convertimos al cornejismo. Es nuestro gobierno y es el líder político de este proyecto. Todos estamos encolumnados detrás de Alfredo Cornejo”, enfatiza Najul.

La radical de toda la vida rescató del peronismo otro referente, esta vez desde lo profesional: el sanitarista Ginés González García, a quien conoció cuando era ministro de Eduardo Duhalde (siguió con Néstor Kirchner) y ella era funcionaria de Salud en Mendoza.

"Lo conocí con Juan Manuel (García, ministro de Salud y Desarrollo Social de Iglesias). Yo era directora de Farmacología. Ginés era un apasionado del mercado de los medicamentos, es más, impulsó la ley de genéricos y el plan Remediar. Yo estaba con los medicamentos acá”, recuerda Najul sobre el ex ministro nacional.

Remediar fue el programa de distribución gratuita de medicamentos entre las poblaciones por debajo de la línea de pobreza.

Después, la nueva ministra de Cornejo cursó la especialización en Economía y Gestión de Servicios de Salud en la Universidad I Salud, creada por González García, quien además fue su profesor.

Se la nota encolumnada con Cornejo hasta en el discurso de la eficiencia en la prestación de servicios del Estado. “Con los índices de pobreza que tenemos, la gente necesita mucho de un Estado presente. No hay nada más progresista que un Estado que esté cerca de la gente y resolviéndole los problemas”, dice.

Najul tiene que hacerse cargo de un monstruo que tiene 315 centros de salud distribuidos en toda la provincia y 23 hospitales, entre los que se cuentan los conocidos como “grandes”: Central, Lagomaggiore, Notti y Schestakow, y los regionales Perrupato y Scaravelli.

En todos esos efectores se dan 4 millones de consultas por año y 100 mil altas médicas a los internados. “Mendoza tiene una buena distribución de centros de salud y de hospitales, hay que hacerlos mucho más eficientes y fortalecer guardias de cabeceras, con 24 horas de atención”, dijo la ministra.

Y eso sólo en Salud; hay que agregar Desarrollo Social, que es otro monstruo de prestaciones y población a cargo en programas. Del total del presupuesto de la cartera, el 80% se destina a salarios del recurso humano.

La ministra promete: “Lo importante es que no empecemos de nuevo cada vez que cambia el gobierno o el ministro. Hay que sentar las bases de que esto es un camino a recorrer. Para eso es muy importante lograr diálogo y consenso. Me propongo hacerlo con todos los representantes de  todos los sectores de la salud, con los que han sido ministros nuestros y de otros partidos, los referentes de todos los partidos, para lograr consensos y que nos acompañen”.

Las definiciones de la ministra siguen cuando habla de prevención, sin mencionarla. Dice que la salud es de las primeras políticas sociales, “primero porque tiene que ver con garantizar la vida. Pero además, la gente que está en situación de pobreza el único capital que tiene es su cuerpo. Por eso me propongo hacer mucho hincapié en mantener la población sana”.

Luego va al otro gran caballito de batalla de la gestión sanitaria, la promoción de la salud: “La mayoría de los problemas de salud tienen que ver con nuestras conductas de vida, con nuestros hábitos, nuestras conductas sexuales, consumos problemáticos. La obesidad infantil es una pandemia. Si seguimos así, nuestros hijos están condenados a tener menos promedio de vida que nosotros”.

El caso Giacchi  y los motivos para designarla

Sólo cambió el nombre de quien encabeza el ministerio. La única nueva es Claudia Najul. El resto del equipo que acompañó a Rubén Giacchi sigue. El ex ministro renunció por una denuncia de violencia de género y llega una mujer con militancia en la materia.

-¿Cornejo la eligió por ser mujer?

-Por supuesto que él sabe mi militancia en el tema y que lo voy a seguir haciendo. Creo que lo que más pesó fue mi trayectoria, por todo mi trabajo en salud pública, mi compromiso con lo público, mi tarea en el Senado, fui presidenta de bloque y compartí todos los proyectos que él impulsó. Siento que vengo a continuar lo que se inició en 2016, sólo que desde otro lugar. No llegué a la gestión, llegué al Gobierno.

-Giacchi y (Mario) Díaz están denunciados por sus ex parejas...

-El anterior ministro y Díaz, como cualquier ciudadano, tienen que responder en la Justicia. Lo importante es que la violencia de género no es un problema privado, sino de las relaciones desiguales entre hombres y mujeres. Todavía falta mucho, pero que la sociedad reaccione rápidamente frente a los casos es un avance enorme.

Tuvimos situaciones muy desgraciadas el año pasado, pero tenemos una dirección a cargo de Silvina Anfuso que es una referente nacional en el tema, está trabajando mucho con los municipios con capacitación en el terreno y creando la red de contención de las mujeres.

Vida y obra

Claudia Najul nació en 1962. Es farmacéutica egresada de la Universidad Juan Agustín Maza y especialista en Economía y Gestión de Servicios de Salud, de la Universidad I Salud.

Casada con Gustavo Brennan, tiene tres hijos: Victoria (26) es residente de nutrición pediátrica en el Notti, Tomás (22) estudia medicina y Mercedes (18), economía.

Fue directora de Farmacología y de Planificación de Servicios de Salud, senadora provincial, presidenta de la comisión de género y diversidad y del bloque UCR en la Cámara alta.

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