Cine Teatro Cóndor, un ícono del Art Decó

Luego de varias reprogramaciones para la apertura oficial de la sala, el Cóndor ofreció su primera función el sábado 15 de junio de 1946.

El edificio situado en calle Lavalle había sido impulsado por la familia Estornell, a través de la empresa Cuyo (Cines y Teatros), firma que además se había diversificado como compañía distribuidora de filmes. A mediados del siglo XX los Estornell abrieron en San Juan otras dos salas destinada a la cultura: el Cine Teatro Estornell y el Cine San Martín, inaugurados en 1943 y 1950, respectivamente.

Esta familia acreditaba ya vasta experiencia en la provincia vecina, donde habían abierto su primera sala en 1918. Eran los socios de la empresa Cuyo Pablo A. Casas, Bautista Noguera y Bautista Estornell. El Dr. Casas fue uno de los oradores principales del acto de apertura, que contó con la presencia de representantes de sellos cinematográficos, autoridades de Mendoza y personajes de la sociedad local, como fue el caso de la reina de la vendimia de 1946, Josefina Di Pietro. Casas destacó el “espíritu de cooperación” y el “progreso edilicio que animaba a la empresa a construir el monumental edificio”.

Los invitados especiales, una comitiva de más de treinta personas, habían llegado en tren desde Buenos Aires el día previo para participar de todos los actos previstos para la ocasión, incluido un “banquete” en el Plaza Hotel. Dentro del grupo descolló la presencia de Kurt Lowe, productor de “Sucesos de las Américas”; William Sullivan, director general en Argentina de la Fox; José Lautaret y Pablo Cavallo, propietarios del Grand Rex en Capital Federal, y el arquitecto Alberto Bourdon presentado como el “que proyectó todos los planos de la moderna sala a inaugurarse”.

Pero el arquitecto belga, un especialista en el tema y autor entre otras obras del cine Ópera (1936) de la avenida Corrientes, en la ciudad de Buenos Aires y del Cine Estornell en San Juan -ambos fieles exponentes del art decó- no fue el único artífice de la obra. Varios fueron los profesionales y técnicos que estuvieron abocados al desarrollo del proyecto y ejecución. Uno de ellos fue el ingeniero David Lifchitz, nacido en Río Cuarto, Córdoba pero radicado en Mendoza. Lifchitz fue quien figuró como responsable civil de la obra. Así lo reflejaron las notas periodísticas y aquellas de difusión nacional como “Arquitectura Gráfica”, que destacó además a la empresa constructora Ribes, Indiveri y Cía. Precisamente esta empresa fue, a través de su proyectista, Pedro Luis Ribes, la que definió la mayor parte de los detalles de la obra, de los planos que enviaba Bourdon.

Ribes para este tiempo, se había especializado también en el diseño de cines y teatros, habiendo realizado ya el Cine Gran Rex en Mendoza y el Gran Sur en San Rafael, entre los más importantes. A pesar de haber dado los lineamientos para el proyecto integral del Cóndor, especialmente en lo relacionado a su peculiar diseño interior caracterizado por las fachadas escenográficas a la manera de un poblado mediterráneo aldeano, con escaleras, balcones, ventanas, cúpulas y torres, fueron los planos y croquis realizados por Ribes los que dieron cuenta de cada espacio del edificio. No sólo de la sala para 1800 espectadores, sino también de otros locales anexos, por calle San Juan y del edificio de renta que se proyectó sobre la fachada principal, con su remate Art Decó.

Este estilo era el que había adoptado en todo el mundo para la arquitectura de espectáculos. Tanto en Hollywood, la meca del cine, como en las principales capitales, los cines y teatros se convirtieron en los íconos del Art Decó de los años ´30 y ´40. En una acuarela que Ribes dedicó a los empresarios escribió: “A mis amigos Casas, Estornell y Cía. La impresión de un edificio está en la armonía de sus cuerpos y la proporción de las alturas, y no en el firulete”.

El Cóndor es un símbolo de la ciudad, una obra de arquitectura que a más de setenta años de su inauguración aún se destaca en el perfil urbano de Mendoza y recuerda aquella época de esplendor del cine.

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