Cien años de soledad

Una vuelta por Cartagena, Aracataca y Barranquilla para recordar la gran obra del Gabo.

Los que alguna vez se desvelaron con cualquiera de las obras de Gabriel García Márquez suelen sentir un inconmensurable placer al reencontrarse con lugares, personajes o situaciones nuevamente. Seguro que en la semana, cuando las noticias recordaron los 50 años de la publicación de Cien años de soledad, le dieron ganas de volver a leerlo. "Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía…"

Un gran placer también se siente al abordar al autor y su obra de forma no literaria. Vivirlo, no leerlo. Sentirlo de cerca en el curso de un viaje por tierras colombianas es factible. 

Cartagena de Indias, Barranquilla, las orillas de la Ciénaga Grande y la ciudad de Ciénaga, algunos de los destinos relacionados. También  los territorios legendarios de la zona bananera, Aracataca, Santa Marta y La Guajira para terminar en Valledupar. Sitios que el literato menciona en sus obras y en las mudanzas de pueblos de residencia que hizo su familia también merecen ser visitados: entre ellos Sucre, La Mojana y Mompox .

Caribeños

La colonial Cartagena de Indias, esa perla del Caribe, puede ser el inicio de un itinerario tan atrapante y real maravilloso como los libros que lo inspiraron. El amor en los tiempos del cólera, De amor y otros demonios y El otoño del patriarca,  novelas que se recuerdan en esa ciudad. ¿Acaso se podrá encontrar uno con Fermina Daza y Florentino Ariza por allí?

Más aún, las improntas de esa urbe colonial y moderna aparecen en numerosos textos periodísticos y cuentos. La Cartagena que conoció el joven periodista y escritor en 1948 es también tema de grandes crónicas y la entrañable evocación que hace de ella en la autobiografía Vivir para contarla.

En cuanto a lo estrictamente personal, hay que recordar que allí construyó una casa donde pasó largas temporadas después de haber fundado en 1993 la Escuela para un Nuevo Periodismo Iberoamericano.

Algunas de las visitas sugeridas allí son El Camellón de los mártires, El Castillo de San Felipe, Getsemaní, El Portal de los Escribanos (hoy Portal de los Dulces), La Casa del Marqués de Valdehoyos, El convento de las Clarisas (hoy el Hotel Santa Clara) y la antigua sede de El Universal de Cartagena.

Vamos a Barranquilla

Tranquilina Iguarán, su abuela y quien lo crió, acaso Úrsula, como lo infieren algunos, lo llevó a Barranquilla a conocer a su hermana recién nacida, allá por 1930. Ya había ido previamente (también en ocasión del nacimiento de otra hermana), no obstante, a la vuelta de los años se acordaría más de esta visita. El joven Gabriel volvió a esta ciudad para cursar el bachillerato en el Colegio San José, en la década del 40. Diez años más tarde, el destino lo afincó en Barranquilla nuevamente, para trabajar en el diario El Heraldo.

Bananeras

Para llegar a la ciudad de Ciénaga es preciso hacer un recorrido por una ruta que ostenta a un lado la Ciénaga Grande y el mar Caribe al otro. Los colombianos aseguran que ya no es  una “población misteriosa” ni la pequeña y próspera ciudad de la zona bananera.

La capital del realismo mágico, tal como se la ha llamado en muchas ocasiones, a este municipio, ha sido el emplazamiento de hechos verdaderos y ficticios y que se leen en la obra  que el novel nos ha dejado. Por ejemplo allí se produjo la matanza de las bananeras, acontecimiento histórico que se puede encontrar también leyendo Cien años de soledad.

Resulta que entre las décadas del 20 y 30 del siglo pasado la ciudad se enriqueció mucho gracias a la producción de frutas comercializadas por la United Fruit Company, situación que se vislumbra en La hojarasca. La decadencia de la zona que sobrevino luego, es reflejada de alguna manera con la decadencia de Macondo. Más aún, también esta ciudad ocupa espacio en El general en su laberinto, ya que es la estación de paso en el viaje que emprende Simón Bolívar desde Barranquilla a Cartagena y escenario de sus sopores y desvelos.

¿Acaso Macondo?

Un gran mentiroso, que no se inmuta al contar grandes barbaridades y esa postura las vuelve creíbles. Así hablan cariñosamente profesores de literatura y críticos cuando se refieren al colombiano y a su estilo. “El tren pasaba a las once por la finca Macondo, y diez minutos después se detenía en Aracataca”, esa es la versión más verosímil que Gabriel ha dado ante la consulta recurrente acerca de dónde está el pueblo elegido por Aureliano Buendía y su esposa para establecer su karmática estirpe o cuál es su análogo en la realidad.

Si hacemos referencia a la historia personal, pues es preciso comentar que en 1910 llegó a Aracataca la familia Márquez Iguarán. Había hecho un gran éxodo de veintidos meses desde Barrancas (La Guajira) y un peregrinaje a través de Riohacha, Santa Marta y Ciénaga. Allí adquirieron una casa grande, cerca de la plaza principal, de lo que era por ese entonces un pueblo remoto, que años más tarde también crecería gracias a la exportación de bananas.

Más lugares

Sevilla. Ubicada a pocos km de Santa Marta, fue la zona donde ocurrieron los violentos episodios relacionados con la United Fruit.

Santa Marta. Es  la capital del departamento del Magdalena (donde están Aracataca, Ciénaga, la Zona Bananera y probablemente el Macondo universal de Cien años de soledad). También, fue donde murió el Libertador Simón Bolívar, precisamente en La Quinta de San Pedro Alejandrino, una hacienda construida en el siglo XVIII. Sus dolores, remordimientos, recuerdos de Manuela y rencores a los traidores están en El general en su laberinto (1989).

Rioacha. Está relacionada con la biografía del escritor, ya que la familia de su mamá era oriunda de esa zona.

Sucre. En cuanto a lo literario, probablemente fue el escenario de la violenta muerte de Santiago Nazar a manos de los mellizos Vicario que trataban de limpiar la afrenta a la honra que le había hecho a su hermana Ángela, en Crónica de una muerte anunciada. En relación a su vida, momentos importantes de su juventud acaecieron allí, por lo menos así lo explica en Vivir para contarla.

Mompox. En el libro que relata los últimos tiempos de Bolívar es mencionado como aquel "reducto de la aristocracia criolla" fue el primero en proclamar la Independencia de España.

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