Un empleado de Google fue despedido luego de que, en una comunicación interna, afirmara que hay menos mujeres en posiciones de liderazgo y trabajando como programadoras por causas biológicas. Mendocinas que estudian y trabajan en el área sostienen que el estereotipo está vigente y se han propuesto derribarlo.
Florencia Rosas señaló que es la única mujer en el aula -estudia Programación en la UTN- y los otros 19 alumnos son varones. Si bien resalta que sus compañeros siempre han sido buena onda con ella, considera que muchas mujeres necesitan apoyo moral para animarse a estudiar una carrera que es conocida como “de hombres” y que, después de ese “primer empujoncito”, se largan.
De ahí que le atrajera el modelo de Django Girls, un taller de programación pensado para chicas, cuando lo conoció en 2015, en el marco de un encuentro de interesados en la tecnología. Con otras personas decidieron ofrecer en Mendoza estas capacitaciones gratuitas -una franquicia de las creadas en Polonia- y la próxima, la décima, será en octubre. De los primeros encuentros participaron unas 5 mujeres y de los últimos alrededor de 50.
"Creemos que el sector IT tendrá grandes beneficios al insertar más mujeres en la tecnología. Buscamos promover la comunicación entre géneros. Queremos darte la oportunidad de aprender cómo se programa y que te conviertas en una programadora" es la invitación en la web djangogirls.org/mendoza. Los talleres son gratuitos y los interesados pueden inscribirse en mendoza@djangogirls.org
Aymará Samudio, quien también es organizadora de Django Girls Mendoza, explicó que la idea de estas capacitaciones es empoderar a las mujeres, de modo que comprendan que "no importa lo que hayamos escuchado, tenemos la capacidad de dedicarnos a lo que queramos". Y si bien agradece que sus padres le hicieron entender esto, indicó que en muchas chicas prevalece la idea de que no tienen la capacidad intelectual para estudiar programación.
A esto se suma que en la facultad hay una mayoría de hombres. Cuando Samudio empezó tenía 5 compañeras y ahora ninguna. Y estima que en parte tiene que ver con que las reuniones de estudio son de noche y con cerveza, algo que no resulta amigable para la mayoría de las chicas, con lo que van perdiendo el sostén de la comunidad. Ella creó, además, otra capacitación denominada Greendemia Academy, que es virtual, de cuatro meses de duración y que permite a las alumnas -aunque también se acepta a varones- que empiezan desde cero convertirse en programadoras web. Aymará destacó que la actividad permite complementar el mundo laboral y el de cuidado de los hijos, que en muchos casos recae en las mujeres.
Melina Masnatta, de la organización sin fines de lucro Chicas en Tecnología (de Buenos Aires), resaltó que en los últimos 20 años ha disminuido el número de mujeres en las áreas de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemática, y que esto se debe a una serie de factores. Desde que el mercado de los juguetes empieza a separar desde muy temprana edad las tareas correspondientes a cada género; pasando porque los videojuegos están pensados para varones, por lo que ellos tienen más experiencia desde pequeños; y hasta por el hecho de que las jóvenes tienen que escuchar, cuando evalúan opciones de estudio, "eso no es para vos".
También tienen su impacto la difusión mediática de figuras como Bill Gates y Steve Jobs, lo que favorece que, al pensar en alguien que programa, se venga a la mente un hombre. Esto funciona como un doble filtro para carreras que ya de por sí son consideradas, por todos, como "difíciles".
Masnatta señaló que sí es cierto que las mujeres son más propensas a retraerse cuando alguien las desestima o trata mal en el mundo laboral, mientras el hombre suele tomarlo como un desafío. Estimó que puede influir que ellos tienen el ejercicio de los videojuegos en los que al Game Over (se terminó el juego) le sigue la invitación a Play Again (jugar de nuevo).
Chicas en Tecnología ofrece actividades gratuitas para jóvenes de 13 a 16 años, para favorecer una construcción de identidad alejada de los estereotipos. Y no sólo para que elijan con mayor libertad qué quieren estudiar, sino para que aprendan a programar y resolver problemas de la comunidad, como por ejemplo, a poder hacer donaciones en caso de inundaciones a través de celular o netbook.
Contra los estereotipos
Un ingeniero que trabajaba en Google planteó, en una comunicación interna, que la ausencia de diversidad en el sector tecnológico se debe a diferencias biológicas entre hombres y mujeres. De esta manera justificó que haya menos trabajadoras en la industria. Los directivos de la empresa lo despidieron por sostener estereotipos perjudiciales.
El trabajador sostenía que las aptitudes naturales de los hombres les llevan a inclinarse a ser programadores en Informática, mientras que las mujeres son más proclives “a los sentimientos y a la estética que a las ideas”, lo que las conduce a elegir carreras en los campos “social y artístico”.
El CEO de Google, Sundar Pichai, defendió el derecho de sus empleados a expresarse, pero resaltó que partes del escrito violentan el código de conducta de la empresa y refuerzan "estereotipos de género perjudiciales en nuestro lugar de trabajo".