Chango Spasiuk: “No me considero un embajador del chamamé”

Por primera vez, el músico se une a la Orquesta Filarmónica de Mendoza para presentar su obra “Tierra colorada en el Teatro Colón”. Un compilado de composiciones con arreglos orquestales, que trazan la tradición del nordeste y la música popular argentina.

Chango Spasiuk: “No me considero un embajador  del chamamé”

Su acento misionero es inconfundible a través del teléfono. En la cotidianidad del hogar, el Chango Spasiuk está atento a las travesuras de su hija, que por ahora, a sus 3 años, prefiere las muñecas antes que la guitarra, tiene muchas expectativas por el concierto que brindará esta noche, en el auditorio Bustelo.

Ahora el plan es diferente. Acostumbrado a venir con su banda, la propuesta que lo trae nuevamente a nuestra provincia es el concierto que compartirá junto a la Orquesta Filarmónica de Mendoza. El recorrido no es nuevo para él; luego de grabar el disco y DVD “Tierra colorada en el Teatro Colón”, tuvo la oportunidad de mostrar su música orquestada con diferentes agrupaciones de todo el país y esta noche, llegó el turno de Mendoza, con un concierto a beneficio de los niños del Hospital Notti (ver ficha).

“Es la primera vez que toco con la Orquesta Filarmónica de Mendoza, pero no es la primera vez que toco música orquestada. Es la música que grabé en el disco, en el Colón. Con arreglos de Popi Spatocco y el maestro Rafael Gintoli, como solista de violín. Es exactamente eso, pero con la orquesta de Mendoza y dirigiendo el maestro Gustavo Fontana.

De hecho me llamó él para hacer el concierto y le mandé las partituras y así comenzamos a trabajar. El concierto del sábado es un momento para disfrutar y conocer. Me parece maravilloso poder transcribir ese mundo a la música académica y encontrarnos, en el amor que tenemos”, afirma el acordeonista y compositor misionero, abanderado del chamamé.

Ese vigor, alegría y encanto del género litoraleño se traduce en un viaje sonoro exquisito, potenciado por las cuerdas de los violines, la percusión y la sutileza de la orquesta. En 2014, el material discográfico lo grabó en el gran teatro porteño junto al sexteto del maestro Rafael Gintoli, Popi Spatocco y el Ensamble Estación Buenos Aires.

Y esta noche repetirá la hazaña, junto a la orquesta mendocina. “Viajo con el percusionista Marcos Villalba, Juan Pablo Navarro en contrabajo y yo con el acordeón. Y nos ensamblamos a la orquesta de Mendoza, para tocar ese repertorio, que se llama ‘Suite del Nordeste’, que son una serie de composiciones mías, arregladas para orquesta de cuerdas y orquesta sinfónica”.

Chamamé con vuelo propio
Parado en la tradición litoraleña, el Chango Spasiuk sabe traducir  ese encanto con su oficio. A fuerza de corazonadas, el músico hijo de familia ucraniana, nacido en el corazón del nordeste argentino, se ganó un lugar en la escena folclórica y derribó creencias, de solo ver al género como un sonido alegre.

Relatos de inmigrantes, cruce de fronteras y razas, la geografía selvática y la tierra roja como testigo y partícipe de más de 200 años de historia, donde la música, es medio perfecto para unir el pasado y el presente, aportando una evolución en la música popular nacional.

-Esta traducción de tu música a la orquesta marca una nueva etapa en tu carrera.

-En mi manera de llevar la música, no es que hago esto y dejo de hacer lo anterior. Si no que son múltiples etapas que van en paralelo. Por momentos toco con mi banda, hago conciertos. Hace poco hice en Buenos Aires uno que se llamó “Chamamé tradición”. Van en simultáneo todas las etapas.

-Llevaste tu música a todo el mundo, ¿sentís que sos el representante del chamamé y gracias a tu trabajo se comprendió más al género?

-El problema para el chamamé, es que para muchos chamamecero yo soy un paria y no soy representante. Tampoco lo elijo. Pero indudablemente estoy parado en esa tradición. Artesanalmente trato de desarrollar mi trabajo y hacerlo responsablemente me lleva a hablar de ese mundo sonoro al que pertenezco. Después hay algunas personas que dicen el chamamé verdadero es otra cosa. Pero yo no me considero un embajador del chamamé.

Nadie me puede negar que conozco esa tradición, porque nací en ese lugar desarrollo mi propia búsqueda estética, que de alguna manera es un rostro más del chamamé y es un aporte, a la música popular argentina. Pero a veces, cuando entras en muchos detalles, hay quienes objetan lo que uno hace. Entonces elijo decir: “Lo que toco es mi música y mi música está parada en esta tradición”.

-Que merece ser reconocida...

-Merece ser reconocida, porque es una tradición llena de compositores y de ritmos para la cultura argentina. Yo trato de hablar y de incentivar a que se vuelquen al género. Y no nos quedemos con ese modismo de “el chamame es una música alegre”.

Es una mirada muy superficial, porque es un mundo sumamente complejo. Imagínense a los jesuitas tocando música barroca en la selva misionera. La población mestiza con Brasil, los criollos, el inmigrante que trajo el acordeón. Todos los oficios, las situaciones que han pasado en todos estos años en esa región. Es un complejo mundo, lleno de matices y que vale la pena prestarle atención.

-¿Cómo percibís el presente de la música popular argentina?

-Hay de todo, porque para crecer hay que tocar y para tocar hacen faltan los espacios. Y algunos espacios siguen manteniendo esa jerarquía, como una caja de resonancia donde se expresa una multiplicidad de voces. Y hay otros espacios que se ha degradado a gran nivel; espacios folclóricos en donde no se escucha folclore.

Espacios que cuando vivía Atahualpa tuvo que decir: “Disculpen, no me puedo imponer a los gritos”. Porque a nadie le interesaba oírlo. Hay una generación de músicos que tienen que convivir con esos dos espacios. Es necesario tener un circuito y todavía no hemos solidificado eso. Todo el tiempo estamos buscando donde desarrollar nuestra actividad.

Hay muchos jóvenes responsables y conocedores de su tradición. Y hay otros que están dispersos, porque hay una sociedad que te pide resultados inmediatos. Los medios que te dice que el éxito es que hagas algo, y veas el resultado de eso. Hoy no quieren trabajar en su búsqueda diez años, quieren en tres conseguir el disco, tener giras y demás. Entonces ese pedido de la sociedad es medio contradictorio. Se piden valores y por otro, te piden resultados inmediatos.

-La inmediatez no garantiza el éxito…

-Una persona exitosa es quien puede llevar su oficio adelante, más allá de los resultados. Profundizar en su oficio y ver la utilidad de eso para él y la sociedad. Pero la motivación es otra cosa; es la construcción sonora y la búsqueda que te lleve a lo que decía Atahualpa: “A la sombra que el corazón ansía”. Que te lleve a una antorcha y te ayude a ver esa luz en el camino. Todo lo demás es una consecuencia.

-El público también es cómplice de esos procesos

-Están los adultos que promueven esos valores, pero buscan resultados inmediatos. En las instituciones, viendo la cantidad de gente y no programando los contenidos a los que se accedemos. Hay que hablar y debatir sobre eso.

La ficha

Chango Spasiuk y la Orquesta Filarmónica de Mendoza
Día y hora:
hoy, a las 21
Lugar: Auditorio Ángel Bustelo (Peltier 611, Ciudad).
Entrada: Se canjean dos entradas por un juguete en buen estado para los niños del Hospital Notti. El mismo se podrá realizar de 9 a 13 y de 19.30 a 21.30, en el auditorio.

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