El juez penal Sebastián Cadelago dijo a medios de San Luis que Lucas Gómez dejó tres cartas antes de quitarse la vida en el penal máxima seguridad de Pampa de las Salinas, dirigidas a su mujer Carina y a sus hijos
Gómez era monitoreado por una cámara de seguridad, por lo que se inició una investigación para determinar responsabilidades entre el personal penitenciario.
“Gómez usó un cable de red, de esos de internet unido al cordón del jogging que tenía puesto. Creemos que el cable lo cortó de la instalación de un teléfono que estaba ubicado en el pabellón, en el espacio común”, dijo Cadelago a San Luis 24.
Gómez tenía una Biblia, sobre la que dejó los escritos.
"La carta a sus hijos es una carta de despedida y que los quería mucho. A su madre le pidió que los cuide y a su mujer le decía que él no había matado a Florencia, que la noche del hecho la encontró colgada en su habitación y que empezó a tomar y a consumir drogas y que tiró el cuerpo en otro lado porque pensó que le iban a echar la culpa", afirmó el juez
Gómez era el principal sospechoso de haber violado y asesinado a la niña mendocina Florencia Di Marco
En el marco de la causa, llevada adelante por la jueza Virginia Palacios, Gómez estaba procesado por "abuso sexual con acceso carnal, doblemente agravado" y "homicidio agravado criminis causa, por perpetrarse con alevosía y mediar circunstancias de violencia de género".
La magistrada luego detuvo y procesó a Carina Di Marco (32), madre de la víctima, ya que a su entender "se conocía abiertamente" que la niña "era abusada" y resultaba "inentendible que la madre no haya sabido" lo que sucedía.
Di Marco quedó acusada de "abuso sexual con acceso carnal agravado, por su calidad de progenitora, respecto de la víctima, por su condición de guardadora y por mediar la condición de convivencia preexistente".
La imputación la señala como partícipe necesario de los ataques a los que era sometida Florencia por parte de Gómez, quien estaba preso desde el 24 de marzo pasado, un día después del hallazgo del cuerpo de la víctima.
La jueza resaltó que la omisión de la madre de Florencia de actuar ante lo que le sucedía a su hija la convierte en partícipe del hecho y valoró las declaraciones de dos maestras de la Escuela Florencio Ameghino, a la que la niña asistía cuando la familia vivía en Palmira, Mendoza.
"Las docentes la convocaron a la madre a una reunión, para informarle de esto y ella respondió que su hija era una mentirosa", relató la jueza en una rueda de prensa tras procesar a la madre.