Capital endurece controles para ordenar el tránsito

Desde enero a la fecha se multó a cien propietarios de vehículos que autorizaron a “trapitos” a lavar su auto en la calle. La medida se suma a las contempladas en el Código de Convivencia.

Desde que el Código de Convivencia de Capital comenzó a ser aplicado luego de su aprobación a través de la ordenanza N° 3877 de 2014, el Municipio ha buscado establecer pautas de control y sanciones más duras en diferentes ámbitos del espacio público. Es que a partir de ahora, la comuna no sólo ha establecido multas para quienes corten las calles e impriman graffitis, sino que en coordinación con la Policía de Mendoza ha decidido prohibir el lavado de vehículos en la vía pública.

Esta última disposición se enmarca en otra más amplia, la Ley de Tránsito de la Provincia (N° 6082), a la cual la comuna ha adherido desde 1994, mediante la ordenanza N° 3207.

Según el subsecretario de Seguridad Ciudadana, Raúl Levrino, estas reglamentaciones se han sumado a las inquietudes vecinales para sancionar con multas de 800 pesos a los dueños de los coches que sean lavados en la calle.

De acuerdo a las estimaciones de la comuna, entre 70 y cien personas se dedican a esta actividad de manera irregular, ya que no están inscriptas en el marco del Programa de inclusión social de Estacionamiento Medido que integra a unos 300 cuidacoches. Los hombres y mujeres incluidos en este plan están identificados con su respectivos chalecos y obleas.

“En el caso de que no cumplan y accedan a lavar un auto son apercibidos en una primera instancia y sancionados o quitados del programa si incurren en la falta”, remarcó Levrino y aclaró que en el caso de los tarjeteros está prohibido que laven autos por dos motivos: evitar inconvenientes en la fluidez del tránsito vehicular y desalentar la competencia desleal con los lavaderos.

“Con estas medidas apuntamos al ordenamiento vial; a preservar el espacio público en función de los pedidos de los vecinos de diferentes sectores con los que nos vamos reuniendo”, dijo el funcionario y especificó que una zona muy comprometida con estas actividades es el barrio Bombal.

Allí, destacó Levrino, la falta de control había llegado a hacer colapsar el tránsito y de hecho, este sector de la ciudad se estaba asemejando a una “playa de estacionamiento”. Por esto fue necesario aplicar otras medidas tendientes a ordenar el tránsito. Entre ellas, demarcar los espacios en las calles e instalar ochavas para evitar que los conductores estacionen en cualquier sector.

Desde enero de este año hasta la fecha, Capital ya aplicó cien multas a los propietarios de vehículos que autorizaron su lavado en la vía pública. Los apercibimientos también recaen sobre quien realice la actividad.

“Trabajamos con nuestras facultades y en coordinación con la Policía para identificar a la persona”, dijo Levrino. Cuando la policía los lleva son trasladados a una comisaría a fin de conocer sus antecedentes, indicaron desde el Ministerio de Seguridad de la Provincia.

Levrino puntualizó que otras medias para aplicar el código vigente tienen que ver, por ejemplo, con intensificar los controles de alcoholemia en calle Arístides Villanueva y sancionar a quienes generen ruidos molestos en las inmediaciones del Parque Central. Por lo general, aclaró, los propietarios de motos son quienes incurren con más asiduidad en esta falta. “Si bien el Código rige de igual manera para toda la ciudad, cada zona tiene una problemática específica a controlar”, aclaró el funcionario.

Quejas de "trapitos" por ganar menos plata

Desde el punto de vista de quienes se dedican desde hace años a cuidar los autos en la ciudad, la prohibición de lavar los vehículos establecida por el Municipio es cuando menos, arbitraria.

“Me perjudica mucho, porque de ese modo yo ganaba unos 300 pesos extra que me servían para pagar el alquiler y comprar comida, entre otros tantos gastos diarios. Yo trabajo con respeto y la gente que estaciona todos los días acá lo sabe”, se quejó Andrés (38), quien se dedica desde hace veinte años a la actividad en calle Garibaldi.

Roque (28) argumentó que en su caso la medida es vivida como una discriminación. “Nosotros estamos trabajando y de buena fe. No molestamos a nadie”, dijo el joven. Alejandro (50), por su parte, detalló que la medida lo perjudicó.

“Ahora la gente ya no nos pide que le lavemos el auto por miedo a las multas, siendo que en realidad me he sabido ganar el respeto y cariño de muchas personas en esta zona”, dijo este hombre, padre de nueve hijos.

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