Caída en el valor adquisitivo de los sueldos

Fuerte es la preocupación de diferentes sectores de la población respecto del alcance de sus salarios.

Las expectativas de los mendocinos respecto de las condiciones socioeconómicas propias, de la provincia y el país, están dominadas en gran medida por el escepticismo y la preocupación, según lo revela la  encuesta ya difundida de 1.200 casos que la consultora Reale Dalla Torre procesó para Los Andes.

Es lo que se observa del listado de problemas que la gente contestó y que a su juicio afectan con mayor fuerza a Mendoza, ya que cuando a los entrevistados se les pidió que mencionaran las tres situaciones más difíciles a las que se deben enfrentar a diario, los ítems que afloraron son: inseguridad (90,83%), inflación (56,38%) y desempleo (46,04%). En tanto, mantienen su preponderancia las dos variables derivadas de políticas económicas como la inflación (cuyos índices son el escenario principal de los contrapuntos entre el Gobierno y la oposición) y el desempleo (cuya irrupción entre las dificultades es un fenómeno cada vez más recurrente).

En la percepción general, la preocupación por el empleo mantiene su importancia por las dificultades en acceder a él que tienen ciertos sectores de la población y el temor a perderlo en otras.

En el mismo cuadro, también logran consideración algunas demandas “clásicas” como la educación (23,60%) y la salud (17,68%); pero también otras más de tipo emergente o representativas de la época, como son los sueldos bajos (15,76%), la falta de vivienda (14,18%), la corrupción (9,92%), el trabajo en negro (7,26%) y el narcotráfico (6,76%), entre otros.

Al consultarse sobre “cuáles son los principales problemas” de Mendoza que afectan estrictamente al consultado, los encuestados volvieron a mencionar a la inseguridad y la inflación en primero y segundo lugares (87%,49% y 70,56%, respectivamente), pero aquí creció fuertemente la preocupación por el poder adquisitivo y el mantenimiento del empleo.

Al concentrarnos en el poder adquisitivo del dinero que dispone el mendocino para enfrentar las necesidades diarias y mensuales, es fácil deducir que ha caído significativamente. Una de las maneras que tiene el ciudadano común para vivenciar esta realidad es confrontar que con $ 100 ya no se hace gran cosa. Y el ejemplo clásico de compulsa es la visita al supermercado, donde hacen falta $ 300 o $ 400 para canjear por un pedido medianamente surtido de mercaderías básicas del hogar.

Éste y otros son comentarios que se escuchan en la calle de quienes comparan la actual capacidad de compra del clásico billete con la que poseía hace unos cuantos años el de $ 10. Es que el papel de mayor denominación en el país perdió bastante de su valor desde que fuera lanzado al mercado, allá en 1992, producto del avance de los precios al consumidor, principalmente de esta última década.

Por eso en la consulta que hemos venido analizando en el último mes, en  términos estrictamente personales, al poner en valor su situación económica, los consultados admitieron mayoritariamente las dificultades para hacer frente a sus necesidades familiares con la devaluación constante de sus ingresos. De ese grupo, 54,30% aseguró que sus haberes “apenas alcanzan” y  23,35% confesó que directamente “no alcanzan para nada”. Sólo 23,35% aseguró disfrutar de una situación más holgada al asegurar que lo que gana “le alcanza sin dificultades”.

Un hecho que marcan los especialistas es que Mendoza tiene una de las Canastas Básicas Alimentarias (CBA) más altas del país y, a su vez, las remuneraciones más bajas del ranking nacional.

De cara a 2015, y siempre con atención a las expectativas de la situación económica, los consultados no revelaron que sintieran que las cosas mejorarían: 72,32% se mostraron “pesimistas”. Por el contrario, los “optimistas” alcanzaron a 24,43% y apenas un 3,25% no arriesgó pronóstico alguno.

Lo cierto es que estancamiento económico, pesimismo social y temor por el empleo, no son buenos síntomas. 
Además, no sólo los sindicatos opositores denuncian que las jubilaciones y los sueldos sufren un fuerte deterioro de su poder de compra.

Sectores gremiales cercanos al Gobierno central han manifestado que la aceleración de los precios generó una caída del poder adquisitivo de las jubilaciones del 7,4%. Considerando el incremento de 17,2% obtenido por la clase pasiva y con una inflación calculada para los próximos meses del 1,5% mensuales, en términos reales, el haber jubilatorio descendería 6% en este año.

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA