La turbulencia en Brasil hace temblar a los mercados. La bolsa de San Pablo arrancó ayer en baja, igual que el real, como reacción a la decisión de la Corte Suprema de llevar a foja cero el proceso de impeachment contra la presidenta, Dilma Rousseff, y mientras los medios daban por hecho una eventual salida del ministro de Hacienda, Joaquim Levy, que se confirmó a última hora.
La Bolsa de San Pablo abrió en fuerte baja, con una caída de 1,78% en su principal indicador, el índice Bovespa, que se situaba en 44.454 puntos. Luego siguió la tendencia decreciente y la caída llegó a 2,2%, a 44.265 puntos.
En el mercado de cambio, en tanto, el dólar se apreciaba 0,82% frente al real y se negociada a 3,91 reales para la venta. Luego mermó a 0,15% y 3,899 reales.
En ese contexto, la presidenta Dilma Rousseff reemplazó al ministro Levy, un fiscal conservador nombrado hace poco más de un año, con un aliado cercano, el ministro de Planeación Nelson Barbosa.
El cambio llega en medio de la peor recesión en 25 años de Brasil, en momentos en que un escándalo de corrupción y una crisis política que se expanden cada vez más obstaculizan los esfuerzos de recuperación.
"Manos de tijera"
Mientras tanto, el ministro de Hacienda, Joaquim Levy, apodado "Manos de Tijera" por sus planes de ajuste, había hablado ayer en una rueda de prensa en tono de despedida, pero se negaba una y otra vez a confirmar o desmentir esas versiones.
Pese a resistir la presión de los periodistas, Levy habló sobre su gestión en el Ministerio de Hacienda siempre en pasado y confesó que siente una cierta "decepción" por la "falta de respaldo", tanto del Gobierno como del Parlamento, a algunas medidas que propuso para ajustar las cuentas públicas y racionalizar el gasto.
"Faltó respaldo para algunas propuestas fiscales y tributarias. No vi a ninguno de los partidos políticos apoyar muchas medidas que habrían mejorado la eficiencia de la gestión económica", declaró.
No obstante, valoró que muchas de las iniciativas planteadas en el marco de un duro ajuste fiscal destinado a corregir una serie de desequilibrios en las cuentas públicas fueron aceptadas, aunque no dejó de precisar que para ello tuvo que vencer resistencias, incluso dentro del propio Gobierno.
