Buscan reactivar el proceso de paz palestino-israelí

Un enviado especial de Trump se reunió con Netanyahu y hoy va a Ramala para hablar con Abbas.

Buscan reactivar el proceso de paz palestino-israelí

El enviado especial de la Administración Trump para promover el proceso de paz entre israelíes y palestinos, Jason Greenblatt, llegó ayer a Israel con el objetivo de reunirse con las partes implicadas y estudiar sus posiciones de partida para poder retomar eventualmente las negociaciones.Tras aterrizar en el aeropuerto de Tel Aviv, Greenblatt se desplazó a Jerusalén para reunirse con el Primer Ministro Benjamin Netanyahu.

El premier israelí lo recibió con palabras de esperanza, consciente de las credenciales israelófilas de su invitado, que apoya abiertamente la colonización judía de Cisjordania y Jerusalén Oriental.

“Creo que vamos a hacer grandes cosas juntos”, señaló Netanyahu antes de que diera comienzo el encuentro.

La visita de Greenblatt pretende reactivar las negociaciones, empresa en la que la Administración Obama fracasó por partida doble. Primero con Hillary Clinton al frente del Departamento de Estado entre 2009 y 2010, y luego con John Kerry entre 2013 y 2014. En ambas ocasiones las conversaciones de paz llegaron a un punto de estancamiento.

Hoy tiene previsto desplazarse a Ramala para entrevistarse con el Presidente de la Autoridad Nacional Palestina Mahmoud Abbas, al que, Trump invitó recientemente a visitar la Casa Blanca.

Días atrás, Abbas recibió una llamada telefónica por parte del estadounidense, ante quien insistió en la necesidad de avanzar en la solución de dos Estados, exigencia que repitió la semana pasada ante una delegación de judíos reformistas. Sin embargo, Trump ha asegurado no decantarse ni por esa opción ni por la del Estado binacional, sino por apoyar aquella que acuerden las partes en negociaciones directas.

Algunos analistas políticos locales especulan ahora sobre la posibilidad de que Trump -que tiene fama de ser un buen negociador en el sector privado- sea capaz de lograr aquello que su predecesor persiguió, pero no consiguió. Para ello el Presidente podría hacer uso de su entendimiento personal con Netanyahu (quien no tenía química alguna con Obama), pero tendría que ganarse previamente la confianza de los palestinos, que lo perciben como abogado de los intereses de Israel.

De similar manera ven a Greenblatt, amigo personal del polémico embajador de EEUU en Israel, el ultraconservador David Friedman.

Ambos firmaron una declaración conjunta en vísperas de las últimas elecciones en EEUU en la que se comprometieron explícitamente a “reconocer a Jerusalén como capital eterna e indivisible del Estado judío”, así como a que “la Administración Trump traslade la embajada a Jerusalén”.

Alarmado por la intención de Trump y de su embajador Friedman -quien hasta hace poco gestionaba la Asociación de amigos americanos de Beit El, dedicada a la recaudación de fondos para financiar la colonización- de trasladar la legación diplomática norteamericana, Abbás buscó el apoyo de varios dirigentes árabes. Tanto el Rey Abdalá II de Jordania como el Rey Mohamed VI de Marruecos acudieron en su ayuda.

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