Bruxismo: durmiendo con el enemigo

Lo sufre una de cada cinco personas. Es perjudicial y no solo para los dientes. Qué podemos hacer.

Los dientes sólo deberían juntarse al comer. Deberían. Pero la realidad es que una de cada dos personas bruxa cada tanto y una de cada cinco regularmente. Algunas lo hacen de noche, otras de día. El fenómeno se conoce como bruxismo y afecta a la mandíbula mucho más que masticar.

Los odontólogos señalan que la presión puede ser de hasta 600 kilos por centímetro cuadrado o más. Esto es perjudicial, y no sólo para los dientes.

Quien apreta muy fuerte las mandíbulas no sólo lima colmillos e incisivos, sino que vuelve lisas las superficies de masticado. Esto hace que se pierdan partecitas de los dientes y también su forma original. Una de las consecuencias es que se vuelven más sensibles al frío y al calor. A veces también se ven afectados rellenos y coronas. En el peor de los casos, se pueden perder dientes enteros.

En algunas ocasiones el bruxismo va desapareciendo solo. Muchos niños dejan de hacerlo después de algunos meses y, por lo general, va cediendo con los años. Pero si se bruxa durante un periodo prolongado de tiempo, lo mejor es que el odontólogo recete una placa para colocar en los dientes por la noche y minimizar el daño. Esta barrera de oclusión protege a los dientes repartiendo la presión que se produce al apretar o rechinar. Además, evita que se sigan desgastando.

La placa se confecciona siguiendo la forma natural de los dientes. Si bien al principio puede resultar algo molesta, por lo general después de un par de días los pacientes se acostumbran por completo a ella.

Las personas que bruxan de noche suelen advertirlo cuando se despiertan al otro día: entre el 20 y el 30 por ciento de los pacientes siente dolor y la mandíbula endurecida. El dolor se puede trasladar a la nuca y provocar dolor de cabeza.

Un buen fisioterapeuta puede ayudar a aliviar los síntomas masajeando, movilizando y estirando la musculatura de masticado. También se puede apelar a remedios caseros, como envolver la zona de la mandíbula con un paño húmedo y tibio. Luego, se puede masajear la musculatura de masticado con los pulgares mediante movimientos suaves. También sirve bostezar, ya que relaja las mandíbulas.

Sin embargo, todo esto ayuda a combatir los síntomas, pero no la causa, que suele ser lisa y llanamente el estrés. A través de la mordida, el cuerpo busca liberar tensiones. Por eso, una buena forma de atacar el problema es tratar de descubrir qué causa el estrés y buscar formas de "ventilarlo" más sanas, como técnicas de relajación o ayuda profesional con un psicólogo.

Los primeros síntomas de la dolencia

Las consecuencias observadas en las personas que sufren de bruxismo son: dolor facial, hipertrofia de los músculos masticadores, desgaste anormal de los dientes, daños en las estructuras que rodean los dientes “hueso, ligamento periodontal”, con su posterior perdida.

Rechinar de dientes durante el sueño.

Fuerte tensión muscular en las mandíbulas, que puede provocar dolor en las mismas mandíbulas o en el oído.

Puede producirse también una anormal alineación de los dientes.

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