El Senado de Brasil destituyó hoy de forma definitiva a la presidenta Dilma Rousseff, suspendida ya del cargo desde mayo, con una contundente mayoría de más de dos tercios en una votación que puso fin a un controvertido juicio político.
Un total de 61 senadores contra 20 votaron a favor del "impeachment" de Rousseff tras cinco años y medio en el poder, en el final de un proceso que acaba con más de 13 años de Gobierno del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT) en la principal economía de América Latina.
El vicepresidente, el líder conservador Michel Temer, jefe de Estado interino desde la suspensión de Rousseff el 12 de mayo, asume tras el "impeachment" oficialmente la presidencia hasta las elecciones de 2018.
Rousseff fue destituida por acusaciones de que su Gobierno cometió irregularidades al emplear trucos contables para esconder el verdadero déficit fiscal.
La Cámara alta debía votar luego por separado sobre una moción para inhabilitar a la mandataria, de 68 años, para ejercer cargos públicos durante los próximos ocho años.
El juicio político contra Rousseff es polémico, ya que las llamadas "ruedas fiscales" por las que se la destituyó ya habían sido empleadas por otros Gobiernos en Brasil. La presidenta no está hasta ahora acusada por corrupción.
Rousseff acusa a la oposición de fraguar un "golpe de Estado" para sacarla del poder y califica a a Temer de "traidor" y "usurpador" después de que éste abandonara la coalición de Gobierno en marzo para apoyar el proceso de "impeachment".
El sonado juicio político contra la presidenta empezó hace casi nueve meses, cuando la Cámara de de Diputados aceptó a trámite las denuncias contra Rousseff, el segundo jefe de Estado brasileño en ser destituido tras Fernando Collor de Mello en 1992.
El proceso contra la líder de izquierdas está enmarcado en varios escándalos de corrupción que salpican prácticamente a toda la clase política del país.
La caída de Rousseff supone también la llegada al poder de un Gobierno conservador al mando de Temer, que reducirá previsiblemente los costosos programas sociales impulsados por el PT para intentar reactivar la maltrecha economía brasileña. El político católico de 75 años es muy impopular en las calles.
Además de la crisis institucional, el quinto país más grande del mundo está sumido desde hace meses en una fuerte recesión. El Producto Interno Bruto (PIB) de la primera economía de la región se contraerá en un 3,3 por ciento este año, según las previsiones.