Australia: juzgan a cura por abusar de 100 niños

Francis Ridsdale es uno de los 5 sacerdotes que violaron a menores entre 1976 y 1980. Ya confesó su culpabilidad en 12 casos, pero habría muchos más.

El cura Gerald Francis Ridsdale, acusado de violar a niños en Ballarat, Australia, es uno de al menos cinco pederastas ordenados sacerdotes que coincidieron a fines de los años ’70 en desempeñarse en la diócesis del hoy célebre cardenal George Pell (el número tres del Vaticano), mientras se sucedían los abusos a menores.

Ambos, Ridsdale y Pell, hoy están en juicio por presuntos abusos sexuales a menores de edad cuando eran sacerdote en la ciudad de Ballarat entre 1976 y 1980.

Ridsalde ya está preso por abusos anteriores y la justicia sospecha que sus víctimas son más de 100. Y ostenta el repugnante puesto de ser el peor cura pederasta de Australia.

Pell fue relevado por Francisco de sus cargos en el Vaticano para enfrentar actualmente el juicio en Australia.

En el marco de estos juicios a curas pedófilos, trascendieron en las páginas de los diarios locales las aberraciones que Ridsdale cometió con sus víctimas.

El propio Ridsdale “confesó” su barbaridad ante la Corte del condado de Victoria, ante la cual admitió que el abuso era “parte de la obra de Dios”.

Ridsdale se declaró culpable de los delitos sexuales contra al menos 12 niños, uno de ellos de apenas 6 años.

En una ocasión, según el relato de la fiscalía citado por el Daily Telegraph, en 1974 un papá despertó a su hija de 10 años y la llevó a la iglesia en Ballarat donde Ridsdale la abusó.

“El papá la llevó hasta el confesionario y la dejó allí. Luego Ridsdale la llevó al altar y le quitó la ropa, la acostó y después la atacó”, dijo el fissal Jeremy McWilliams.

“Ridsdale le dijo a la niña: Jesús murió por nuestros pecados para que nosotros pudiéramos ser perdonados y si yo confieso este pecado podré ser perdonado... Luego la besó en la mejilla”.

Según McWilliam, en otra ocasión Ridsdale le dijo a un nene de 9 años, un monaguillo, “Dios perdonará todos tus pecados” mientras lo violaba.

Luego, cuando el chico comenzó a llorar, le ordenó que rezara por su perdón.

“También le dijo que si alguna vez le contaba a alguien, Dios castigaría a su familia”, agregó el fiscal.

Otros chicos advirtieron al niño que no se quedara a solas con Ridsdale, pero entonces no entendió de qué hablaban hasta que fue abusado.

“Estoy en el año 36 de una sentencia por un crimen que no cometí”, le dijo la víctima a la Corte esta semana. “Mi condena es de por vida”.

La jueza Irene Lawson, conmovida, le dijo que como niño de 9 años que era no fue responsable de lo que ocurrió.

Ridsdale usó su posición como párroco para hacerse amigo de los chicos y sus devotas familias católicas en los pueblos de Victoria occidental. A sus víctimas les decía: “Este es nuestro pequeño secreto”.

El fiscal McWilliams también relató que Ridsdale dijo a un niño: “No le digas mamá y papá, sino tu papá se puede morir”.

Ridsdale se declaró culpable de 23 cargos, en su mayoría ataques indecentes con violación, por el abuso de once varones y una nena, entre 1962 y 1988. El cura, de 83 años, ya había sido condenado por el asalto sexual a otros 53 chicos. Pero se cree que el número de víctimas supera el centenar.

Pell, el religioso de más alto rango sospechado

Hace años que la sombra de los abusos venía extendiéndose sobre la hoja de vida del cardenal australiano George Pell. Pese a eso ingresó a la Curia Romana (la cúpula de la Iglesia Católica en el Vaticano), en febrero de 2014, cuando el Papa Francisco lo nombró como el primer prefecto de la Secretaría de Economía de la Santa Sede, con el encargo especial de sanear y ordenar las finanzas vaticanas.

Pero todo se complicó hace poco para el cardenal, al ser acusado por la policía de su país de abusos sexuales que habrían ocurrido en la década de los ’70. Así, Pell se convirtió en el religioso católico de más alto rango que enfrenta una investigación de este tipo.

Los abusos sexuales contra menores en Australia entre 1950 y 2010 fueron investigados por una comisión que concluyó que un 7% de los sacerdotes habían sido señalados por actos de pedofilia, sin que ninguno haya sido blanco de una investigación.

Y documentó 4.444 presuntos casos de abusos sexuales contra menores cometidos por religiosos. Incluso en algunas diócesis, el 15% de los sacerdotes que pasaron por ahí fueron considerados sospechosos de abusos.

Fue en buena parte de ese período que George Pell, hoy de 76 años, desarrolló su labor pastoral en Australia. El religioso fue ordenado sacerdote en 1966, nació en Ballarat, en el estado de Victoria, en junio de 1941.

Agencias

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