Armando López Grienti: “Hay que ser contundentes en el juicio histórico”

Se ceba un mate en su casa, mientras lee el tomo II de "La decadencia de Occidente", de Oswald Spengler. Junto a éste, sobre la mesa, la portada de su libro más reciente arroja una gráfica tan evidente como inquietante: el enfrentamiento entre el águila y el dragón. Con estos símbolos en pugna, el historiador Armando López Grienti ilustra su cuatro libro: "EEUU-China. La próxima guerra ¿La última?".

Un mate más y López nos introduce en la apasionante historia política del siglo XXI. Primero, habría que desplegar un mapa - el de los cuatro bloques hegemónicos: Estados Unidos, la Unión Eropea, Rusia y China- para comprender su certeza de una tremenda confrontación que se aproxima.

Claro que Estados Unidos (el imperio dominante) y China (la potencia desafiante), mantienen una feroz competencia económicamente desde hace al menos tres décadas. Pero la factibilidad de una guera, sostiene el autor, es real. Y será distinta a todas.

- ¿Cuándo y por qué empezaste a vislumbrar que escribirías sobre esta próxima guerra?

- El enfrentamiento inminente de ambas potencias se viene comentando en los círculos pertinentes hace más de una década, pero desde que el gobierno chino comenzó a relajar el tema de los controles demográficos, sobre todo en el 2014 y 2015, el tema se aceleró. Los chinos no necesitan más gente, pues se cree que tienen más que la cifra oficial, 1.361 millones.

Entonces, ¿para qué querrían más población? La sospecha es que la requieren para la guerra. En un enfrentamiento convencional, sin armas nucleares, ese hecho les daría una ventaja a priori sobre los Estados Unidos", explica.

- ¿Cuánto tiempo te llevó la investigación? ¿Cuáles fueron los hallazgos fundamentales en este proceso?

-  Me llevó casi dos años. El hallazgo fundamental fue, en principio, confirmar que existe actualmente una especie de guerra subterránea con Estados Unidos en todo el mundo, especialmente en África, Latinoamérica, Asia, Oceanía y la Antártida. El caso escasamente divulgado de la construcción del canal de Nicaragua, es un ejemplo claro de eso.

Estados Unidos se opone fuertemente a la construcción, que afectaría sus intereses económicos y geo políticos en Centroamérica. Sin embargo, los chinos avanzan con la obra, hasta hoy. Además, China está en Siria desde hace un año, con barcos y aviones de guerra, apoyando a Rusia.

- ¿Cómo explicarías (para principiantes) las causas de esta guerra?

- Es simple. Son los dos bloques industriales capitalistas más potentes. Ambos chocan en sus intereses comerciales y si bien en algunos aspectos se complementan, no pueden coexistir juntos por mucho tiempo. Es una situación un tanto similar a la de Roma y Cártago en la Edad Antigua. Una perecerá, o quedará como apéndice de la otra.

- ¿Y cuáles serán las consecuencias, especialmente para Latinoamérica?

- Las consecuencias son sombrías e impredecibles, por la existencia de armas nucleares. Latinoamérica, aunque suene frío, se podría favorecer en caso de neutralidad. Lo cual es poco posible, pues está sembrada de bases militares yanquis; los chinos solo tienen una en Neuquén, aparentemente.

- Dentro de lo que se puede desencadenar, ¿cuál es el escenario esperable?

- El menos peor. Sería un acuerdo de élites de ambas potencias y reparto de zonas bajo cuerda. Sólo guerras a través de terceros, el riesgo es que se salgan de cauce, como hoy en Siria. El peor escenario es una hecatombe nuclear mundial.

- Como historiador, ¿con qué corriente histórica te sentís más cercano?

- Con ninguna, pero tomo como principales elementos dinámicos de la Historia a los factores económicos, las relaciones de producción, la lucha de clases, las contradicciones de intereses; eso que Milcíades Peña (marxista de verdad) llamaba "fuerzas centrífugas y fuerzas centrípetas".

Ésta estaría ligada a la corriente del materialismo histórico. Pero no lo interpreto como dogma. La idiosincrasia de los pueblos, el azar, los personalismos, también cuentan.

Por ejemplo: el paso de la Francia cuasi medieval y estamental a la república burguesa se hubiese dado de todas maneras, pues el proceso de industrialización, las nuevas fuerzas productivas ya estaban en escena; aunque distinto hubiese sido el devenir de Francia sin una personalidad como Napoleón.

- La contratapa de tu libro advierte que no creés en la imparcialidad histórica. ¿Cuál es tu perspectiva, entonces?

- La subjetividad está siempre en el lector y en el historiador, por ende eso de la imparcialidad histórica, a veces es una pantalla para no tomar partido, una comodidad, una tibieza. Otros lo adornan con retórica liviana y mesurada.

Por ejemplo, si un historiador escribe: "Hitler fue un político y militar alemán que se excedió en la represión interna a grupos étnicos, sexuales, religiosos e ideológicos minoritarios" suena imparcial y mesurado, pero yo como lector puedo inferir que el que escribe eso es un filo nazi solapado. Igual pasaría con Stalin, en teoría de otra ideología.

En estos casos, creo yo que hay que ser contundentes en el juicio histórico. Por ende mi perspectiva es que hay que dar la mayor información bibliográfica y documental posible, pero sin ocultar la impronta ideológica y/o filosófica propia.

Armando López Grienti nació en Mendoza y se graduó como Licenciado en Historia en la Facultad de Filosofìa y Letras de la UNCuyo. Escribió "Los bufones de Menem" (Editorial Dunken, 2000); "América en la Piel" (Aguirre, 2004); "Godoy Cruz Antonio Tomba, 25 años brillantes, 1989-2014".

Hacia el final de "EEUU-CHINA", el autor reflexiona: "¿seremos capaces los latinoamericanos de resistir cualquier invasión militar imperial? Chinos, yanquis, rusos, europeos o mercenarios de ocasión. Esta guerra será muy diferente a cualquier otra".

Estados Unidos-China, la próxima guerra. ¿La última? Armando López Grienti