En el momento en que el avión donde viajaba Ricardo (32) la semana pasada se disponía a iniciar el descenso en la zona del Aeroparque Jorge Newbery (Buenos Aires), este mendocino observó como un haz de luz se colaba por la ventanilla de la aeronave. No una, sino dos veces. "Fueron en dos momentos distintos, en dos lugares diferentes", resumió en un reporte enviado a través del grupo de Facebook Mendocinos en Alerta.
Un día después, en la misma maniobra aunque ya llegando al aeropuerto mendocino -en sobrevuelo por la zona de Guaymallén-, el mismo Ricardo se percató de una situación idéntica.
Pasando en limpio: en 2 vuelos con apenas un día de diferencia, el joven mendocino fue tres veces testigo presencial de un chiste que por más inocente que parezca, poco tiene de humor y mucho de riesgoso. Se trata de aquellos episodios en que quienes viven en las inmediaciones de los aeropuertos apuntan con punteros láseres a los aviones que han iniciado el descenso.
"Es una distracción que puede producir un caos, ya que la luz puede meterse en los ojos del piloto, molestar y derivar en una mala maniobra. Si el avión está alto, no pasa nada. Pero si justo entra en la cabina cuando está aterrizando, puede ocasionar una catástrofe", resumió el piloto Christian Tsallis al respecto.
“Es algo que pasa a nivel mundial, y que es reportado por los pilotos cuando son molestados por los láseres. La mayor cantidad de reportes se dan en la fase de aproximación de aterrizaje, y que coinciden en Mendoza con las zonas de Maipú, Guaymallén y Las Heras (y las viviendas allí ubicadas). Hay reportes de este tipo todos los años y, haciendo un promedio a groso modo, al menos 2 veces al año en los vuelos que llegan a Mendoza”, resumió el jefe de Aeropuerto Mendoza de la Asociación Nacional de Aviación Civil (ANAC), Alejandro
Barrionuevo, quien destacó que acarrea un peligro para la aviación ante la posibilidad que haya encandilamiento en la cabina.
En el país este tipo de episodios están penados por el Código Penal (teniendo en cuenta que se pone en riesgo la seguridad de un vuelo) y apenas el piloto da reporte de la novedad, se da aviso al 911 y a la Policía Aeronáutica. Y ellos están facultados para presentarse en el domicilio del “bromista” (en caso de identificarlo).
A principios de mes, los pilotos de tres vuelos comerciales que se encontraban haciendo la maniobra de aproximación al Aeropuerto de Málaga en horas de la noche se quejaron por el uso de un puntero láser que los estaba deslumbrando, y la Guardia Civil española inició una investigación por los hechos. En Europa las multas llegan hasta 600.000 euros, mientras que en Estados Unidos la pena contempla la posibilidad de prisión al considerarlo un atentado.
Nada gracioso
Hace 9 días en Estados Unidos, un hombre que se encontraba en un parque de California junto a su esposa y sus dos hijos no tuvo mejor idea para salir del aburrimiento que direccionar su puntero láser hacia un helicóptero que sobrevolaba la zona. Eran las 20:30 y muy probablemente Gustavo Valencia López (38) no haya sabido en qué se estaba metiendo, ni tampoco haya advertido que la mencionada aeronave pertenecía a la policía del condado de Orange. Mucho menos probable es que haya sabido que ese simple acto constituía un delito.
El piloto del helicóptero dio aviso a la unidad policial más cercana y en apenas unos minutos un grupo de efectivos abordó a Valencia López y lo requisaron. Si bien en el primer control no hallaron nada, minutos después encontraron el puntero láser enterrado en el mismo punto donde le había apuntado al helicóptero. El hombre fue arrestado en el acto y las próximas semanas comenzará el juicio.
"En Aeroparque también ha ocurrido, más teniendo en cuenta que hay más urbanización en la zona de despegue y aterrizaje", dijo el piloto mendocino Christian Tsallis.
Desde la ANAC también advierten que se trata de una situación que, si bien se extiende por apenas unos segundos, pueden ser fatales. Y por eso es que se reporta a la torre de control y se trata de dar aviso a la policía en el acto, quizás con la intención de identificar a los “bromistas”.
“Es muy común verlo en la cancha, donde lo usan para molestar y encandilar a los jugadores, cuando uno va a patear o un arquero quiere atajar. El tema es que acá no hay un gol en juego, sino miles de vidas y la posibilidad de una catástrofe”, sintetizó Barrionuevo, quien resaltó que en reiteradas oportunidades han ideado campañas para desalentar el mal uso de los láseres.
Poco en Mendoza
Las versiones locales de estos hechos no son muy comunes. O si lo son, afortunadamente las oportunidades en que el rayo llega u obstruye el campo de visión del piloto son mínimas.
Según destacaron algunos trabajadores del sector aeronáutico, es en Guaymallén donde con mayor frecuencia se registra el punto de procedencia de estas “bromas” -sobre todo en las inmediaciones del Shopping-, ya que es el momento del trayecto en que el avión inicia el descenso.
"Hace 7 años que empezamos a tener muchos reportes sobre molestias con el láser, y hace 2 años se puso 'de moda'. El tema es que la aproximación final es la parte más crítica del aterrizaje, y esa distracción puede desconcentrarlos", resumió un experimentado trabajador del área de inspecciones.
Por su parte, el ex piloto comercial Carlos Herrman indicó que estos episodios no han sido ni son muy comunes en el país. “En Aeroparque, por ejemplo, el lugar de aproximación se encuentra alejado de las casas o edificios. Y si alguien quiere molestar, debería ser demasiado preciso en la puntería”, destacó el especialista que trabajó durante tres décadas en distintas líneas aéreas.
Qué daño puede producir el láser en la vista
El oftalmólogo Sergio Figueroa indicó que -direccionados a los ojos- los punteros láseres pueden producir un daño irreversible en la mácula (membrana fina y delgada que protege el centro de la visión).
“Las imágenes llegan a la retina luego de atravesar la córnea, el cristalino y el humor vítreo. El centro de la visión está cubierto por la mácula, y es bastante delicada. Esto es lo que se afecta en la gente grande y se va perdiendo la visión central. También está la visión periférica, que es lo que permite ver hacia los costados”, resumió Figueroa, indicando que lo que puede dañarse con los láseres es la visión central.
“Durante los días del eclipse en Estados Unidos se recomendó a la gente usar filtros (lentes), porque se emite una radiación de alta frecuencia y eso afecta a la mácula. Los punteros vienen a actuar de la misma manera, con radiaciones de alta frecuencia que pueden dañar la mácula. Por eso está prohibido apuntar a los ojos, ya que el rayo puede ingresar al ojo y causar una lesión”.
El especialista resaltó que dicha membrana es sagrada y que precisamente por esto es que se recomienda no mirar eclipses sin protección y no apuntar láseres a los ojos, entre otras cosas.
Mendocinos en Alerta
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